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Prólogo
Sangre de dragón
—————————El fuego vibrante de la chimenea abrazaba de manera acogedora la sala del hogar Haraldsen, era una fría noche de invierno en Noruega, por lo tanto golpeaba con vigor al pequeño pueblo de Reine.
Algunas cuantas canas adornaba el cabello negro de la mayor de los Haraldsen, la cual, estaba en ese momento sentada en una mecedora de madera caoba, su cuerpo estaba cubierto por una manta sedosa de color roja con diseños bordados a manos, haciendo una perfecta combinación con su pálida piel, su atuendo era con aquel toque típico de la región, constaba de un Bunad; una larga falda de color negra con detalles en forma de flores rosadas oscuras, una camisa blanca de cuello alto con largas mangas, teniendo justo encima de esta, un chaleco del mismo tono que el adorno floral.
Ella entre sus manos cargaba un libro de cubierta desgastada azul marino, sobre la pasta se alzaba en un leve relieve una singular figura de un dragón con sus anchas alas extendidas, tal cual, como una bestia apunto de atacar.
―Aquellos que desean convertirse en emperador y encender el fuego del dragón son sin duda Sangre de Dragón, la prueba está en que llevan el amuleto y enciendan los fuegos―el misterio se oyó en cada oración que escapó de los labios de la mujer.― ¿Pero cuál será el motivo que les permitió hacer tales cosas, será el hecho de ser Sangre de Dragón?, o ¿Fue la señal de la bendición de Akatosh que descendía sobre ellos? ―agregó con intriga, a la vez que, despejó por un momento la mirada azulada de las páginas un tanto amarillentas del libro.
Los zafiros de la mujer se encontraron con unos más pequeños que brillaban de la curiosidad.
―Todo lo que podemos decir es que se trata de ambas cosas, y de ninguna... Un misterio divino.―concluyó en un hilo de voz la mayor, dejando consigo un silencio reinar por toda la habitación.
Justo allí, frente a ella estaba sentada en flor de loto, sobre una alfombra verde.
Una pequeña niña de tan solo tres años.
Sus pequeñas cuencas azules se iluminaron, irradiando una inocencia curiosa, su cabello albino caía como una pequeña naciente sobre sus hombros; vestida con un atuendo abrigado, debido a la baja temperatura, esta costaba de un pijama de dos piezas color azul claro, un pantalón de algodón y una camisa con un estampado de unicornio en todo el centro.
La infante inclinó su cuerpo hacía adelante, apoyando las manos sobre sus piernas observando entretenida a la abuela.
La señora Aila, sonrió marcando unas pequeñas arrugas a cada costado de sus ojos, ella está tan conmovida al ver el estado de su única nieta, aunque siempre le contará la misma historia, la pequeña estaría una y otra vez intrigada.
La mujer cerro el libro de un movimiento de sus manos, para colocarlo sobre la mesita de madera a un costado de ella.
—Dovahkiin, Dovahkiin naal ok zin los vahriin, wahdein vokul mahfaeraak ast vaal, ahrk fin norok paal graan fodnust vok zin dro zaan—comenzó a cantar la dama dejando salir una cálida melodía que se transformó en canción.
La niña junto sus manos dando un pequeño aplauso de la emoción al escuchar la hermosa melodía en tonada por la mujer.
Era su favorita.
—Dovahkiin fah hin kogaan mu draal, Huzrah nu kul do od wah aan bok lingrah vod, ahrk fin tey—la mujer mayor apoyo con firmeza sus rodillas sin dejar de cantar para ponerse de pie.
La ojiazul mayor se acercó a pasos moderados hasta quedar en frente de su nieta, ella se inclinó su cuerpo hacía adelante para colocar suavemente sus manos bajo las axilas de la pequeña y de esta manera poder levantarla del suelo, acunando su chiquita fisionomía en su regazo, sin dejar de cantar.
La infante tomó entre sus pequeñas manos el amuleto particular que colgado en el cuello de la señora, este costaba de una silueta de un dragón, con ambas alas en punta como un marco que en su interior se denotaba el cuerpo como tal de la criatura mitológica, un par de ámbar preciosas eran el par de ojos del dragón, todo estaba forjado en plata imperial, dando aquél toque antiguo.
— Boziik fun do fin gein!, wo lost fron wah ney dov ahrk fin rey liik do jul—en un hilo de voz cantó la mujer, al ver a la niña bostezar.
Una dulce risa por lo bajo se escapó de los labios de la abuela, después de terminar aquella canción, comenzó a mecerle entre sus brazos, mientras que tarareo la simple melodía muy bajito para poder dormirle como tal.
Valyria lucha con mantener sus párpados abiertos, ella se estaba negando a caer en los brazos de Balder, aún deseaba escuchar otra historia más de su abuela.
—Buenas noches, mi pequeña, Valyria—susurró la abuela, ya conociendo de antemano como terminaría su pequeña nieta.
Fue lo último que captaron los tímpanos de Valyria como si estuvieran hablándole a la lejanía. Ella inevitablemente cayó rendida por el sueño.
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Hola, mis dulzuras.
Aquí les traigo el prólogo de este nuevo Fanfic.
¿Qué tal le pareció?
¿les gusto?👀
Escribir este capítulo me hizo recordar a mi abuelita, ella siempre me contaba historia cuando pequeña.PD: el dejaré el vídeo subtítulo al español en la parte de arriba para que puedan comprender la canción que está escrita en nórdico antiguo.
Cuídense mucho mis amores.
Besos 😘😘😘
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𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 ― 𝓔𝓶𝓶𝓮𝓽𝓽 𝓒𝓾𝓵𝓵𝓮𝓷
Fanfiction❝Dicen que los dragones realmente nunca mueren. No importa cuántas veces los matan.❞ [Twilight Fanfiction] [Emmett x Oc] [Prohibida la copia de la historia] Copyright all rights reserved. © 2020/2021 AngelusMarine2905