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—Buenos días, papá —dice con voz de bebé. Pero no obtuvo respuesta de mi parte— ¿Qué? —nos reímos de su confusión.
Al estar hambriento me dieron ganas de ir directamente a desayunar. Pero al intentar salir de la cama Nicole se sube a mi regazo. Menos mal llevo bóxers como única prenda.
—¿Y usted a dónde va?
La idea era seguir ingnorándola ya que quedaban unas horas para terminar el reto. Tal vez el vídeo no fue un gran éxito pero al menos nos pudimos divertir entre nosotros. O más bien yo me divertí. Ya que no podía salir, tomé mi celular de la mesa de luz para hacerme el distraído.
—¿Vas a seguir ignorándome? —exclama a lo que se me escapa una risa— ¡Federico, háblame! —me saca el celular de las manos y lo deja en la cama— Háblame, abrázame, bésame —murmura a medida que se acerca a mis labios— Pero no me ignores —hace un tierno puchero.
Aún desconozco si fueron sus labios hinchados tan cerca de los míos, su cabello peinado hacia un costado, sus pechos desnudos rozando mi piel, o su intimidad contra mi abdomen bajo lo que provocó que me ponga en duda; ¿Cómo soy capaz de ignorar semejante belleza?
—Papá —chilla y ríe— Responda.
La tomo de la espalda y con un movimiento hábil la pongo debajo de mí para intentar escapar, pero ella me tiene como un garrapata.
—No, uste' no se va. Se queda aquí conmigo —ríe. Intento separarme de ella nuevamente pero ni siquiera con tanta fuerza para que ella aún me tenga— Pero espere, pausa. ¿Cuánto falta para que termine esto? —tomo mi celular para ver la hora y lo vuelvo a dejar.
—Tres horas —mi voz suena más mañanera y grave de lo que esperaba.
—Ay pero no estás grabando. Creo.
—No —suelto una leve risa.
—Total ya perdiste ayer —sonríe tímidamente lo que me provoca tanta ternura.
Entrelaza sus dedos en mi cabello mientras con su otra mano las yemas de sus dedos acarician mi espalda desnuda. Ella sabe cual es mi debilidad, pero yo también sé la suya. Primero pongo mi mano en su mejilla, y poco a poco mi pulgar toca la suavidad de sus labios. Deposita un pequeño beso en la yema de mi dedo y suelta una leve risa. Mi mano baja lentamente a su cuello y continúa bajando a su pezón el cual se endurece en respuesta, mientras que llevo mi boca a su cuello para dejar en el un montón de besos húmedos. Nicole con su mano en mi cabeza me acerca más a su cuello.
—Te extrañé tanto —jadea.
Yo también te extrañé, mi reina.
Vuelvo a sus labios tomándolos con delicadeza, y llevo mis manos a sus muslos atrayéndola aún más a mí. Ella con su pie intenta sacarme el bóxer a lo que reímos ya que fue un intento inútil.
