A well respected men

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˚ ‧ . ˏ ' * ۰ ‧ ₊ ' ° 。゚ ۰ ⋆ ˚ ☾⋆ ❅゚

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Cause he gets up in the morning,
And he goes to work at nine,

And he comes back home at five-thirty,
Gets the same train every time.

'Cause his world is built 'round punctuality,
It never fails.



HACE TAN SOLO MINUTOS QUE GABRIEL ya se había adentrado nuevamente a la casa. Observaba cada rincón disponible, y cuando chocó con el bimbo antiguo en medio del comedor, Aquila vio con interés la sonrisa que traía. Sin interés respondió con un simple «No, papá, yo no lo traje». Y si ella no lo hizo, todo apunta a que fue obra de Edward y su síndrome de comprar objetos cuando está aburrido.

—¿Tu hermano ya baja?

—No, ¿por qué debería? —insistió—. Estamos bien los dos.

Que una sonrisa no se haya posicionado en sus labios rosados no significa que su felicidad sea inexistente. Aquila deseó fruncirle aunque sea un poco el ceño y mostrarle aquel dolor impregnado que no la dejaba ser un plateado. Francamente la repentina distancia de ambos había sido completa y dolorida, con sus complejas razones que llegaron a divagar mientras escuchaba el cover (The Passanger) de Siouxsie and the Banshees.

Recurrir a la táctica natural en mirar detenidamente aquel ejemplar de Cumbres Borrascosas que descansaba en el sillón de textura antigua y prestigiosa. Era la forma más clásica de frenar cualquier tipo de sentimiento ligado a expresar ese mal de sentimientos que acaban poniéndola imaginariamente en un vaso y a ella como una diminuta protagonista perdida al no saber cómo salir.

Aquila lo consideraba bien.

Ha escuchado palabra por palabra de lo que decía su padre, al igual que ha visto la expresión seria de Edward y sus comportamientos raros cuando Gabriel se acercaba. Su padre volvió y eso la pone feliz, una parte de ella desea discutir todo lo posible, pero cabía rescatar que estaba conforme con todo lo que sus ojos llegan a ver.

Aquila quiere estar cerca de él.

La idea de agarrarle el brazo y contarle todo lo que ocurrió durante su ausencia, sacudió su mente, hasta el casi más profundo recuerdo de su niñez. En una casa de antiguos moldes, con una madre que no era aquello a lo cual una niña quisiera abrazar, Gabriel era una persona potente a la cual Aquila no debía pensar como comportarse con él.

Esquivó a Edward, (Aquila: ¿O ahora es Rigel?) quien estaba quedándose atrás. Esto era ser iluminada por Merlin. Hacía el mejor esfuerzo en no tener una pequeña sonrisa en su rostro. Jugueteando con sus dedos e incorporándose a su lado, con el fuerte pensamiento que no la dejaría.

—¿Por qué debemos ir al Ministerio?

Edward suspiró tirando su cabeza hacia atrás, su padre lo ignoró.

—Debo resolver unos asuntos sobre el botín mío —Aquila asintió con una sonrisa no tan pronunciada aunque suave de costado. Su voz aún era cálida, o todas las voces lo eran cuando alguien le prestaba atención—. Y cómo vendrán conmigo debo arreglar unos papeles.

Ella entrelaza ambas manos, manteniendo una buena postura y negándose a su deseo de recogerse el cabello. ¿A su padre le gustaría verla con ese peinado? Era el terror de aquellas pequeñas y fuertes preguntas que acababan poniéndola inconscientemente como una niña pequeñas. ¿Por qué tan solo no podía suponer cosas buenas y ya?

sunny afternoon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora