Al salir de la escuela las chicas le contaron el plan a los chicos, que se montaron todos juntos en el mismo auto, alejándose de ahí con Harry al volante; ellas se quedaron ahí unos minutos más hablando sobre la declaración de la nueva pareja. Al frente del deportivo de lujo estaba el auto de Jessica Stanley, una chica rubia que era más falsa que la seriedad de George Weasley o el sentido del humor de su hermano Percy. Ella estaba sentada en el capó de su sedan hablando animadamente con Ángela Weber e, increíblemente, Bella Swan, a la que se le veía muy pocas veces sin los Cullen con ella. Las chicas se montaron en el deportivo blanco y, con un rugido del motor y a mucha velocidad, salieron de ahí, con Jennifer al volante; siendo seguidas por los ojos de muchos hasta desaparecer, especialmente los ojos dorados de Jasper, que suspiró innecesariamente cuando la vio desaparecer.
Llegaron a Port Ángeles a eso de las 4:30, aparcaron en una tienda de vestidos y entraron, rápidamente se dieron cuenta de que eso no era lo suyo, fueron a otra y lo mismo. Decidieron que mandarían a hacer los vestidos como querían en la tienda de Madam Malkin, en el callejón Diagon.
Quisieron ir a caminar y a tomar un helado, así que dejaron el auto aparcado y dieron una vuelta, volviendo vieron la silueta de alguien conocido.
- ¿Bella? - preguntó Hermione y la chica se volteó, ellas casi no habían hablado pero igualmente se caían bien.
- Hola chicas, ¿Cómo están? - les preguntó atropelladamente, tratando de ocultar un libro que acababa de comprar, sin éxito, pero a ellas no les interesaba saber sobre eso.
- Muy bien ¿Y tú?¿Qué haces aquí sola? - le preguntó dulcemente Luna.
- Vine con Jess y Ángela a comprar los vestidos pero me desvié a comprar algo que necesitaba y ahora iba al restaurante donde me iba a encontrar con ellas - explicó con una sonrisa tímida.
- ¿Te podemos acompañar y así nos muestras el restaurante?, tengo hambre, pero no te preocupes que nos sentaremos en otra mesa - dijo rápidamente Jen.
- Claro, es por aquí - señaló un desvío y todas empezaron a caminar. Estaba oscureciendo rápidamente y pronto se encontraron en un callejón sin salida, se iban a devolver pero vieron a dos hombres borrachos señalándolas con caras asquerosas; las brujas rápidamente deslizaron sus varitas fuera de sus bolsillos de manera disimulada, Bella no se dio cuenta. Doblaron a la derecha y cuando creyeron que estaban bien llegaron otros cuatro hombres, tan borrachos como los anteriores y las rodearon. Bella parecía abatida, pero las chicas tenían las sonrisas más encantadoras que podrías haber visto.
- Hola hermosas - dijo tambaleándose uno de los hombres, era gordo y estaba sucio, además, olía a alcohol, les causó repulsión - vamos a divertirnos.
- No gracias - dijo Bella atropelladamente.
- ¿Y tú que me dices, bonita? - le preguntó a Hermione tratando de tocarla, pero ella le pegó un manotazo - Jo, las que pelean son más interesantes, me gusta - dijo mirándola deseoso, las cuatro levantaron los puños al tiempo y los hombre que las rodeaban se distrajeron viéndolos, lo suficiente para que ellas les pegaran fuertes patadas en la entrepierna al que tenían enfrente, pero las cosas no iban a ser tan fáciles, aún retorciéndose de dolor las sostenían fuertemente, ellas tuvieron que recurrir a algo que no querían usar y gritaron al mismo tiempo:
- "¡Desmaius!" - los seis hombres salieron despedidos unos metros y cayeron inconscientes en el pavimento. Ginny se acercó a ellos y uno por uno les fue borrando la memoria de lo que había pasado, luego llegó el turno de Bella, para ella fue fácil, pues no había asimilado completamente lo que había pasado, apenas les dio tiempo de guardar las varitas cuando las luces de un carro las cegaron, Edward bajó del auto, mirando amenazante a los hombres que apenas se estaban levantando, para luego dirigirle una mirada significativa a las chicas, lo que significaba que lo sabía y que hablarían luego. Todas subieron al auto del vampiro, las cuatro chicas amontonadas en la parte de atrás y Bella en el asiento del copiloto.
Se mantuvieron calladas todo el camino, viendo como Edward y Bella hablaban, pero parecía más una discusión. Aparcaron al frente de un restaurante, que, como supuso Hermione, era al que se dirigían con Bella antes de ser detenidas por esos repugnantes ebrios.
Hermione, Jennifer, Ginny y Luna bajaron lo más rápido posible y se dirigieron al baño del restaurante, miraron si no había nadie y lo cerraron e insonorizaron, todas dijeron al tiempo:
- ¡Expecto Patronum! - de la varita de Hermione salió una nutria, de la de Ginny un caballo, de la de Jennifer una cierva y de la de Luna una liebre.
- Vayan por los chicos y cuéntenles lo que pasó, que vengan al restaurante - ordenó Hermione y los Patronus desaparecieron. Salieron del baño para ver que Edward y Bella estaban hablando en un apartado, se acercaron allí.
- Gracias por salvarnos - dijo Luna con cara inocente.
- Sí, no sé que hubiera pasado si no llegaras - le siguió Ginny hablando con fingida adoración.
- Yo sí - dijo una voz detrás de ellas, voltearon para ver a Draco parado junto a Ron y Harry, que las veían preocupadas. Draco abrazó a Ginny, Harry a Hermione y Jennifer al tiempo y Ron abrazó a Luna - gracias - le dijo sinceramente a Edward, que asintió no muy convencido - les diría que nos quedáramos a comer, pero Kreacher ya preparó la cena - ellas se encaminaron a la salida con ellos a su espalda, llegaron a un callejón oscuro donde no había nadie y se desaparecieron en el deportivo blanco, iban algo apretados pero estaba bien, se sentían bien. Ellas les contaron lo que había pasado y Harry, que iba al volante, estuvo a punto de devolverse para ir por los malnacidos, Draco se hubiera desaparecido directamente donde ellos si no tuviera a Ginny sentada en su regazo, abrazándolo por el cuello, Ron mientras tanto, estaba más rojo que su cabello, peor no sabía si era de la ira o de la vergüenza, pues Luna también estaba sentada en sus piernas, todos en la parte de atrás, con Jennifer en medio y Hermione en el asiento de copiloto.
Media hora después entraron a la carretera sinuosa que indicaba que faltaba poco para llegar a casa. Las chicas se habían quedado dormidas (menos Jennifer, que estaba demasiado incómoda para eso) y a la hora de bajar del auto, ellos tuvieron que cargarlas a su cuarto, habían tenido un día difícil. Con ellas cuatro ya acostadas en sus respectivas camas, los chicos fueron a su sala especial y Harry sacó la botella de Whisky de Fuego , sirviendo cuatro vasos.
- ¿Qué piensan? - preguntó cuando se hubo sentado en el mullido sofá color sangre que había en el lugar, dando un trago al Whisky y sintiendo el ardor en su garganta.
- Solo espero que estén bien - dijo Draco pesadamente dando un sorbo a su vaso.
- Ellas han pasado por cosas peores, quisiera estar mintiendo pero no lo hago, son fuertes, comparado con el resto de las cosas que les han pasado, esto no es nada - aseguró Ron dejando su vaso vacío en la mesa de centro.
- Tienes razón - aceptó el rubio frotándose la cara con la mano en señal de cansancio.
- Lo que más me preocupa ahora es que Edward puede saber nuestro secreto, pudo haberlo visto en la mente de esos sujetos o con sus propios ojos, porque yo sé que él no las salvó, solo las recogió, ellas se salvaron solas - mencionó Harry, los otros dos asintieron.
- Será mejor que vayamos a dormir, ah y Draco - lo paró Ron - cuida a mi hermana - le dijo con una sonrisa, a lo que el rubio asintió feliz.
En la casa de los Cullen todo era un caos, después de haber dejado a Bella en su casa, Edward había ido a toda velocidad a la suya y apenas entró los llamó a todos y empezó a contarles lo que había visto.
- Entonces ellas dijeron unas palabras extrañas y rayos de luz roja salieron volando de una especie de palitos y los tipos cayeron desmayados en el pavimento, luego una de las pelirrojas se les acercó y les apuntó a la cabeza a cada uno diciendo una palabra extraña y una luz blanca regresó a ese extraño palito y le hizo lo mismo a Bella y ahora ella no recuerda nada, solo sabe que llegué a tiempo para salvarlas - explicó alterado a su familia, que estaba visiblemente asombrada.
- ¿Estás seguro de lo que viste? - le preguntó serio Carlisle.
- Claro que sí - repuso firme.
- Pues bien, vamos a investigar, pero por ahora, dejémoslos en paz, tal vez nos lo digan solos.
En ese momento a la mente de todos llegó una punzada, una frase, como un recuerdo de una voz diciendo:
- "¿Qué son?"
- "Eso no te importa, ¿O sí, vampiro?"
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Expecto Patronum: Espero un protector.
FanficLa guerra deja heridas, que poco a poco, con mucha dificultad se convierten en cicatrices. Harry y Jennifer Potter no están seguros de poder sanar quedándose en Londres, así que deciden irse por un año a Estados Unidos, a su retiro pronto se les uni...