ᵁⁿᵃ ᵂᵉᵃˢˡᵉʸ ᴰⁱᶠᵉʳᵉⁿᵗᵉ

Capitulo 04

Snape los puso en parejas para que mezclarán una poción sencilla para curar forúnculos. Se paseó con su larga capa negra, observando como pesaban ortiga seca y aplastaban colmillos de serpiente, criticando a tod el mundo salvo a Malfoy, que parecía gustarle. En el preciso momento en que estaban diciéndoles a todos que mirarán la perfección con que Malfoy había cocido a fuego lento sus babosas con cuernos, unas nubes de humo verde y ácido y un fuente silbido llenaron las mazmorra. En segundos, toda la clase estaba subida a sus taburetes.

Daphne y Marie se encaminaron hacia la sala común, por suerte no estaba tan lejos por lo cual por el camino no podían hablar mucho. Nada más entrar a la sala común el frío se calaba por los huesos de ambas mujeres, se sentaron en el sillón en frente de la chimenea.

–¿Te has enterado del duelo de Malfoy y Potter? Se dice que weasley le va a ayudar -menciono un Slytherin.

Ambas chicas se miraron y prestaron atención a la convención.

–Ojalá draco le gané a Potter -dijo otro chico.

–¿Y que weasley va a ayudarle? Si lo único que hace es seguirle los pasos a Potter, todos los weasley son iguales, unos pobres que para llenar su vacía vida tienen más hijos, encima todo tienen cosas de segunda mano -dijo Marcus Flint.

–Perdona que me meta, pero los weasley no están vacío, aunque no tengamos dinero tenemos algo que vosotros no tenéis, mientras vosotros estabais practicando para cuando vuestros padres quieran haceros mortifagos, nosotros hemos estado llenos de amor, que aunque nos falte el dinero nunca nos ha faltado el amor. Así que antes de hablar de mi familia, mirad la vuestra. -Marie no pudo aguantar más y saltó, ambos chicos la miraban con asco mientras Daphne la miraba con admiración.

Cuando terminó agarro la mano de Daphne y salieron de la sala común. Se encaminaron hacia las escaleras, por la lejanía vieron a los gemelos haciendo una broma a lee. Subieron las escaleras y caminaron hasta los exteriores del castillo.

–Las clases de vuelo empiezan el jueves, será aparte de pociones la última clase que compartiremos con gryffindor -menciono Daphne mirando el horario.

–Lo que me faltaba, otra clase con Ronald -refunfuño Marie mientras arrancaba el césped.

–¿Alguna vez volaste? -preguntó.

–Si, papa siempre me llevaba a jugar al Quidditch, por lo cual se volar -respondió Marie mientras dejaba salir una sonrisa- era la mejor parte del día, cuando llegaba papá de trabajar venía a mi cuarto, me quitaba el castigo que me ponía mamá y nos íbamos.

–A mi me metieron a clases, querían tenerme todo el tiempo afuera de casa -dijo Daphne.

El jueves por la mañana mientras desayunaban la lechuza de los weasley dejo una carta a cada hijo llegando por último a Marie, antes de leerla desayuno un trozo de pastel de zanahoria. Cuando terminó el trozo no dudó en agarrar otro trozo. Cuando estuvo apunto de meterse el trozo en la boca Malfoy se sentó en frente de ellas dos.

–Malfoy, ¿Qué quieres? -dijo Daphne mientras miraba al chico del pelo rubio.

–¿De ti? Nada, quiero hablar con weasley -dijo Draco mientras miraba mal a Daphne.

–¿A mi? ¿A pasado algo? -pregunté confusa mientras bebía un poco de zumo de calabaza.

–Me enteré lo que pasó el otro día en la sala común, como Marcus Flint se metió con tu familia y saltaste -dijo tranquilo.

–Lo que me faltaba, que se sepa eso -suspire mientras jugaba con la trenza que llevaba ese día.

–Que yo sepa solo lo saben nuestra casa, pero eso puede ser solo un momento, pero bueno, a lo que venía- se acomodó en su asiento- me pareció bueno que defendieras a tu familia, yo fuera hecho lo mismo.

–¿A si? -pregunté y el chico asintió con la cabeza- ¿estás bien? Digo el primer día ni siquiera me hablabas y desde pociones te has acercado.

–¿Pasa algo? Me caes bien y ya, no hace falta que me pase algo para acercarme a ti -dijo con tranquilidad.

Aquella tarde, a las tres y media, los Slytherin ya estaban esperando, a la derecha de estos últimos estaban veinte escobas cuidadosamente alineadas en el suelo. En las vacaciones de Navidad del año pasado Fred y George se quejaron de las escobas del colegio, diciendo que algunas comenzaba a vibrar si uno volaba muy alto, o que siempre volaban ligeramente torcidas hacia la izquierda.

La profesora hooch tenía el pelo corto y canoso, los ojos amarillos como los de un halcón.

-bueno, ¿A qué estáis esperando? -bramó- cada uno al lado de una escoba. Vamos, rápido.

–Extended la mano derecha sobre la escoba -les indicó la profesora hooch- y decid «arriba»

–¡arriba!- gritaron todos.

Solo las escobas de algunos saltó a sus manos, vio como la de Harry choco con sus manos. A Marie le costó un poco pero lo consiguió.

Luego, la profesora hooch les enseño como montarse en la escoba sin deslizarse hasta la punta, y recorrió la fila, corrigiéndoles la forma de sujetarla. Marie miro con odio cuando Harry y ron se alegraron muchísimo cuando la profesora dijo a Malfoy que lo había estado haciendo mal durante todos esos años.

-ahora, cuando haga sonar mi silbato, dais una fuerte patada- dijo la señora hooch- mantened las escobas firmes, elevaos un metro o dos y luego bajad inclinándoos suavemente. Preparados...tres..dos....

Neville empezó a volar antes de que sonara el silbato, el chico subía a la par que la profesora hooch le gritaba. Marie se acercó a Daphne mientras miraba atenta a todo. Cuando el cuerpo tocó el suelo la profesora no dudó en ir a verlo.

-no debéis moveros mientras llevo a esta chico a la enfermería. Dejad las escobas donde están o estaréis fuera de hogwarts más rápido de lo que tardéis en decir Quidditch. Vamos, hijo.

Cuando se fueron Malfoy, Daphne y Marie ya se estaban riéndose a carcajadas.

–¿Habéis visto la cara de ese gran zoquete?

Los otros Slytherin le hicieron coro.

–¡Cierra la boca, Malfoy! -dijo parvati patio en un tono cortante.

–¿Quién eres tú para mandar a callar a la gente? No es nuestra culpa que no tengáis sentido del humor -salto Marie dando un paso adelante- ¿Das la cara por longbottom?, Nunca pensé que podían gustarte los gorditos llorones, parvati.

–¡Mirad! -dijo Malfoy, agachándose y recogiendo algo de la hierba- es esa tontería que le mandó la abuela a longbottom.

–Dámela, Malfoy -dijo Harry, todos dejaron de hablar para observarlos.

Malfoy sonrió con malignidad.

*capitulo editado*