II

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La noche era fría, para una heroína con una ropa tan descubierta, fue de lo peor, pero poco después el frío se fue, dejando paso a un calor muy abrigador, estaba aún así cómoda. Para un peli verde verla así, era lo más hermoso de todos.

Los ojos rojos se abrieron y vio a un peli verde quien acariciaba a la coneja, está tomo su brazo y lo apretó levemente, no oyó ningún quejido y cuando se percató de lo que hacía, soltó y se levantó de golpe, estaba algo despeinada, bostezo y se estiró. Para el chico era como ver un ángel, algo que no entendía, pero la hermosura de la coneja era elevada.

—veo que despertaste mocoso-volteo y vio esos ojos esmeralda, los cuales no apartó su mirada, parecía que la hipnotizó.

—buenas noches Mirko-sensei-dijo con su tipica sonrisa.

—como sea, ¿como te sientes?-pregunto sin importancia, pero por dentro no paraba de estar preocupada.

—algo adolorido-sonrio, algo que sorprendio a Mirko.

—ya veo, bien, es hora de irnos-agarro unos papeles, sabía la ubicación de su casa, pero aún así ella quería hablar con él un poco más.

—¿p-para que me necesita?-despues de mucho tiempo el chico estaba nervioso, no sabía si aceptar o rechazar.

—no preguntes mocoso, tu madre sabe todo, así que iremos a mi casa-dijo retirándole agujas y demás a Izuku para después cargarlo como un saco de papas.

El sonrojo del chico no se hizo esperar, estaba nervioso. Salieron de los pasillos, era de noche, el cielo estrellado y las luces de los edificios o calles era lo único que se mantenía a aquellas horas.

Saltaba de un edificio en otro, la heroína sin problema alguna cargaba al chico y podía moverse entre los grandes edificios. No habían pasado ni veinte minutos, y aterrizaron en un balcón, la luces se encendieron mostrando un piso de madera claro, con muebles blancos y algunos cuadros; la coneja dejo al chico con cuidado en el sofá, este estaba asombrado y nervioso.

—bien mocoso, veo que no gritaste, es bueno saberlo-se estiró levemente y se fue del lugar, para poco después regresar con unos shorts cortos y franela algo ajustada.

—de-deberia de irme ¿no cree?-intentando levantarse pero el dolor se lo impidió.

—tranquilo pecas, hoy te quedarás aquí, y mañana también, ahora bien, estás aquí por qué bueno...sabes mocoso, yo...lo siento-estaba nerviosa, volteo a ver al chico quien sonrió con su tipica sonrisa.

—no tiene por qué hacer eso, los dos días es mucho, además de que no se preocupe-mencionaba sin problemas.

—no te hubiera dicho nada-algo irritada pero sonrojada, estaba cruzada de brazos mirando al chico.

—l-lo siento-bajo su cabeza con nerviosismo.

—me darás diabetes mocoso, bien, a dormir-lo levanto rapidamente y lo llevo al cuarto.

Lo coloco poco a poco, antes de hacer algo, la chica estaba tratando las heridas del chico, quitaba parte de los yesos, intentando colocar más cómodo al chico, lo cual fue en vano.

—veo que te esfuerzas, tienes un tonificado cuerpo-su mano paso por una de su cicatriz, lo cual sonrojo al chico.

—e-e-es solo un poco, no tanto-no podía ni hablar bien por lo que pasaba.

—no cómo mocoso, me iré al sofá, descansa-intentaba irse, pero fue tomado por su muñeca, y empujada a la cama.

—me iré a dormir allá-se levanto dando quejidos de dolor, antes de caer la chica lo tomo.

El próximo número 1 (izukuXmirko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora