Capítulo once: Anche se vuoi, non sei solo.

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Sinceramente había llegado a su máximo y su cuerpo lo estaba resintiendo terriblemente. Por eso ahora estaba durmiendo todo lo que no durmió en un año y comiendo aún más. Su esposo, seguramente aún preocupado por su salud lo cuidó lindamente, alimentándolo bien y dejándolo dormir cuanto quisiera.

Pero ese bebé era como si hubiera estado esperando que supieran de él para dejarse ver porque en una semana su vientre se hinchó de manera sorprendente y por si no fuera poco, su pecho se lleno de tal cantidad descomunal de leche, ni siquiera con SuJin le había pasado algo así, por eso terminó en la ducha, llorando ante la idea de un bebé mientras se exprimía el pecho con la intención de sacar todo el liquido posible.

Era horrible tener que ocultar ese gran secreto, se sentía como un mentiroso cuando no había dicho nada, mientras su esposo era completamente ajeno a lo que estaba sufriendo y esperaba se mantuviera así.

—Baek ¿quieres arroz para desayunar o pancakes? –preguntó su esposo entrando sin anunciarse.

Tuvo que enmudecerse de golpe para que ChanYeol no escuchara sus sollozos, pero aún la voz le sonaba algo titubeante.

—Pancakes. –respondió con esa molesta voz nasal que proviene después del llanto.

—¿Qué sucede? Suenas mal. –comentó su esposo como si ya no lo supiera.

—Nada, es que aún tengo un poco de sueño, pero ya voy por eso así que apresúrate. –rehuyó del tema, era la mejor forma, si su esposo se ponía a indagar le sacaría la verdad en un segundo.

Cuando salió de la ducha se puso una enorme sudadera que lograba ocultar su vientre, era una de las pocas formas de lograr disimular lo que estaba escondiendo.

Su esposo había puesto la mesa en el balcón, deliciosos pancakes con fruta picada, por fin estaba sintiendo reales deseos de comer esas cosas, antes comía por inercia, pero ahora realmente ansiaba el sabor y los bocados.

ChanYeol besó sus labios antes de invitarlo a sentarse. La mañana estaba fría, pero algunos rayos de sol los iluminaban directamente. El sabor de la comida era maravilloso y el mocoso hizo saber su inclinación por los pancakes con miel cuando le propinó una patada desde el interior, recién ahora se estaba manifestando directamente y no dejaba de ser incómodo.

ChanYeol comió poco para la cantidad que un hombre de su estatura debía comer y antes que nada sacó un cigarrillo para encenderlo. El humo le sentó pésimo junto a la culpabilidad, ansiaba fumar, pero ya le había hecho demasiado daño al bebé que se gestaba en su vientre con ese vicio, incluso si no lo quería reconocía lo horrible de sus acciones.

—¿Podrías apagar el cigarrillo? –preguntó a su esposo, quien sin entender nada solo lo apagó en el cenicero.

—¿Qué pasa? –su esposo empezó con sus cuestionamientos y aquello le inquietaba.

—Me duele la cabeza y el olor solo lo hace peor. –mintió, pero fue lo suficientemente creíble porque su esposo acarició su cabello y no hizo amago de encender otro.

Mientras su esposo trabajaba se dio el trabajo de buscar ropa para ese bebé, solo le quedaban tres meses para dar a luz y no contaba ni con un mísero pañal, cuando antes en esa misma fecha con SuJin ya tenían todo. Escondió la ropita en un lugar especial dentro de su armario donde ChanYeol no lo encontraría y día tras día llenaba su almanaque de cosas, principalmente de color amarillo porque aún no concretaba la cita para saber el sexo del bebé.

Cuando programó aquellas citas fue solo, no quería lidiar con ChanYeol, pero tampoco se atrevía a buscar un doctor completamente nuevo por lo que fue con el mismo que dio a luz a SuJin. Su doctor estaba emocionado por sacar a dos hermanos de distintos años, pero ya no era tan detallado con las explicaciones puesto que no era su primer bebé.

Non Ti Lascerò |ChanBaek|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora