One

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Estaba durmiendo mucho, más de lo necesario. Al menos eso era lo que creía. Sentía como si le estuvieran apretujando, no entendía lo que pasaba, ¿acaso le pillaron y le estaban torturando por ello? Ni pensarlo, esos imbéciles eran demasiado estúpidos como para siquiera saber cómo se llamaba. Si no eran ellos no tenía ni idea de lo que estaba pasando, y eso era raro en él, la persona con respuestas a todo. Muchos crédulos decían que veía el futuro, otros decían que hizo contratos demoníacos para saber sobre el futuro y lo que le depararía, sólo las personas razonables se daban cuenta de que en verdad ni veía el futuro ni había pactado nada con algún demonio. Él poseía una capacidad de deducir superior a todo aquello que conocemos. Era inteligente y sabía cosas que nadie más podría llegar a saber por si mismo. Por ello, en ese momento se sintió como si estuviera muriéndose. ¿Cómo era posible que él no supiera lo que estaba pasando? Divagó entre pensamientos hasta que escuchó lo que parecía ser un latido de corazón. Al prestar atención se dio cuenta de que eran dos corazones palpitando a la vez, como si ambos se mantuvieran en sincronía, y aquello le pareció maravilloso, pero no por el hecho de que estuvieran en sincronía, sino porque se dio cuenta de lo que estaba pasando. De alguna manera murió, y ahora se encontraba en el útero de su nueva progenitora. No iba a mentir, le parecía gracioso, y si su cuerpo le hubiera permitido responder bien, se abría reído.

El tiempo pasaba, y sentía como si la presión a la que estaba siendo sometido se multiplicaba. Unas manos -supuso- se abrieron camino hacia él y lo sacaron del vientre en el que se encontraba. Tardó unos segundos para darse cuenta de que necesitaba aprender a respirar. Un dolor apareció en su cuerpo, sentía que le habían golpeado, pero no ubicaba que parte había sido dañada. Sus instintos le advirtieron de esa amenaza y empezó a soltar llantos sin lágrimas, ya que los recién nacidos no tenían desarrollados los conductos lagrimales todavía. Le resultó bastante humillante el haber respondido tan rápido a un estímulo como ese, pero se negó a darle más vueltas a ese asunto, lo importante ahora era ver como sería su nueva vida. Llevaron al recién nacido con su ahora nueva madre, ella al observar al pequeño no pudo evitar sonreír, aunque el niño no fuera deseado lo cuidaría lo mejor posible ya que, era sangre de su sangre. 

"Edward"

Lo tuvo claro, se llamaría como su hermano, aquel que tanto quiso y cuidó hasta que se lo arrebataron. Ella no vería a su hijo como su hermano, eso estaba claro. No iba a confundirlo con él, ella le puso el nombre por honor a su consanguíneo, no porque quisiera que lo reemplazara.

El ahora nombrado Edward se sorprendió al escuchar su nuevo nombre, aquel que le fue dado fue igual al que le habían puesto en su antigua vida. No supo decir si fue una coincidencia o el destino, pero no le disgustó el hecho de continuar con su nombre, después de todo, le encantaba. 

Al ser nombrado rápidamente se dio cuenta de que posiblemente había nacido con genitales masculinos, eso le alegró profundamente, el ser hombre siempre le había gustado y si se hubiese encontrado con un cuerpo femenino se le habrían complicado las cosas.

La madre cargó al niño contra su pecho y respiró aliviada, habían sido seis horas de parto y estaba muy cansada, pero aún así quería pasar tiempo con su hijo. Le parecía tan maravilloso el haberlo creado y que fuera de su misma sangre. Daría todo por él y le tendría confianza ciega, ya que eso significaba ser una familia para ella. Lo observó detalladamente, desde sus preciosos cabellos negros hasta sus ojos que se empezaban a abrir lentamente, como con miedo de ver lo que lo rodeaba. Ella sonrió aún más al ver que sus ojos eran azules grisáceos, supo que con el tiempo cambiarían a otro color pero llamémoslo instinto de madre cuando ella supo que cuando creciera sus ojos tendrían un hermoso color verdoso.

Edward no podía ver nada, todo aquello que intentaba enfocar se veía borroso. sabía que los bebés no podían ver bien pero no era lo mismo leerlo que vivirlo. Se sentía inútil, aunque poco podía hacer, tendría que esperar a que su cuerpo creciera. Estaba bastante contento por haber recibido una progenitora adecuada en esta vida ya que en la anterior fue basura y lo humilló constantemente, supo por las acciones de su nueva madre que lo quería y no pudo evitar sentir un calor en el pecho.

Era agradable.

||Orphanage|| Death NoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora