PORQUE LO PERMITES

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-Alejandro?- Pregunto por toda la casa Eurídice. - Este de nuevo no llegó a dormir- bufó.

Eran ya las 5 a.m. Eurídice, pensó que Alejandro había llegado a domir, fue tanto su cansancio del día en el hogar que se quedó dormida temprano, confiando en que su marido llegaría a dormir.

Se escucha cerrar la puerta de un portazo.

-¿Alejandro? ¿Eres tú?... Pe, peroo Dios mio otra vez vienes bien ebrio??

-Eso no es tu problema mujer! Yo aquí mando y hago lo que se me pegue la regalada gana, entiendes! O quieres que te enseñe a golpes!!

-No Alejandro tranqui,tranquilo.. entiendo... mira he yo te he preparado algo para desayunar, aquí tienes, ven toma asiento, iré a levantar a la niña, para que vaya a vestirse para llevarla a la escuela.

-Carajo contigo mujer!! Otra vez huevo con frijoles!! Maldita sucia!- y avienta el plato de comida al piso y este se hace añicos.

Eurídice entre sollozos lo recoge- Alejandro, mira con el poco de dinero que me dejaste, fue para lo que alcanzo para comer, no te quejes al menos tuviste un plato de comida en tu mesa, algunos ni a eso llegan.

Alejandro le soltó enseguida una bofetada a Berenice.

Ella sobandose la cara va a la habitación de su hija corriendo.

-Ven Emmita hija, levántate, tienes que ir a la escuela, si mi amor no pasa nada.

- ¿porqué gritaban otra vez tu y papá?- pregunto Emmita triste

-Hija cosa de parejas, cuando crezcas lo entenderás si? Mira hay que ir a la escuela vístete, va veré que darte de desayunar.

Alejandro como pudo se marchó a su trabajo en el estado en que se encontraba, pues tenía la dicha que su patrón era cómplice también de sus borracheras y encuentros nocturnos con otras mujeres.
Eurídice alistó a Emma, y se fueron rumbo a la escuela, pues se les hacía tarde ya.

En el camino a la escuela Eurídice venía pensando en sus múltiples problemas y tristezas, pero sabía muy bien que mientras más y más pensara en sus problemas esto, más problemas le traería.

-Llegamos Emma, vendré por ti al rato cuídate, mira aquí conseguí unas monedas para que te compres algo al rato en el recreo, te amo hija estudia si? Yo y papá estaremos bien- le sonrío Berenice

-Esta bien mami, te amo, adiós- esbozo una sonrisa triste.

LA AGONÍA DE EURÍDICE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora