–¡HARRY, HARRY! DESPIERTA. OH MIERDA.Harry apenas medio abría los ojos con pereza. Pero cuando logró ver la cara de preocupación de su hermana y todo nublado, se levantó de inmediato.
–¡HARRY, LA CASA SE ESTÁ QUEMANDO. ¡SALGAMOS DE AQUÍ AHORA!
Harry de un golpe salió corriendo junto a su hermana de su habitación.
–¿¡Dónde está mamá!?
–¡Ya está abajo!
Eran las 4 am. Todos los vecinos salieron de sus casa a ver lo que estaba pasando.
Pasaron 10 minutos y los bomberos llegaron a apagar el fuego que había en su casa.
Sentía tanta impotencia, el no poder hacer nada, ver su casa destrozada en llamas, su madre y su hermana llorando desconsoladamente. En serio odiaba ese sentimiento.
Al voltear la mirada se percata que una mujer de tez un poco blanca con unos ojos azules y cabello cafe, se dirigía rápidamente hacia ellos con una cara de tristeza y preocupación.
–Anne, cariño lo siento muchísimo– dice aquella mujer
–Oh Jay, muchas gracias por venir– responde Anne mientras la abraza.
–Chicos ella es Jay, es mi amiga. Se mudó a tan sólo unas casas de aquí hace pocos días.
Harry y Gemma hacen una cara de aprecio ante la mujer.
Harry no recordaba haber visto a esa mujer antes. Su madre sin duda tenía muchas amigas pero esa mujer no la lograba distinguir.
(...)
Cuando los bomberos apagaron el fuego de la casa. Se pudo entrar. Anne no podía contener sus sollozos. Le llenaba de tristeza ver que por todo lo que lucho para conseguir durante años ahora estaba hecho ruinas.
–Anne, te puedes quedar en mi casa mientras la reconstruimos. Todo el barrio ayudará. No te preocupes– dice Jay su amiga.
–Oh Jay. Muchas gracias no tengo con que pagarte.
–Tranquila no tienes porqué pagarme cariño.
Jay se da la vuelta para mirar con una gran sonrisa a Harry y a Gemma.
–Chicos, ella es Jay. Nos conocimos hace un par de meses en el centro comercial. Es muy buena persona, nos ofreció quedaron en su casa mientras se arregla la de nosotros.
Harry y Gemma le lanzan una mirada sonriente de agradecimiento a Jay.
–Muchas gracias señora Jay– dice Harry.
–Tranquilo cariño, no hay de que.
(...)
Al llegar a la casa de Jay que tan sólo quedaba a una casas. Entraron, todo estaba apagado. Era un casa muy sencilla pero muy linda.
Jay los dirigió hacia el cuarto de huéspedes dónde habían 2 camas.
–Ponganse cómodos. Si tienen alguna incomodidad me avisan– dice Jay y se retirándose de la habitación.
(...)
Después de esa desagradable madrugada, Harry se levantó y de dió cuenta que ya eran las 10 am.
Esperó a que su hermana y su mamá se levantaran. Le daba mucha pena salir y más si tenía que hablar con las personas que estaban en la casa. En realidad lo hacía sentir muy incómodo.
Cuando Gemma y Anne ya estaban despiertas decidieron salir de la habitación para ir directo a la sala de comedor.
–Hola. ¿Cómo amanecieron?– dijo Jay.
