5

174 10 3
                                    

Mateo

El señor Ubaldo nos citó a Andrés y a mi en la entrada de una universidad, cada uno con un block de hojas, formularios, con preguntas para recolectar información útil para la campaña, preguntas como "¿Que es lo que la ciudad necesita?¿Que espera del Jefe de gobierno?", etc.
Ambos ponemos entusiasmo y buena predisposición para con el trabajo asignado.
De alguna manera se estableció entre nosotros una competencia, no fue un acuerdo verbal ni mucho menos escrito o pedido por otros, solo surgió.
Siempre he sido competitivo, busco ser el mejor en todo lo que hago y que mi esfuerzo y logro sea notado, al parecer mi compañero es igual, pues cada vez que un formulario es llenado por completo, ya sea de los suyos o míos miramos al otro con una sonrisa competitiva y que muestra ventaja.

Al terminar nos sentamos en un caffé cada uno se mantenia callado, cada tanto lo observo, el sonríe mientras textea con alguien ¿Será Diego ese alguien? sentí otra vez ese nudo ácido en la garganta de solo pensarlo.
Talvez esto es ridículo y aniñado pero desde el momento en que lo vi junto a Diego sentí una inexplicable ¿envidia?
Y me resulta tan difícil saber el porqué.
Fue talvez la mirada que compartían o las sonrisas que se dedicaban o también podría ser la confianza que parecían tener, y aún así no le encuentro sentido pues Ortega y yo no somos ni siquiera amigos.
Al pensar en Diego recuerdo el tacto de sus suaves manos, el brillo de su sonrisa y la calidez de su voz ¿Que me pasa? No lo sé, pero lo que se es que necesito verlo, escucharlo y hasta tocarlo ¿Acaso me siento atraído hacia el?
Mi yo se divide en dos.
Una parte me dice que esto está mal, que borre estos pensamientos y que ni de casualidad se me ocurra seguir pensando en el joven Ortega y sus suaves manos.
La otra parte me presenta excusas para encontrarlo de casualidad, temas de conversación y formas de sacarle información a Ubaldo sobre su único y preciado hijo.
¿Que diría o quedaría Ubaldo si supiera que pienso sobre su hijo de esta manera?¿De esta manera?
De
Esta
Manera.
Pero ¿Y si Ubaldo quiere a Andrés como yerno?
¡Basta! Estoy fantaseando demasiado con una persona que conozco solo de vista, y que además es familia de mi jefe.
Aún así es inevitable no pensar en el joven Ortega.


Diego:

Hoy desperté temprano para desayunar con papá antes de que se vaya a trabajar.
-Entonces sería una estrategia excelente, pues, en las universidades la mayor parte de personas son votantes, desde alumnos hasta profesores y personales de limpieza, cocina, etc.- contaba papá sobre el trabajo que les dejaría a sus dos becarios.
-Es maravilloso papá- le sonreí-¿Puedo preguntarte algo? no es sobre tu trabajo, pero un poco si.- reí ante la confusión en su rostro.
-No entiendo Diego, pero pregunta-. dijo mientras cortaba sus panqueques.
-¿Mateo es siempre tan serio?- la pregunta le tomó de sorpresa y miró, seguro se pregunta porque quiero saber esto.
-Bueno, si bien muestra entusiasmo por el trabajo no lo he visto entusiasmado por otras cosas, supongo que se debe a que quiere mostrar una debida profesionalidad, pero ¿A que se debe tu pregunta?-.
-Ayer nos vimos de casualidad, yo estaba con Andrés, lo saludamos, el también pero lo vi muy serio a diferencia de la primera vez que lo vi, aquella vez hasta sonrió- Papá río y yo no entendí a que se debía.
- Talvez solo estaba cansado, si quieres saber más sobre el deberías hablarle, sabes que puedes pasarte por mi oficina siempre, tu presencia no es ninguna molestia, cambiando de tema ¿cómo te fue ayer con Cervantes?-.
-Muy bien, papá, creo que podríamos ser muy buenos amigos- confesé.
-Me alegra oír eso, es un buen chico, bueno ya me tengo que ir hijo, nos vemos luego.- me abrazó y se marchó.

Otra vez solo.
Pongo música mientras me acomodo en la gran bañera, junto a Forever de Lewis Capaldi aparecen los recuerdos de mi fallido enamoramiento, mi sentimiento de insuficiencia se profundiza en mi pecho pero se extiende por todo mi cuerpo haciendo que me sienta inseguro, veo mi cuerpo a través del agua, mi blanca piel, mis delgadas piernas, mi abdomen, me siento horrible, mi respiración se dificulta, las lágrimas corren como un manantial, no las siento pues mi cara está mojada pero mis ojos arden, me sumerjo en el agua aguantando la respiración hasta que el aire abandonó mis pulmones y me reincorporo.
Un sonido interrumpe Falling de Harry Styles y me saca de mis pensamientos.
Un WhatsApp de Andy diciendo que ya terminó su primera actividad laboral del día.
¿He pasado tano tiempo en el baño?
Miro mis manos y noto las pequeñas arrugas en mis dedos, hora de salir.

Ubaldo cupido - matiegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora