4 ¿MORIR O MATAR?

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1:22 am.

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"Corre".

"No".

"No mires atrás, están justo detrás de ti".

"Silencio".

—¡Cobarde! — vocalizó antes de acercarse cuerpo a cuerpo a él. —No muerdo— se burló cuando notó cierta vacilación en su postura.

¡Cállate, o tu amiga será quien sufra primero! —señaló a sus espaldas sin siquiera mirar a quien señalaba realmente.

Removió su cuerpo, incómoda, de seguir así le harían más daño a su amiga antes que a ella. Y ese no es su cometido.

Mi ropa comenzaba a ser cada vez más fría, la fina capa de tela que cubría mi cuerpo se hacía más pesada con cada aliento; siento mi cuerpo entumido, cómo si estuviera conteniendome mucha energía. La garganta me escuece con cada paso a mi saliva. Cada minuto es clave para mi supervivencia. O es decir,   "nuestra".

Despues del último estrangulamiento su cuerpo había tomado un tono más pálido, la sangre parecía hacerse drenado por su cuerpo. El frío también estaba haciendo de las suyas sobre su organismo expuesto. Apenas un top negro le cubría los pechos.
¡Qué decepción!, — gritó.

Doy un paso fuera de mi escondite sin hacer ruido.
El calor que antes me invadía pierde terreno, tal vez la neblina que cada vez cae más densa estuviera haciendo efecto sobre mi.En su lugar siento un gran peso sobre mis hombros.

—¡¿Necesitas otra paliza acaso?!
Amenazó a punto de rabiar.

Negó.

No creí que fueras de esos tipos machistas
que se van con el más vulnerable.

¡¿Quieres morir, cierto?!
Se acercó con pasos apresurados haciendo sonar sus viejas botas. Dejó con la palabra en la boca a  su líder. O al menos a quien yo creo que lo es.
  Sólo queda distraer a uno más.

—¡Uy, que miedo!

Habló desinteresada en el nuevo participante en escena.—Apresurense, estoy comenzando a sentir frío. —al parecer le causaba más curiosidad mirar las cutículas de sus uñas; admito que el barniz rojo le favorece en sobremanera.

Una mano rodeó su cuello nuevamente llevándola a chocar con la pared por enésima vez en la noche. Cerré  los ojos, afiance mi agarré sobre el frío metal. Nadie se había percatado de la figura que los observaba al final del callejón.

¡Si!, ahorcame más fuerte.

Se encargó de tomar la propia mano, le hacía gracia las caras de sorpresa que hacían ambos; hizo más presión en la zona de cuello. Su cara pasó de estar pálida, a tener más color en segundos.

¡¿Crees que somos un maldito juego, perra?!

"Está más loca que tú".

Perdón, no creí que mi actuación debía de ser 10 de 10. — escupió un poco de sangre a sus pies. —No puedo tomarlos enserio cuando parecen unos niños jugando a ser los chicos malos del barrio.

—¿Quién eres?—La pregunta solo causa satisfacción en ella, es como si llevara toda la noche esperandola, alisa con una mano su camisa en completo desastre; manchandola así de un líquido rojo.

Se irgue para mirarlo directamente a los ojos.

Su compañero perdía la paciencia en cada segundo. Pasó sus manos por la cabeza con nerviosismo, señaló a la chica a sus espaldas con el mentón.
Dirijo mi vista hacia su acompañante.  Seguía en la misma postura, con las rodillas pegadas al pecho. Varios mechones están pegados a su rostro a causa del llanto.

Cuando vuelvo mis vista hacia ellos, ella alejaba su rostro con parsimonia todavía con una sonrisa ancha en su rostro. No me percaté de en qué momento se habían acercado tanto.

¡Mientes!

—¿Qué te a dicho? — preguntó su acompañante al ver cómo el tipo apretaba los puños con rapidez. Al no encontrar respuesta encaró a la chica, alzó la mano  a la altura del rostro para golpearla.

No se inmutó. Ella seguía con una sonrisa, ¿Qué le había dicho?

Dicho golpe jamás llegó, a solo centímetros de tocar su piel nivea; una mano con un tatuaje desvió la trayectoria. —¡¿Pero qué carajos?!— liberó sus manos con violencia,  con unos  ojos inyectados de sangre.

"¿En verdad existo?"

"¿Por qué ninguno me a visto?"

Y cómo si me hubiese escuchado mis pensamientos, el chico hippie volteó hacia mi dirección. Ladeo la cabeza con tranquilidad, queriendo estudiar hasta el último centímetro de mi cuerpo y de mis movimientos. Siempre supo que yo estaba aquí. Su barbijo negro no me dejaba ver nada más en su rostro. Por sus ojos achinados sabia que sonreía ¿Por qué?

Dí un paso más para acercarme. El crujido de los cristales rotos bajo mis pies no hizo falta. Pero dicho ruido pasó desapercibido para aquellos dos que mantenían una discusión. El hippie habia fijado su vista de el objeto en mis manos, a consecuencia sacó ambas manos de sus bolsillos, se alejó de la chica a sus pies sin que lo notara.

Quería gritarle que corriera. Pero nada fue capaz de salir de mi boca.

Con la cabeza me señaló ambas manos; su manos derecha giraba sobre si misma en sentido hacia las manecillas del reloj, mientras la izquierda hiba en sentido contrario, pronto se hicieron una sola, y así me señaló a mi. Logré entender. No recuerdo haberla practicado antes, ¿de donde lo conocía?

Mierda, mierda, mierda — espetó uno. Estaban histéricos. —Esto no está...
Su voz perdió fuerza y sentido quedándose solo en murmullos inentendibles.

"Es hora ".

"Ataca".

El contacto visual era inminente. A la distancia que me encontraba era totalmente claro que yo existo en verdad. Sus ojos se había congelado, por inercia le sonreí. Su amigo quiso saber lo que el observaba con tanto terror a sus espaldas.

Ambos sabían que yo estaba aquí.

"Matalos".

Entonces, tal vez sea la última vez que use el barbijo costoso que me regaló mi amigo en mi pasado cumpleaños. Me la ajusté mejor, y comencé a moverme con lentitud hacia ellos. El chico hippie no estaba más. Tendría que descubrir que lo conectaba conmigo. Pero para lograrlo tengo que sobrevivir.

Decide, ¿Morir, o matar?
Canturreó despreocupada hacia mi dirección.

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Mi historia de una noche. /Agust-D/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora