Ocho

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No entendía cómo ni por qué de un momento a otro se hallaba entre los brazos de su hermano, con la mejilla apoyada contra su torso, escuchando atentamente las veloces revoluciones provenientes del pecho del mayor. Naruto apenas si se había acercado a él con las claras intenciones de disuadirlo, de hacerlo ceder de su intento por empeorar aún más las cosas, y en cambio, Menma lo había atraído del brazo hacia él en un acto meramente sobre protector que rayaba en lo posesivo.

Naruto abrió un poco más los ojos al escuchar el seguro del arma al ser retirado. No quería voltearse, tampoco alzar la mirada para contemplar cuál era el blanco a corto alcance, el objetivo del arma que portaba él, su propio hermano.

-Retrocede- amenazó Menma inexpresivo, sosteniendo con firmeza el arma, deseando con todas sus fuerzas poder jalar el gatillo de una buena vez, pero al mismo tiempo conteniéndose.

Intimidado, Mizuki se llevó ambas manos a la nuca y optó por obedecer, reticente al comienzo pero adoptando sumisión al corroborar mediante el suave crujido metálico que, efectivamente, el arma estaba cargada.

Dio dos pasos hacia atrás, sin dejar de observar al adolescente que, altivo, le devolvía una mirada retadora, molesta. Y era un hecho más que factible reconocer el vínculo familiar entre ambos, el parecido era asombroso y al mismo tiempo existían diferencias bastante notorias. Mizuki supo que era fácil vincularlos mas no así confundirlos, diferían en algunos rasgos faciales, tono de cabello y asimismo, el color de ojos. Aquel adolescente que osaba amenazarlo de semejante manera poseía ojos de desigual color, siendo el izquierdo de un tono celeste claro mientras el derecho era oscuro en su totalidad.

Mizuki sonrió nervioso al reparar nuevamente en el ridículo agravio que había hecho al haber atentado contra la vida del menor, el chico de cabello rubio e inocente mirada azulada, tan opuesto a su familiar que, resultaba irónico.

-Menma, vámonos- habló Naruto, sin moverse ni un ápice, se sentía seguro en los brazos de su hermano, pero temía que realmente Menma cediera al impulso de accionar el arma. Hasta ese momento creía conocerlo, pero ahora dudaba.

El silencio se volvió sepulcral, incómodo. Todos miraban en dirección de Mizuki, intercalando de vez en cuando la mirada hacia el muchacho que lo amenazaba.

Lentamente y dejando escapar un resoplido de inconformidad, Menma retrocedió, sin dejar de apuntar un solo momento. Parecía que el corazón fuera a salírsele del pecho de lo rápido que latía, pero contrario a Naruto, la sensación que consumía al mayor de los hermanos no era miedo, sino adrenalina, emoción al saber que de él dependía si aquel individuo moría o no. Porque ciertamente ya lo odiaba, detestaría a cualquiera que se metiera con Naruto, para bien o para mal.

Naruto le pertenecía, era él quien debía protegerlo, ver por su seguridad. Fue ese el único incentivo que lo forzó a bajar el arma una vez que estuvieron varios metros alejados de la zona.

-¿Por qué?- preguntó Naruto luego de varias calles. El manto nocturno se había cernido sobre la ciudad, mitigando la luminosidad de los escasos faros en las aceras.

Vio a Menma sacar un cigarrillo y tras encenderlo, se lo llevó a los labios. Naruto tensó las facciones, a la espera de una respuesta.

-¿Por qué...qué?- indagó Menma a su vez, alzando una ceja al notar el semblante de angustia que tenía su pequeño hermano.

-¿Por qué llevas un arma?, ¿Dónde la conseguiste?, ¿Por qué no volvías a casa?- rápidamente Naruto se exasperó, había comenzado a recriminarle sobre lo acontecido momentos antes, pero al recordar el motivo principal que lo había llevado a buscar a su hermano, terminó yéndose por la tangente.

Piromanía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora