Capítulo siete: Me lasceresti solo?

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La sala no era el lugar más idóneo para un niño, había una ventana rota la cual habían tapado con cinta y nada más. Todo era de tonos cafés o grisáceos, pero no podía decir que estuviera sucia, de hecho, estaba impecable.

En la pequeña mesa había cuatro niños sentados desayunando, uno de ellas era una hermosa niña de cabello hasta la cintura. El tal LuHan dejó al bebé más pequeño sobre una manta en el suelo para acercarle a una silla.

—Por favor, tome asiento, terminaré con los niños y lo atenderé. –comentó éste tomando el cepillo para comenzar a peinar los largos cabellos de su hija en dos coletas.

—Tómese su tiempo, soy yo quien llegó en mal momento. –exclamó con sinceridad, nunca podría olvidar las atareadas mañanas con su hijo, era una carrera contra reloj.

Los niños estaban desayunando arroz con verduras y salchichitas en forma de pulpo, sus uniformes planchados y limpios, ya estaban bien peinados y de vez en cuando le daban miradas curiosas, pero alejaban su rostro cada vez que los descubría, trato de sonreírles, solo que ellos eran demasiado tímidos.

Los niños acabaron más pronto de lo esperado. LuHan le entregó a cada uno sus mochilas y loncheras, no parecían ser de la mejor calidad o ya estaban viejas, pero el olor que provenía de esa comida era maravilloso.

—Ya está listo, váyanse antes de que lleguen tarde, recuerden irse tomados de las manos. –musitó LuHan despidiéndolos en la puerta.

—Adiós, papi. –exclamó la nena después de abrasar y besuquear a su padre con insistencia, debía tener unos siete años.

—Papito, te amo. –exclamó el que había hablado cuando estaban en la puerta, parecía tener cinco años o algo así, debía ir a la guardería o algo porque usaba un delantal con animalitos en vez del uniforme escolar. Luhan besó su mejilla dulcemente.

El mayor, de unos diez años lo abrazó con mucha fuerza. Con cada muestra de amor su corazón se rompía un poco mas. Extrañaba tanto los besos de su hijo, sus abrazos, su risa y su voz, ya habían pasado tantos meses que a veces olvidaba cómo era tenerlo en sus brazos. En sus sueños nunca podía acercarse lo suficiente como para abrazarlo o percibir su olor, dio por sentado el amor de su bebé y ahora le hacía tanta falta. Había perdido una parte de sí mismo, una parte de su ser se marchó con su hijo y esa era la alegría.

Las lágrimas cayeron, pesadas y amargas. LuHan lo notó e inmediatamente le tendió un pañuelo.

No hubo necesidad de palabras, ambos entendían lo que estaban sintiendo, era una conexión tan especial, tan extraña. Solo los padres que habían pasado por lo mismo podían comprenderlo, era tan irreal que podía convertir completos extraños en buenos amigos y los mejores amantes en desconocidos, no había puntos medios.

LuHan le tendió un café y un par de galletas, se sintió culpable de hacerlo trabajar cuando su bebé había comenzado a exigir ser tomado en brazos. Era una cosita tan linda, muy parecida a su padre, todos sus hijos eran sin duda muy hermosos.

—Lamento no tener nada más para ofrecerte. –dijo LuHan tomando asiento frente a él con el bebé sentado en su regazo quien estaba comiendo un dulce de arroz.

—No te preocupes, yo me siento mal por llegar sin avisar, ni siquiera me he presentado, soy Byun BaekHyun de Park. –exclamó poniéndose de pie para hacerle una leve reverencia.

—Un gusto. –ante el silencio LuHan continuó, —¿Hay algo en que pueda ayudarte? –preguntó éste.

No pudo evitar en seco, no sabía bien qué decir, pero eligió hablar con sinceridad, ya había roto la esfera de la privacidad de Luhan, al menos debía hacer lo mismo. Rebuscó en su teléfono hasta encontrar una foto donde su hijo aparecía sonriente, cargando un juguete nuevo que le habían comprado en navidad, era su foto favorita últimamente.

Non Ti Lascerò |ChanBaek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora