Capítulo 4.

45 5 0
                                    

Les recomiendo que en medio de la narración cuando sea mencionada la canción, la reproduzcan para mayor disfrute.
____________________________________

Ultraviolence.                                                             

Annette.
Siempre me habían inculcado de pequeña que se debe de tener astucia. Mi madre; era una persona demasiado vanidosa, me enseñó que para lograr tus objetivos debe de haber determinación, dedicación y, por supuesto, astucia.

Apenas empecé a entender el significado de las palabras, de su vocabulario no salían "Eres perfecta" "Maravillosa". Evoqué un recuerdo que tenía junto a ella, en una ocasión en especial, en uno de sus tantos halagos hacia mí ser.

—Annette, cariño mío. Deja de moverte, por favor.

Fruncí las cejas en un gesto de inconformidad, tuve que sentarme derecha y dejar que mi mami me terminara de trenzar el pelo, mientras yo le trenzaba el pelo a una de mis muñecas favoritas, tenía el pelo rubio, amaba el pelo rubio, parecían rizos de oro.

—Mami, ¿por qué yo no tengo el pelo de oro?

—¿De oro? Me temo que eso no es posible —. Largó con una risita.

—Y si no es posible... ¿por qué mi muñeca los tiene de oro?

—Su pelo no es de oro, mi cielo, es rubio. Parece como si fuera de oro, ¿verdad?

Asentí con mi cabeza.

—Yo quiero tener el pelo rubio, mami, que parezca oro —. Formé un puchero.

Me giró para que pudiera verla de frente y me sujeto la barbilla, mientras que con la otra mano recolocaba detrás de mí oreja uno de mis rebeldes mechones.

—¿Por qué quisieras eso? Tu pelo es precioso, y a mí me encanta —Me regaló una sonrisa.

—Es aburrido —crucé mis brazos.

—Tu pelo es hermoso, no aburrido. Tú, enteramente eres la creación más delirante e hipnótica que pude haber creado, ¿sabes el orgullo que me hace ser tu madre? Eres perfecta Annette. Mi madre una vez me dijo: «Las personas suelen decir que la belleza es irrelevante, cuando en realidad es totalmente relevante; El interior, los sentimientos, las buenas intenciones, suelen tomar peso, pero una cara bonita arrasa con ellos. Tienes que aprender a utilizar la belleza que te cargas, porque cuando menos te lo imagines puede ser un arma letal de doble filo a la que le podrás sacar el potencial que desees.»

—¿eh? —formé una mueca con la boca.

Se echó a reír y me dio un beso en la mejilla.

En aquel momento, no comprendí ni un tercio de lo que me dijo, pero jamás me olvidé de ello. Hoy en día, soy consciente del arma que me cargo por ser bonita, mi rostro suele detonar inocencia y armonía, lo sabía.

Para mi mala suerte había un ser humano al otro lado de la puerta que no se dejaba comprar tan fácilmente, a la señorita Fisher poco le importaba que tuvieras... ¿una erupción en la cara? Maquillaje, ¿te rompiste un diente? No sonrías, ¿uno de tus hermanitos tiñó tu pelo en la noche mientras dormías y al día siguiente parecías medusa? Una peluca.

Lo único que detenía a esa mujer de mandar al escenario a quien quisiera era un esguince en el tobillo.

Me miré en el espejo mientras acomodaba mi trenza y pasaba el trago amargo de la decepción, que una vez más, se intensifico al pasar las puertas y adentrarme en la academia.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 23, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DelirioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora