N/A: Admito que mi escritura o puede ser muy complicada o muy simple, pero siempre quiero meter ese espacio medio. Soooo...en fin, soy horrible con los párrafos pero algo es algo no?
Por qué a veces me molesta que un capituló esté narrado tan "seriamente" y después del separador esté todo simple, no se a ustedes pero a mi me da un mal sabor de boca.
Aparte, muchas gracias a kyomicia_1047 por las ideas que me mando, realmente son muy buenas. nwn
Alargare el capítulo como recompensa.
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Todo...todo paso tan deprisa que sus cerebros seguían en la búsqueda de información, tanto visual como verbal.
Esta bien, recopilemos.
Primero el fuego que se expandía en la costosa máquina ocular, a un segundo de que el humo chocase contra el techo incitando a los aspersores a hacer su tan robótico trabajo.
Segundo, los adolescentes con un pánico que reflejaba su mirar, estando en un mini-shock por lo ocasionado, tenían una prioridad y esa era mantener a Recovery Girl a salvo de las llamas.
Alejaron la camilla con rapidez, estampándola a la otra orilla de la habitación, agarrando el extintor para apaciguar el incidente.
Tercero, la puerta se abrió de golpe, mostrando a un cenizo muy reconocible en un mar de lágrimas, su nariz roja al igual que sus mejillas y orejas, un ceño fruncido y su boca haciendo un puchero. Atrás esta Sero quien se marcaba la cíen con algo de exasperación.
Atrás de ellos...¿adivinen quien llegó como madre chismosa? Exacto, el principal Nezu.
Katsuki le quito la chapa del extintor sobre las manos de Denki, quien seguía mirando al sonriente Nezu con terror.
El fuego se fue en un abrir y cerrar de ojos, dejando a todos con una asimilación de procesador Window.
— Muy bien, despierten a Recovery, tengo que hablar con ustedes, jóvenes problemáticos. — la ¿ardilla? Comentó con una pizca de misterio, aún manteniendo esa sonrisita que le sacó a más de uno un susto.
— ...N-no le dirá a alguien s-sobre esto ¿o si? — con el corazón en la boca el pelirrojo hablo en un hilo de voz, esperaba de todo viniendo de esa...cosa antropomórfica.
— Depende. — y así cerró la puerta con fuerza.
Mina a caso tembloroso llevo la camilla en donde estaba desde el principio, moviéndola con lentitud para no chocar con algún mueble.
— Entonces, ¿...No necesitaremos la falsificación...? — arrancó la hoja y la arrugó sin más, dejando en claro la respuesta a esa duda.
(. . .)
La señora solo permanecía callada, teniendo su ceño fruncido por la pérdida de una de sus herramientas de trabajo más costosas. Escuchando con los brazos cruzados las tontas palabras de su jefe el ratón.
