❝Atado a un destino cruel, me obligué a verle irse sin poder gritar cuanto le amé❞
Aceptar los sentimientos que mantenía por su mejor amigo y ocultarlos era casi una misión imposible. Antes de dar el primer paso y a punto de decir la verdad, un extr...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Nos prometí un para siempre que estoy dispuesto a cumplir.
[Hasegawa Langa]
Las vacaciones de invierno no tardaron en llegar y se llevaron la navidad y la víspera de año nuevo tan pronto como llegaron, dándome el tiempo suficiente para tratar de arreglar el desastre emocional que era en ese momento.
Hubiera sido increíble si eso hubiera resultado bien, pero para mi propia desgracia, mis emociones y la persona causante de cada una de ellas estuvieron presentes todo el tiempo.
Las semanas parecían pasar cada vez más rápido y fue solo cuestión de un parpadeo para escuchar la alarma que me obligaba a levantarme de la cama rumbo al instituto. Agotado, cansado, y siendo un desastre, tuve la gran dicha de encontrarme con Reki en nuestro sitio de siempre. En ese momento, realmente deseé que pudiéramos ser de esta manera el resto de nuestras vidas.
La idea de querer detener el tiempo para quedarnos justo en este lugar y hablando por horas llegaba a mí tantas veces, pero me obligué a tirar todo eso por la borda.
Mis sentimientos eran un problema enorme por tratar, creí que lo mejor fuera aceptar de una vez por todas que jamás sería correspondido, pero aunque lo hice, no hicieron más que aumentar.
Tuve la gran oportunidad de pasar las fiestas junto a mi madre y la familia de Reki, estaba tan embriagado en la sensación de mi amigo manteniéndome a su lado toda la noche que me olvidé de todo lo demás. Y ohdios, yo había estado tan avergonzado cuando me atrapó mirando sus labios, pero contrario a lo que creí, Reki solo me sonrió e hizo un par de caras raras.
Si él notó o no el tinte rojo que cubrió mis mejillas, no lo mencionó.
Podía asegurar que mis sentimientos hacia mi mejor amigo aumentaron aún más de lo que era posible y aunque se sentía tan cálido, no podía dejar de repetirme que estaba mal. No podía estar enamorado de él, era tan incorrecto. En el momento exacto que yo me confesara, Reki se alejaría de mí. Era lo que estaba destinado a ser, ¿no?
Reki en sí era otro de mis problemas. Mi Reki siempre fue pegajoso y adoro que lo sea, pero después de nuestra última visita a S —que fue cerrado temporalmente debido a las fiestas—, él se volvió aún más pegajoso si era posible.
Si él no estaba demasiado cerca de mí, estaba rodeándome con alguno de sus brazos para mantenerme cerca suyo.
No me molestaba, pero no podía evitar ponerme tan nervioso cada vez que eso pasaba, temía que en algún momento Reki descubriera que el rubor cubría mis mejillas cada vez que lo hacía.