IV. Dez

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Capítulo cuatro
Destino
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Cuando el miedo aparece, debemos ser fuertes y afrontarlo, aunque nos cueste la vida en ello

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Cuando el miedo aparece, debemos ser fuertes y afrontarlo, aunque nos cueste la vida en ello...

Los preciosos ojos azules de Valyria detallaban con suma curiosidad cada uno de los rincones de aquel instituto, donde iniciaría esta nueva etapa de su vida; una que está tomando un rumbo sumamente diferente a lo que soñó.

Ella estaba sumamente nerviosa a tal punto en que las palmas de su manos emanaban un ligero pero constante calor, como si aquel dragón deseará salir de su interior.

Tragó saliva lentamente, para de esta manera comenzar a caminar a la puerta del instituto Forks, sabiendo que las miradas entrometidos de los demás estudiantes caían como balas en su ser, casi como si le causará un gran enigma la llegada de la nórdica.

No obstante, sus sensores de alarma se activaron, todo a causa de unos inquietantes ojos dorados que la observaban desde el fondo del pasillo. Ella lo supo de inmediato, ese era el hombre que la vigilaba en el aeropuerto con aquella particular chica de cabello corto.

Valyria dió un paso preparada para acercarse al chico de cabello oscuro como la misma noche.

—Hola, me llamo Eric—una voz masculina le hablo desde atrás.

Ella dió un leve brinco en su lugar de la impresión, para voltear a mirar al chico asiático que le acababa de hablar.

—¿Hola?—saludo dudosa la de cabello blanco, ocultando sus manos que involuntariamente emanaron pequeñas chispas.

La sangre de dragón se había asustado, pero aún así dirigió de nuevo su mirada al lugar en donde hace un momento atrás vio al pelinegro misterioso, para darse cuenta que ya no estaba.

—¿Buscas a alguien?—le pregunto el chico con intriga.

Valyria frunció el ceño al notar lo entrometido que era el recién conocido, por lo que decidió negar con la cabeza como si nada para no levantar sospecha de lo acabado de suceder en sus manos.

—Me entregaron esto para ti, al formar parte del comité de bienvenida.—habló el chico en un tono animado.—Es mi responsabilidad darte el horario de clase porque hoy no vino la señora encargada—añadió, haciendo una leve mueca.

Ella sonrió tímida para subir con mucho cuidado su mano derecha hasta la altura del pecho de él para tomar la hoja doblada que le está entregando.

—¡Woow, eres fanática de los dragones!—exclamó el asiático al notar el collar colgado en el cuello de la chica.

Valyria de manera inconsciente llevo su mano a su collar, ese que le había regalado su abuela y que ahora tenía mucho sentido porque era el amuleto protector de un "Sangre de dragón".

𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 ― 𝓔𝓶𝓶𝓮𝓽𝓽 𝓒𝓾𝓵𝓵𝓮𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora