TENTACIÓN. Capítulo III

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Cuando llegó a la Universidad, entró por clase sudoroso y agitado, había corrido para llegar a tiempo. Se sentó al lado de JiMin y bebió agua.
-Bueno... tu cita bien, ¿verdad?- preguntó, mirando las marcas en el cuello de su amigo.
-Bastante bien.
-¿Ahora tienes novia?
-Sólo sexo.
-¡Me quieres contar algo de una vez!- dijo JiMin- ¡me tienes en ascuas!
En aquel momento, llegó JungKook con la camiseta por fuera y TaeHyung le lanzó una sonrisa burlona.
-Muérete, Kim.
-Que te jodan, Jeon.
-¡Deja eso! ¡Háblame de tu rollo de cama, o lo que sea! ¡Tienes marcas! ¿También tienes arañazos? ¡Háblame de ella!
-Es jodidamente caliente y me la pone muy dura. Deja el tema, es mi rollo de cama, no el tuyo. Ya sabes que no me gusta hablar de estas cosas.
-Últimamente estás que te sales- dijo, en voz baja- primero el trío y ahora esto...
Cuando terminaron las clases pertinentes, muchos alumnos se fueron a sus casas, otros iban al campo de entrenamiento de fútbol, otras iban al gimnasio y el equipo de hockey fueron al hielo.
Entraron en los vestuarios y se cambiaron. Cuando TaeHyung se desnudó, delante de sus compañeros, todos comenzaron a silbarle.
-Alguien ha tenido fiesta- dijo Mark.
-¡Y, por una vez, no he sido yo!- dijo Jackson.
-Vais a pervertir al niño- dijo NamJoon, mirando a San.
-¡No soy un niño!- dijo, un tanto avergonzado.
-¡Mover vuestro culo a la pista!- ordenó TaeHyung.
Se terminaron de poner los uniformes y salieron a la pista. Allí ya estaba el entrenador Sung. Un hombre bastante mayor, que apenas podía sostenerse sobre los patines. No obstante, tenía muchísimo genio.
-¡Jackson, mueve tu culo a la portería!- gruñó- ¡tú, JiMin, coge bien tu stick! ¡Y tú, San, más te vale espabilar o éste será tu último año en el equipo!
El pequeño miró al entrenador y asintió. No podía perder su puesto, amaba el hockey...
-¡JiMin y NamJoon, por parejas! ¡Lanzar el disco el uno al otro y tratar de marcar gol! ¡Más te vale pararlo, Jackson!
JiMin y NamJoon se pusieron uno frente al otro y TaeHyung se colocó detrás de San.
-Ese viejo gruñón me dijo lo mismo que a ti en mi primer año- dijo- siempre amenaza a los nuevos con sacarlos del equipo y nunca lo ha hecho. De hecho, yo he llegado a capitán. No te preocupes.
-¡KIM, PON ATENCIÓN!- rugió, mirando a TaeHyung- ¡Tú y Choi! ¡Para ayer!
Se pusieron uno frente al otro, repitiendo el ejercicio que JiMin y NamJoon habían hecho. San era muy ágil y TaeHyung era una bestia en el hielo y todos lo sabían. Incluso sus propios compañeros lo decían. Cuando estuvieron cerca de la red, San volvió a pasarle el disco a TaeHyung y Jackson miró a su compañero desafiante. TaeHyung se preparó para lanzar pero, en lugar de hacerlo, le pasó el disco a San y, al momento, éste lo rechazó, se lo pasó a TaeHyung y éste lanzó con todas sus fuerzas hacia la portería. Obviamente marcó.
TaeHyung marcó y chocó los cinco con San. El chico estaba espléndido. No obstante, el resto del entrenamiento, fue igual de estresante. A cada momento, el señor Sung les gritaba y les instaba a ir más allá, esforzarse aún más, repetir un ejercicio una y otra vez. Pero a él le exigía el doble porque era el capitán.
A mitad de entrenamiento, comenzó a instalarse un dolor en sus hombros que poco tenía que ver con el ejercicio, y lo sabía, pero no podía dejar que eso le venciera.
Comenzaron a hacer tiros y sólo falló dos de los diez que lanzó. No obstante, recibió una buena reprimenda por esos dos tiros fallados. No era justo, el resto había fallado más y no les habían regañado tanto, pero todos confiaban en él. Y él tenía que ser perfecto.
No podía ser TaeHyung. Tenía que ser la bestia que todos esperaban que fuera en el hielo. Esa que no tenía piedad y que dominaba cada milímetro del partido.
El entrenador tocó el silbato.
-Fin del entrenamiento- gruñó- mañana quiero vuestros culos aquí. Has progresado, San. Pero no te duermas.
-Gracias, señor. ¿Vienes, capitán?- preguntó San.
-Me quedaré un rato más en la pista- dijo.
Cuando todos salieron, suspiró. Dejó caer el disco al suelo y dio un par de vueltas por toda la pista, dominándolo. Le encantaban esos ejercicios porque sabía que muy pocas personas los hacían, pero le permitían adquirir más velocidad en el hielo y control del disco.
Media hora después, llegó al vestuario, no había nadie. Pensó que JungKook se habría arrepentido, tampoco se lo podría reprochar, pero había sido un entrenamiento horrible y, por muy triste que sonara, necesitaba la cercanía de alguien. Aunque fuera una cercanía falsa. Aunque fuera sólo sexo.
Se desnudó y se metió en la ducha. En el momento en el que el agua le cayó por el cuerpo, no pudo evitar llorar. Se sentía demasiado miserable y, al mismo tiempo, culpable. Se supone que tenía un contrato con la NHL, JiMin y NamJoon estaban luchando para tener uno y él lo tenía. Se supone que tendría que estar feliz, no tenía motivos para quejarse. Toda aquella presión era un efecto secundario de su contrato que pasaría. Estaba siendo egoísta cuando sus mejores amigos no tenían una oportunidad que a él sí se le había brindado.
Tomó aire y dejó que sus penas fluyeran junto con el agua. Cuando salió, se sentía demasiado agotado... y destrozado. Sólo quería morirse y, aun así, tenía que ir al intensivo de inglés.
-Odio mi vida- dijo, saliendo de la bañera y se quedó de piedra al ver allí a JungKook.
-Pensaba que el agua caliente te estaba consumiendo. ¿Todo bien?- preguntó, mirando sus ojos, enrojecidos por el llanto.
Por toda respuesta, TaeHyung se abalanzó a los labios de JungKook y le besó con desespero, buscando el consuelo que necesitaba. Y lo encontró.
El chico le sujetó de las caderas y le tumbó en el banco. JungKook olía a jabón y colonia de bebé. Tenía el pelo mojado y la piel fría. Posiblemente habría tenido entrenamiento y se habría bañado hace poco. Le quitó la camiseta y contempló su cuerpo fuerte y musculoso.
-¡Ven aquí!
JungKook tiró de él y le empujó contra la taquilla, le giró y le empotró con fuerza contra ésta. Besó y mordió su hombro y le agarró con fuerza las caderas. TaeHyung suspiró al sentirse dominado. Quizás podría sonar enfermizo pero, cuando estaba en manos de JungKook, sentía que el chico tomaba el control hasta de su vida. Durante esos momento en los que duraba el sexo, era libre, despreocupado, joven de nuevo.
-Un par de pasos hacia atrás- ordenó y TaeHyung obedeció- abre las piernas- gruñó y dio unos toques a sus pies.
Sintió los besos de JungKook por su espalda hasta su trasero, notó las manos del chico separar sus nalgas y sintió cómo lamía su entrada.
-¡Sí!- gimió en voz alta. No le importa nada en aquel momento, ni las broncas de su entrenador, ni las injusticias, ni la sobrecarga de trabajo... ahora mismo, sólo le importaba aquel momento. Gimió y restregó su trasero contra la cara del chico- JungKook... ¡Ah!
El sonido de un azote cortó el aire y TaeHyung sonrió, notando como su nalga derecha ardía.
-Otra vez...
JungKook volvió a azotarle y TaeHyung sonrió, encantado.
-Abre más tus piernas- ordenó JungKook y TaeHyung obedeció.
Se puso de espaldas a las taquillas, entre las piernas abiertas de TaeHyung, de rodillas, y mirando hacia arriba, abrió la boca y comenzó a chupar los testículo del chico.
-Ah... joder...- gimió y sus piernas se doblaron. Se agarró a la cabeza de JungKook y le tiró del pelo- más... estoy a punto... ¡Joder!
JungKook comenzó a tantear la entrada del chico e introdujo el dedo corazón, llegando hasta su zona más erógena mientras que, con la otra mano, acariciaba el prepucio del chico.
-Mmm... joder... sí- gimió TaeHyung, apoyando su cuerpo en la taquilla- ah... me corro, JungKook, me corro... mete más el dedo...- pidió y JungKook obedeció. En aquel momento, TaeHyung sintió a JungKook estimulando sus zonas más erógenas- ah... ¡Lo haces demasiado bien! ¡Te la quiero mamar!
Con una sonrisa, JungKook comenzó a masturbar el miembro de TaeHyung mientras chupaba sus testículos y le penetraba con un dedo.
-¡Me corro, JungKook! Ah... ¡Ah!
TaeHyung se corrió en la mano de JungKook y no le dio tiempo a limpiarse, le agarró con fuerza de la muñeca y le tumbó sobre el banco.
-Abre la boca, princesa- dijo, mientras se quitaba los pantalones. TaeHyung obedeció y JungKook, sujetando la quijada del chico, introdujo su miembro en su boca y comenzó a mover las caderas- chupa- ordenó.
Y no necesitó que se lo dijeran dos veces. El miembro del chico le llegaba a la garganta y le daba arcadas, pero no le importaba, era grande, duro, perfecto.
-Métete los dedos- ordenó- cuando la saque de tu boca, quiero metértela. No me gusta perder el tiempo.
Tal como se lo ordenó, obedeció. Se abrió de piernas y comenzó a dilatar su entrada para JungKook mientras chupaba su miembro. Si alguien, en aquel momento, hubiera entrado por la puerta, hubiera visto a TaeHyung, totalmente abierto de piernas, dilatando su entrada y a JungKook embistiendo su boca. Una imagen erótica para muchos y desagradable para otros tantos, desde luego.
-Mierda... qué boca tienes...
-Mmm...- gimió y cerró los ojos, chupando con ganas y placer su miembro.
Sin poderlo evitar, se encorvó, sujetándose al banco y TaeHyung le abrazó por las caderas, pegando, aún más, su boca a su miembro. Chupando con fuerza, lo que provocaba sonidos de succión.
-Mierda... para... ¡Para o me corro!
TaeHyung paró y le miró con aire burlón.
-¿Eres de los que sólo pueden correrse una vez?
-Sí, no te lo niego, pero tardo bastante.
-Me acabas de demostrar lo contrario- dijo, poniendo su pierna sobre su hombro- ¿y los condones?
-En mi mochila. ¿Tienes lubricante?
-Sí.
JungKook cogió una caja nueva de condones y TaeHyung abrió su taquilla y sacó el lubricante.
-Curioso sitio para guardarlo...
-Me dijiste que ibas a venir...
-Túmbate.
Le lanzó el lubricante y, mientras JungKook se colocaba el condón y lubricaba su miembro, se tumbó sobre el banco, completamente abierto de piernas, con las manos sobre su cabeza y le miró, desafiante.
-Ven aquí- susurró. Le sujetó de las manos con fuerza y entró en él.
TaeHyung cerró los ojos y siempre recordaría aquella sensación como la mejor de su vida. Había dejado de sentir aquel dolor en los hombros, ya no respiraba entrecortadamente y se sentía pleno.
-¡Muévete y no pares!- le pidió con desespero.
JungKook le miró a los ojos y le besó. No era lo que le había dicho, sino la forma en la que lo había hecho. La desesperación, el anhelo, el ansia y el afán. TaeHyung le necesitaba. Necesitaba aquello. Sabía que sólo era un contrato. Algo que tenía fecha de caducidad pero siempre recordaría que, durante aquellos meses, él le deseó y lo disfrutó.
Comenzó a moverse con fuerza dentro del chico, mientras mordía su cuello y le marcaba, era algo muy impropio de él hacer aquello, pero quería dejarle las cosas claras al resto de personas que intentaran hacer algo con TaeHyung.
-Mmm... JungKook... más fuerte... por favor, hazlo fuerte...
Sujetándole con fuerza de las muñecas, comenzó a mover las caderas con tanta fuerza que el banco se desplazaba con cada estocada.
-¡Eso es! ¡Así!
Por cada estocada, el banco se movía violentamente y JungKook tuvo que parar.
-Ponte de pie- ordenó y le empujó contra las taquillas, que estaban pegadas a la pared.
-Mmm... JungKook, tengo muchas ganas...
El chico empujó, con fuerza, su cuerpo contra el de TaeHyung y este gritó. Le sujetó de las manos y le embistió velozmente. TaeHyung estaba allí, entre las taquillas y los brazos de JungKook, sin poder moverse, siendo embestido duramente y, sin embargo, lo estaba disfrutando.
-Sigue, por favor... me corro... JungKook... ¡JungKook!
Sin evitarlo, TaeHyung se dejó ir, manchando las taquillas y JungKook se corrió en el condón y se quedó sólo unos segundos dentro, deleitándose en el olor que desprendía TaeHyung y en su respiración agitada.
-Tengo que irme- dijo TaeHyung, dándole un pequeño empujoncito- tengo clases.
-Nunca tienes un respiro.
-Lo acabo de tener- dijo y le besó- ¿Quieres ducharte?
-Lo necesito, desde luego.
TaeHyung se metió en la ducha y pensó que JungKook se metería en la ducha de al lado. Cuál fue su sorpresa cuándo sitió al chico metiéndose en la ducha dónde él estaba.
-¿Qué haces aquí?- preguntó.
-Bañarme.
-¿No hay más duchas?
-Quería esta- dijo, como si nada.
-Eres molesto- dijo, riendo y le pasó el jabón.
Se dieron una ducha juntos y, cuando salieron, se vistieron y salieron a la calle. Sin despedirse, se fueron cada uno por un lado.
Aquella noche, TaeHyung llegó a clase y se dio cuenta de que apenas se podía sentar, pero no le importó. A pesar del dolor, se sentía relajado.

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