Luke Hemmings
Cuando llegas a Los Ángeles hay una magia que te envuelve y te encandila. La ciudad de los sueños, la llaman. Porque muchos acuden a ella para poder seguirlos y ser libres. Sientes que verdaderamente puedes ser lo que quieras.
Estaba tan habituado a rodearme de personas tan bellas, distintas y extravagantes, que ahora todo lo sencillo me resultaba fascinante. Pero todo el mundo busca algo, más bien, llegar a algo y ahí es donde entra la hipocresía. Durante los últimos años de mi vida me había rodeado de gente que brillaba mucho por fuera, pero realmente nunca quisieron la amistad que yo pudiera ofrecerles, más bien las oportunidades que implican estar conmigo. Y en aquel preciso momento, cuando Marlee recogió su cabello en una pequeña cola alta de la que sobresalían pequeños mechones castaños, lo sentí.
Marlee era una persona natural en todos los sentidos de la palabra. Jamás había tratado de agradarme o había reprimido su forma de ser por mucho que le hiciera comentarios groseros o malas caras. No había una fachada brillante en ella, resultaba una persona de lo más normal, que me trataba como a alguien normal. En ese momento comprendí que atreverte a ser tú mismo no era vivir en una gran ciudad, vestir de forma extravagante y que no te importe el qué dirán. En ese momento entendí que ser uno mismo consistía en ser natural con los demás y no reprimir quién eres para sentirte aceptado por la gente.
—¿Por qué me miras así? — frunció el ceño.— Llevas un rato mirándome muy extraño
— Estaba pensando.
— Me gustaría estar cinco minutos en tu mente.
—¿Por qué? — Ahora era yo quien tenía curiosidad
— Eres alguien muy callado, pensativo además de reservado. Creo que las personas calladas tienen muchas cosas interesantes que decir.— Explicó
— No soy tan inteligente como para tener cosas importantes que compartir.
— A mí me pareces una persona muy inteligente, de hecho. — Sus orbes marrones se clavaron sobre los míos.— La otra noche, contaste cosas muy interesantes. Aunque la inteligencia no es sólo eso y creo que además de datos interesantes, eres una persona muy sensata
Si tu supieras...
— Gracias — respondí, sin saber muy bien qué más decir ante sus palabras
— No es nada. ¿No quieres comer un poco? No te he visto probar bocado en todo el viaje a excepción de la galleta de antes
Desde que llegué mi apetito se había reducido mucho, cada vez que tenía que comer mi estómago se cerraba, me saciaba con muy poca comida y sentía muchas náuseas por poco que comiera.
— Últimamente carezco mucho de apetito, parece que todo lo que como me cae mal en el estómago. Hay una sensación de nerviosismo presente que no me deja comer demasiado. — Expliqué — Aunque todo en mí es algo raro, también me cuesta mucho dormir. No duermo de hecho, con suerte logro pegar ojo dos horas. Me duele el pecho y comienzo a pensar en cosas desagradables e incómodas, no puedo controlarlo, siempre salgo a correr porque me da el poder de elegir concentrarme sólo en respirar y mover mis piernas.
Los ojos de Marlee me miraban con atención mientras hablaba y ella permaneció en silencio.
—¿Hay algo que te haga daño?¿Algo que necesites sacar?
Y en ese momento, en un restaurante de la playa en uno de los pueblos más remotos de Australia, en compañía de alguien que no me caía bien, estuve a punto de soltarlo todo. Estuve a punto de contarle cómo mi mundo se había desmoronado por algo que jamás hice, cómo había moldeado mi personalidad durante años para ser alguien aceptado y querido, cómo había creído ser un ave majestuosa que sobrevolaba la cima del mundo, cuando realmente estaba perdido y que no me había dado cuenta lo triste, miserable y vacía que era mi vida hasta que la había perdido.
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𝐍𝐨 𝐒𝐡𝐚𝐦𝐞 || 𝗟𝘂𝗸𝗲 𝗛𝗲𝗺𝗺𝗶𝗻𝗴𝘀
Fanfic"Pero perdí el control sobre aquello, sobre mí mismo"