Introducción

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Después de la guerra en la que los mellizos Potter terminaron vencedores, dando fin al reinado del terror de Voldemort, ellos y sus amigos quisieron alejarse por un tiempo, Harry más que todos se sentía culpable por la muerte de tantas personas, muchas de ellas jóvenes valientes que pelearon contra los mortífagos. Cuando la batalla acabó y vieron el cuerpo de Fred Weasley tendido en el piso... muerto, tomaron una decisión: entre ellos siete (porque Draco se había hecho su amigo después de la guerra, lo que causó muchas quejas por parte de Ron y muchos sonrojos por parte de su hermana pequeña) se irían por un año a Estados Unidos, vivirían en un pueblo lluvioso en el estado de Washington, donde la población era completamente muggle. Sanarían sus heridas y luego volverían al mundo mágico, donde carreras prometedoras esperaban a cada uno de ellos.

Dos meses después de la batalla los siete chicos dieron la noticia de que se irían, eso rompió una ves más el corazón de la señora Weasley, pero ella entendía sus razones, así que los ayudó a prepararse con la condición de mantener contacto con la familia.

El padre de Luna y la madre de Draco fueron difíciles de convencer, pero al final se dieron cuenta, a regañadientes que sus hijos solo les informaban lo que harían, no les pedían permiso.

Su última noche en la madriguera pasó entre risas, comida, recuerdos, llanto y balbuceos por parte de Teddy, que se encontraba ahí junto con su abuela Andrómeda.

Al día siguiente ya todos los baúles estaban listos, esperando guardados en la estancia de La Madriguera. Los chicos se habían levantado a eso de las 5:30 de la mañana, pues querían desconectar del mundo mágico lo antes posible, así que tomarían un vuelo directo a Seattle, ahí, unos autos de la MACUSA los recogerían y los llevarían a su nueva casa, que les fue otorgada por el Ministerio Británico de Magia, junto con vehículos muggles y la autorización de uso libre de la magia para Ginny y Luna, que aún no cumplían los diecisiete. Así mismo, obtuvieron papeles muggles con registros de estudio y todos esos datos que iban a necesitar.

Cuando llegaron al aeropuerto de Londres, pudieron ver, con gran sorpresa que habían magos ahí y no unos pocos, muchos magos fuera del lugar, parecían esperar algo ya que miraban para todas partes, inquietos. Cuando bajaron del auto en el que habían llegado, se armó un revuelo, los guardias del aeropuerto estaban confundidos, pensaron que tal vez esas extrañas personas estaban ahí por una celebridad de la que ellos no estaban enterados, así que también estiraban el cuello tratando de ver mejor, pero lo único que pudieron divisar fue a siete jóvenes con extraños baúles siendo rodeados por decenas de esas raras personas. Viéndose incómodos por la atención, las preguntas, los agradecimientos y las bendiciones, los siete chicos se abrieron paso hacia el interior del aeropuerto, donde los pasajeros también se habían levantado para ver la causa del revuelo en la parte de afuera. Con gran dificultad lograron llegar a la puerta de entrada del avión, en la que las azafatas hablaban distraídas mientras esperaban que pasaran otros cinco minutos para poder abordar el avión. Llegaron a sus asientos de primera clase y esperaron a que el avión despegara, mientras lo hacían, Harry se fijó en que tanto los Weasley, como Luna y Draco estaban entre nerviosos y maravillados, mirando todo y agarrándose fuertemente a la silla, como si consideraran ese medio de transporte muggle muy poco fiable.

Despegando, Harry, Jennifer y Hermione no pudieron evitar reírse de la cara de terror que ponían sus amigos, que tenían los ojos cerrados y las manos blancas de la fuerza que ponían al agarrar el asiento. Cuando ya eso hubo pasado, los que se habían criado al estilo muggle ayudaron al resto a relajarse, Harry les ayudó a Ginny y a Ron y Hermione a Luna y Draco, Jenifer se había quedado dormida. Draco se había quedado maravillado cuando entre Harry y Hermione le habían puesto la película de "Pitch Perfect", diciendo que los muggles habían resultado ser unos genios. Luna escuchaba música y Ron comía y jugaba juegos de azar en su pantallita del asiento, Ginny miraba una película animada que resultó ser muy cómica. 

Expecto Patronum: Espero un protector.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora