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No es que Valyria estuviera muy emocionada de estar apunto en mudarse aquel pueblo llamado Forks, ubicado en el Estado de Washington, más aún por el hecho de encontrarse en otro continente lejos de Noruega, pero no le quedaba de otra manera más que hacerlo; ya no había nadie que la cuidará en su país natal. Siendo esa la razón por la que precisamente en ese momento estaba apunto de aterrizar el vuelo en el aeropuerto de Port Angeles, después de haber hecho una primera parada en Nueva York para llegar hasta allí.
Un largo suspiro abandonó los labios de la adolescente cuando el avión por fin había tocado el suelo. Absolutamente ningún pasajero en ese vehículo aéreo se había estresado tanto en todo el viaje como ella, que ni siquiera pudo ni un solo segundos cerrar sus zafiros para descansar, por culpa de la terrible sensación en su pecho de inseguridad, haciéndole opresión cada minuto de aquellas dieciséis horas de trayecto.
Pero.. ¿Cómo no estar en aquel estado cuando sentía que en cualquier momento sus poderes se volverían locos?...
Aunque realmente tratase de controlarse al máximo siempre había algo que se le escapaba de las manos, como el hecho de que intento comer un sandwinchpara desayunar esa mañana y justo después de ser entregado por la azafata su pedido, accidentalmente cuando trato de limpiarse la boca con la servilleta, está se encendió sin que ella supiera como paso, solo alcanzo a reaccionar para lanzarla al vaso con agua que tenía... ¡Gracias a Odin!, aquello paso antes de que la mayoría de los tripulantes despertará en eso incluidos sus padres.
Una verdadera desgracia para ella o en dado caso ¿buena suerte?...
Valyria fue una de las primeras en bajarse del transporte aéreo, por alguna razón deseaba llegar a su nuevo "hogar" , desempacar el poco equipaje que había logrado traer por el momento y sobretodo encerrarse en la que fuera su habitación hasta el día siguiente o el otro, dado que era viernes hasta ahora.
Sin embargo, ni siquiera se percato que sus padres se habían quedado atrás para sellar los pasaportes, estaba tan pérdida entre sus pensamientos que por un momento ella dudo si haberse mudado era lo correcto o no, y si realmente quería poseer aquellas habilidades "místicas antiguas" , su abuela le había dicho constantemente que era especial, pero siempre lo tomo como algo natural en las abuelas decirle esa clase de cosas a sus nietos, aunque en su lance si era figurativo; nunca creyó que fuera tan singular, o en dado caso ser una sangre de dragón.
¡Oh, su nana!, la extrañaba con todo su corazón y aunque solo han sido cinco días de su partida, ese dolor en su pecho jamás le sanaría.
―Valyria―una voz femenina le llamo.
La de cabellos blancos como la nieve se detuvo en seco, para de esta manera girar sobre sus talones al escuchar la mención de su madre unos metros atrás, algo que de verdad odiaba era el hecho de que ahora su audición fuera mucho más sensible, puesto que el lugar era completamente ruidoso en todos los aspectos y eso le estaba poniendo con los bellos de punta si seguía allí.
