Biblia

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Pasó una semana y se separaron cada quien estaba por su lado Alejandro cayó en el alcohol, Eurídice por su lado dejó de comer y se encerraba en su habitación a tomar más y más pastillas, ambos lloraban se ahogaban en su llanto y su depresión, estaban muriendo en vida.
Un día como los demás Alejandro dispuesto a agarrar su botella desde el amanecer para tomar hasta quedarse dormido, en ese momento volteo a ver hacia el buro, notó la biblia que le había regalado el padre a cada uno el día del entierro, entonces se levantó del piso se secó las lágrimas con la camisa, abrió la biblia y se dispuso a leer algunos capítulos.
Después de unos minutos, se quedó pensativo y se dijo a sí mismo "Claro que tenemos una salida, mi mujer Eurídice, es como dice aquí la esposa y el esposo somos uno sólo, nunca debimos habernos separado, voy a buscarla y mostrarle estos versículos"
Tenemos que intentarlo, tenemos que ser fuertes y seguir, en matrimonio seremos más unidos y fuertes, aunque nuestra hija ya no esté, en memoria de ella, la mejor manera de honrar su memoria es salir adelante, estando bien, luchando por salir adelante.

-Nunca me he acercado a ti mi Dios - susurraba Alejandro para si mismo- pero si es posible esto para mi bienestar, me acercaré a ti buscando un consuelo para mí corazón roto en miles de pedazos, iré en busca de mi mujer y juntos vamos afrontar esto.

Unas horas después fue en busca de Eurídice, tocaba y tocaba la puerta nadie abría, consiguio forzarla hasta que logro entrar, corrió inmediatamente a la habitación de Eurídice, está ya estaba tendida en el suelo con un frasco de pastillas...
La transladaron al hospital en un par de minutos, para después de una gran demora y angustia, le digan a Alejandro que su esposa estaba en coma...

LA AGONÍA DE EURÍDICE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora