Capítulo 4

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Tras largos minutos de conversación en aquella sala de juntas llena de tensión, los abogados hicieron la propuesta menos esperada. Leticia tenía que tomar la presidencia.

L: cómo? No eso no.
H: por favor Leticia, no me diga que le da miedo asumir ese puesto.
L: no es eso, pero no quiero seguir con esa farsa, ya no. Está situación terminó para mí desde el momento en que salí de conceptos el día que presenté mi renuncia. Y no quiero volver a esta empresa.
H: Leticia, usted dijo que quería asumir la responsabilidad no? Que estaba arrepentida y quería ayudarnos a resolver este problema que usted, Fernando y Omar causaron. Entonces, está es la manera en que debe hacerlo. La presidencia no es un premio para usted, al contrario, es la consecuencia, el precio que debe pagar por sus errores. Espero que lo acepte, si de verdad quiere ayudar.
L: quiero ayudarles pero... Esto no estaba en mis planes. Esto no lo quería.
H: tampoco estaba en nuestros planes que conceptos fuera embargada, que usted fuera quien la embargara, y tampoco queríamos que todo esto pasara.
Sánchez: licenciada padilla..(dijo tartamudeando, como acostumbraba) debería reconsiderar su desición... Es lo mejor para conceptos, confirmando la opinión de mi colega, el abogado Santamaría.

Leticia estaba frustrada. No quería. No estaba dispuesta a seguir con esa situación. Ella solo quería terminar con esa junta e irse de ahí cuánto antes. Quería alejarse de todos los ahí presentes, y en especial, de Fernando.

A: digannos, licenciada padilla- Ariel tomó la palabra y se dirigió a ella con tono prepotente- que pretende?? Quiere que nos arrodillemos para pedirle que acepte?
L: por supuesto que no.
A: y entonces qué? Cree que para nosotros es un placer que usted tome la presidencia de "nuestra" empresa? Cree que nos alegra tanto que usted vaya a estar aquí por encima nuestro?
M: ella nunca estará por encima nuestro. Le falta mucho para eso.
A: entonces que es lo que pretende? Si no está dispuesta a asumir la presidencia dígalo de una vez, y por fin liquidamos conceptos, que eso es lo que yo propuse desde un principio.

Esas palabras de Ariel y de Marcia hicieron que Leticia recordara toda la prepotencia y los maltratos con que la habían tratado desde que llegó a esa empresa.
No estaba dispuesta a seguir tolerando su arrogancia.

L: muy bien, acepto la presidencia.
A: gracias licenciada Padilla, y ahora qué? Le damos las gracias con aplausos? O cómo lo prefiere?
F: Ariel, cállate ya por favor.
H: deja ese tono Ariel, y esos comentarios ahorratelos. Necesito que colaboren con Leticia, que hagan un equipo.
L: yo estoy dispuesta a colaborarles, pero necesito hacer algunos ajustes en la planta ejecutiva, y necesito también el apoyo de una persona que es fundamental aquí.
H: claro Leticia, usted puede disponer de eso como mejor le parezca, confío en su criterio.
L: gracias don Humberto, bueno, necesito la presencia en todo este proceso de Tomás Mora.

Fernando miró a Leticia. No era posible que quisiera seguir metiendo a Tomás en todo esto. No pudo evitar que los celos hicieran acto de presencia.

A: su supuesto noviecito...?
Rosales: el licenciado Morita! Muy buen tipo he... Y bastante eficiente.
H: aceptado. Eso lo dejo a su criterio Leticia. Lo que haga falta para salir de esta situación y sacar adelante a Conceptos.
M: muy bien... Pues veo que ya la desición está tomada...así que les hago saber en este momento que yo renuncio a Conceptos.

El comentario de Marcia Villarroel dejó sorprendidos a los presentes. Leticia estaba aturdida. Sabía que ella y Marcia tenían un trato, una de las dos debía irse, no permanecerian juntas en esa empresa, pero no era el momento de que renunciara. Encima de eso, por el bien de la empresa, tenían que formar un equipo, como dijo Humberto. Y aunque no iba a permitir más sus maltratos, tampoco deseaba que saliera de esa empresa que había sido el patrimonio de sus padres.

L: no hace falta que se vaya doña Marcia... Puede quedarse.
M: ay gracias Leticia, por darme permiso de quedarme en mi empresa. Pero usted y yo tenemos un trato. Usted debe estar en conceptos en estos momentos, así que la que se va soy yo. Con permiso...

Marcia se levantó de la silla y caminó hacia la puerta.

T: Marcia hija, espera.
H: Marcia...

Ignorandolos, salió de la sala de juntas.

T: voy a hablar con ella. No puede irse. No lo acepto.

Teresa salió siguiendo a Marcia hasta su oficina. Ambas se sentaron.

T: Marcia, no puedes renunciar así. No te lo acepto!
M: disculpame Teresita, pero no voy a quedarme en esta empresa viéndole la cara todos los días a esa mujer. Eso no lo acepto.
T: te entiendo hija, pero tampoco puedes retirarte así, dejándole el camino libre, no solo en la empresa, sino con Fernando.
M: ella y yo tenemos un trato. Y me toca a mí cumplir mi palabra.
T: de qué hablas?

En la sala de juntas, Fernando recogía sus cosas mientras se levantaba de la silla.

F: bueno, yo estaba presente en estás juntas porque se debía resolver el asunto de la presidencia y del proceso de la empresa. Pero ahora que está arreglado para sacarla adelante, yo me retiro.
O: yo por supuesto también.
A: ay no saben la falta que harán aquí.

Fernando retomó la palabra ignorando por completo el comentario de Ariel. En estos momentos sentía que una tristeza invadía su ser. Sabía que debía irse en algún momento, pero ahora que Leticia estaba ahí, le dolía dejarla seguir sola en el camino. Pero su presencia estaba por de más en esa empresa. Sabía que había perdido los derechos y que solo estaba ahí por hacer acto de presencia, pero en realidad su opinión no valía nada ahí.

F: ya habíamos presentado nuestra renuncia. Pero seguíamos aquí, en lo que Leticia regresaba. Ahora, pues mi presencia aquí sale sobrando. Así que- miró a Leticia a los ojos con una tristeza tal que sus ojos le brillaban- Lety, para su comodidad, yo me voy de conceptos.

Leticia sentía que el corazón se le rompía en pedazos, otra vez. En el fondo, sabía que era lo mejor, Fernando debía irse. Pero por otro lado, también sabía que aunque el había cometido tantos errores, podía hacer algo para ayudar a sacar de deudas a la empresa. Y que seguía siendo un accionista. Así que, por encima de sus sentimientos, de su corazón roto, de sus sentimientos lastimados, sabía que los tres, incluido Omar, debían sacar a conceptos de la situación en la que la metieron.

L: tampoco creo que sea necesario que ustedes se vayan...

El rostro de Fernando se iluminó.

L: don Humberto, se que su hijo le presento su renuncia en la pasada junta de comité...pero es necesario que el siga en esta empresa.
H: si Leticia, estoy de acuerdo. Fernando sigues siendo un accionista.
F: bueno...yo puedo trabajar desde otro lugar para ayudar para no incomodarla con mi presencia.
L: usted y don Omar deben quedarse en esta empresa, tienen que ayudarme a arreglar lo que destruimos. Porque entre los tres colaboramos a esta situación no? Pues los tres debemos trabajar igual para sacarla.
F: en eso tiene razón. Bueno, yo ya puse a disposición de la empresa mis bienes. Pueden disponer de ellos en cualquier momento.
O: yo igual.
L: ustedes pueden compartir oficina si así lo desean.
F: está bien Lety. No hay problema.

Fernando se sentía emocionado. Leticia pido que se quedara, aunque fuera solo por la empresa, eso le daba una esperanza de recuperarla.

L: si me permiten...tengo que salir un momento.

Leticia se levantó y salió de la sala de juntas.
Por otro lado, en la oficina de Marcia:

T: así que ese fue el trato?? Pues sigo pensando que debes quedarte aquí.
M: es que no puedo Teresita. De verdad. Discúlpame, pero la desición está tomada. Yo no quiero estar aquí. Y aunque quisiera, debo cumplir mi palabra, el trato que hice con ella.
T: y Fernando qué?
M: es que no puedo con esto. No puedo. De verdad. Leticia en la presidencia, se va sentir por encima de mi, por encima de Fernando, por encima de todos. Y eso yo no estoy dispuesta a soportarlo cuando meses atrás la corría de está empresa diciéndole que no era más que una empleada, que jamás estaría por encima de mi. Y ahora?
T: olvida eso mi amor... Y piensa bien las cosas por favor.

Alguien tocó a la puerta interrumpiendo su conversación.

M: adelante.

Leticia entró.

L: con permiso... Disculpe doña Marcia, necesito hablar con usted.

La fea más bella "Un nuevo comienzo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora