When doves cry

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Para quien no tiene rumbo,
Ningún viento es favorable.

Séneca.


final

Tengo los cajones llenos de cartasque nunca te mande

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Tengo los cajones llenos de cartas
que nunca te mande.
Pero ahora como castigo
de no haberte mandando
las que no podía mandarte
no encontré tu dirección...

No la encontré en ninguna parte
te digo la verdad.

Silvina Ocampo.


«¿Solo en un mundo que es tan frío?»

Si el gato de Cheshire daba miedo, imagina ver a Voldemort frente a frente.

Aquila nunca ha sido una fiel seguidora de tomar decisiones en momentos de frustración como hace exactamente ya un año. De haber sabido la decisión que tomaría, en el mismo mes, día, hora, su padre se hubiera tomado el tiempo de dejar un par de cosas claras; él si la quería. Para Aquila, fue un individuo más durante los días que pasaron hasta volver a Hogwarts, le costaba asimilar, masticando todos los caramelos que tenía en su bolsa para no pensarlo nuevamente. Se volvió un tema que le dolía y él lo notaba, pero esta vez no decidió decir nada.

No decidió decir nada hasta que una tarde al mes de que se diera a conocer la muerte de Dumbledore y que Voldemort dio comienzo a la segunda guerra mágica. Pero no solamente eso, si no que su hija formaba parte de los asesinos.

Aquila no lo considero como un acto de llamar la atención, se lo dijo a él y a ese grupo de personas que la miraban desde su posición en el ministerio, tres días después de que Voldemort fuera derrotado. La condena no fue demasiado grande, ella solía pensar que esos casi dos meses unida a ese bando solo demostraron deslealtad, ademas de la búsqueda de pertenecer a algo, alguien; que le pueda proporcionar seguridad, amor. Ya sabes lo más cercano a un núcleo familiar. Nunca asesino a nadie, o torturo, sin embargo, se forzó a mostrarse inexpresiva. Pero, no obstante, buscar un lugar donde puedas sentirte como en casa no es la justificación más grande, al menos para ella, eso sonaba mil veces penoso en su cabeza, dos millones de veces más vergonzoso cuando una psicóloga se lo dijo a su padre.

Resulta ser que, los jóvenes que participaron en ese bando, tuvieron que tener una semana ocupada de siete sesiones con un psicólogo asignado. Lo curioso fue ver lo sencillo que se desenvolvió ante ella, como si hubiera esperado por tanto tiempo a ser escuchada. Tenía recuerdos de cuando era una niña (o estaba en la pre adolescencia, o prácticamente hace menos de un año), de hablar pero nunca ser oída, el cliché de hermano de sobra.

A los oídos de la ministra de magia y al resto sonaba algo ¿convincente? no llevar inmediatamente a Azkaban a una chica de diecisiete años, con problemas de abandono, que solamente tenía la mayor parte de esos días la mente en blanco. Gabriel no habla de eso, Aquila no espera nada desde hace mucho tiempo y sigue quedando decepcionada. Cuando finalizó de leer un libro de Joan Didion y pensar en todo nuevamente, llegando a la conclusion de que se había enfrentado a un bloqueo emocional. De todos modos, nunca hablaba en esos días con la familia súper feliz.

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