Cuando Jungkook regresó a la sala lo que vio fue esta imagen: una chica sentada contra la pared con el cabello recogido y su rostro aturdido mirando la esquina de la habitación.
Él no sabía por qué, pero de repente se detuvo y miró ese rostro que de alguna forma lo hacía sentir familiar. Aquello venía con un tipo de sentimiento que no supo nombrar.
Fue entre el dilema de su incertidumbre que pudo, tan solo por un momento, sentir un sabor a destino entre los labios.
Inconscientemente su dedo índice y pulgar se frotaron juntos.
Avanzó hacia Amelia, y ella volteó a mirarlo. Esos ojos, que pasaron de estar aturdidos a estar aliviados tuvieron un efecto en Jungkook, un estremecimiento.
Ella miró el vaso de agua en la mano de Jungkook y luego lo volvió a mirar a los ojos.
–¿Es para mi? –se aclaró la garganta y se levantó del suelo.
–Sí.
Jungkook le pasó el vaso, ella lo recibió y le sonrió brevemente.
–Muchas gracias. Mi nombre es Amelia, ¿Tú eres...?
–Jungkook.
–Es un placer, Jungkook. –Le tendió la mano.
Jungkook sonrió, le dio la mano y antes de que ella la soltara él la jaló hacia el sofá. No había acto brusco, fue amable, pero la tomó desprevenida.
Amelia vio su intención y no se resistió. Todavía tenía dolores de cabeza.
Se sentó en el sofá. Jungkook se sentó a su lado y le tendió el vaso de agua.
Sin preguntar tocó la cabeza de ésta, y con las yemas de los dedos recorrió pausadamente su cráneo. ¿Qué intentaba encontrar? Amelia no lo sabía. Sintió un aliento masculino cerca de sí misma, con un olor romero, que volvió a robarle las palabras. Un aroma como ese, ¿Cómo lo siente familiar?
–¿Qué estás haciendo? –le preguntó ella, bastante confundida, intentando alejarse pero Jungkook la agarró del hombro y siguió tanteando en su cabeza.
Jungkook miró a la chica a los ojos al mismo tiempo que sus manos se detenían en su nuca.
–¿Sientes esto?
Amelia se encogió, intentando alejar las manos de Jungkook, con un dolor recorriendo el lugar que él acababa de presionar.
Tocó la parte posterior de su cabeza, sintiendo el dolor ahora más evidente.
–¿Te mueves al dormir? Debes haberte lastimado. No es nada grave. –dijo Jungkook agarrando uno de los dulces de la mesita frente a él. Era de cereza, ese dulce rojo que incluso estaba hecho con un símbolo de Angel Kiss. ¿Es obsesión o patrocinio? No lo sabe, pero es un buen dulce, tanto que también lo siente familiar.
Amelia lo miró comerse un dulce de la mesa, un poco sin palabras. ¿Qué es esta confianza? ¿Hace cuánto se conocen que puede hablarle como si fueran amigos? Se supone que debería estar enojada o incómoda, pero se dio cuenta de que no sentía ningún signo de malestar por su cercanía, no sintió dobles intenciones o peligro de su parte. Tomó por instinto del vaso de agua que le había entregado y cerró los ojos, recargándose en el sofá y pensando.
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Encerrados: Jungkook [SOS #1]
Fanfic«Somos cómplices de un amor fugaz». De repente y sin aviso Amelia se encontró en una casa a lado de un desconocido. La única explicación a esa situación la encontró en las interminables experiencias que tuvo con su hermana Emilia, misma que único pr...