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-Ya ves, no tanto como a ti -dijo pícaramente, guiñándome un ojo y luego alejándose.

Me puse el sujetador y luego comencé a abrocharme la blusa, me giré para estar más segura de que si alguien entrara, no me viera nada, y fue cuando pude ver cómo había quedado la penosa cocina.

Cuando termine con la camisa comencé a recoger lo que pude y colocarlo sobre la mesa, podría decir que intentaba hacer una receta imposible si Harry entraba a la cocina, pensé, mientras miraba que incluso harina estaba esparcida por el suelo, pero cuando descubrí que el cristal estallado era nada más y nada menos que el bote de mermelada, me mordí el labio por el fuego que recorría mi cuerpo y mirando que nadie viniese, metí un dedo en la mermelada y me lleve a la boca.

Estaba sabrosa, era como pipas, si comía no podía parar. Entonces volví a meter el dedo en lo que quedaba del tarro, pero antes de que me llevase a la boca, él apareció como un ángel, como un sueño y saboreó mi dedo con descaro.

-Mi madre tiene sed y no podía dejarla venir -.

-¿Por eso me lames el dedo? -pregunté, mientras me sacudía la harina de las manos, mientras él me daba la espalda y buscaba agua en la nevera.

-Vaya mujer que tengo, la egoísta que no comparte con su marido ni un poco de mermelada -.

-¿Perdona? -dije cruzándome de brazos, él se dio la vuelta con el vaso y la jarra en la mano, se acercó a mí y beso mi frente.

-Te quiero -.

-Si claro -dije sin mirarle.

-¿Te enfadaste? -negué sin mirarlo.- Dios... por eso me case contigo, es como ser joven, tenga la edad que tenga -.

-¿Me estás llamando niña? -dije como si no fuera.

Él se acercó besando mis labios, a lo que no me pude negar.

-La niña de mis ojos, solo mía, siempre ha sido mía y siempre lo será, mi amor -dijo con dulzura, luego se esfumó de la cocina.

Eran las palabras más hermosas que me había dicho algún chico...

Desde aquel día Hero y yo habíamos estado algo distanciados, su madre llegó con la noticia de que Maia había dado a luz y Hero pasaba más rato ayudando a su hermano Titan, y en parte era bueno que no estuviera en casa, pero en la mayoría llegaba cansado y eso no me gustaba.

Yo quería estar con él y solo me tocaba estar con Harry preparando las comidas diarias y yendo al hospital para visitar a Maia. Lo peor era que todos empezaban a recordar y yo me quedaba en silencio intentando evadir el tema.

Esta mañana Hero no se había levantado temprano como de costumbre, lo dejé descansar, estaba dispuesta a levantarme pero algo me lo impidió.

-¿A dónde vas? -preguntó Hero con voz adormilada, tirando de mi mano, impidiendo que saliera de la cama.

-A prepararme para cuando venga tu madre -.

-No vendrá -.

Cuidado con lo que deseas || Hero Fiennes TiffinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora