Capítulo 54

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Lu: no, no no no. Esto no puede ser, ¡no puede ser!

Luigui entró a la oficina de Leticia sin siquiera tocar la puerta.

L: Luigui, ¿qué te pasa?

Lu: no hay actor, no hay actor, ¿entiendes lo que te digo?...

Carolina trató de calmarlo.

C: Luigui, haber cálmate para empezar, ¿no? Tomemos esto con calma.

Lu: ¿Con calma?, por si ya no se acuerdan, no hay tiempo.

L: haber, vamos a la sala de juntas, voy a mandar llamar a todos los ejecutivos, que Paula María los cite a todos en 5 minutos.

C: creo que es lo mejor.

Leticia se dirigió a la sala de juntas, junto con Carolina, mientras que Luigui fue por una dosis de valeriana.
Leticia se sentó en su acostumbrada silla, mientras Carolina se acomodó en una de las sillas de los costados.
En ese momento entró Tomás.

T: hola jefa, vine en cuanto mandaste llamar. De todos modos ya pensaba venir a verte a tu oficina. Buenos días doña Carolina.

C: hola Tomás.

L: siéntate Tomás.

T: Lety, en la mañana fui a tu casa a desayunar, y déjame decirte que tú papá estaba furioso porque te saliste de la casa sin desayunar, y se supone que te llevaría al doctor.

L: pero yo le dije a mi mamá que lo del desmayo no había sido nada.

T: ya conoces a tu papá, está empeñado en que te va a llevar al doctor.

L: tendré que hablar con el, es que a mi mamá le confesé que había fingido el desmayo... Pero ¿cómo le voy a decir a mi papá que todo fue una mentira?, me va a matar.

T: ¿Mentira?, ay Lety, no juegues.

L: mira, Carolina ya me regañó.

T: pues me debes una explicación a mi también, y te debo un regaño yo.

L: está bien, hablamos más tarde. Por ahora tenemos un problema encima con lo del programa.

Fernando, Omar y Karla, que acababa de llegar) entraron a la sala de juntas.

K: buenos días (saludó amablemente Karla).

Todos le contestaron.

Fernando entró atrás de ella. En cuanto entró, miró a Leticia, ahí sentada en su silla, con su cabello suelto deslizándose sobre sus hombros y cayendo sobre su pecho. ¿Qué pensaría sobre el beso de la noche anterior? Con sus ojos le preguntaba tantas cosas, sin obtener ninguna respuesta.

F: hola Lety, hola a todos.

Leticia sentía que se derretía con solo escuchar su voz, esa voz que la enamoraba.

L: buenos días, don Fernando. Siéntense por favor.

O: buenos días, dijo Omar mientras entraba y saludaba a todos, pero en especial a Carolina, y sin dudarlo se sentó al lado de ella.

C: Omar, pero que guapo te vez hoy, ese traje te queda de maravilla.

O: gracias caro, tu también estás divina, esa ropa, esos ojos, ese cabello...

F: ay ya, ya. Cuánta miel (se burló Fernando).

En ese momento llegó Aldo, y se sentó como siempre al lado de Leticia.

Al: buenos días, para todos.

F: ¡Domenzaín! De pronto se me olvida que tú también tienes que estar en todas las juntas.

La fea más bella "Un nuevo comienzo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora