Luke Hemmings
Tras llegar a casa de los Cunningham, estuve conversando un poco con Minerva y Marcus sobre mi primer día en la tienda, mientras que Marlee se preparaba para salir con sus amigos. Su padre había insistido en que me invitase a pasar la noche con sus amigos, varias veces repetí que no me apetecía demasiado, me excusé en que me sentía cansado por el viaje y haber madrugado hoy, pareció entenderlo y no volvió a insistir.
Sólo quería que me sintiera cómodo, era consciente de ello pero me ponía de malhumor que insistiera tanto. Me apetecía estar solo, había tolerado a demasiada gente estúpida hoy.
Fui a mi habitación y cerré la puerta, agotado. No quería que nadie volviese a hablarme hasta mañana, en realidad no quería que nadie me hablase nunca más, pero me conformaba con eso.
Entré en el baño incorporado en mi habitación y también cerré la puerta. No era el baño más grande que había visto, el vestidor de mi casa era más grande, de hecho, pero tenía que conformarme con todo esto. Si hubiera podido decidir por mí mismo, habría comprado una mansión en este mismo pueblo, en las colinas, más alejado de todos. Solo, sin tener que trabajar ni soportar la hospitalidad y pena de otra gente y además sentirme en constante agradecimiento por ello.
Me quité la camiseta, posteriormente los pantalones y mi ropa interior. Miré mi reflejo. Estaba por debajo de mi peso, los huesos de mis costillas comenzaban a notarse, las ojeras habían llegado a formar parte de mí como algo permanente, mi mandíbula más afilada. No sabía en qué momento me había transformado en esto. No recordaba un día en el que hubiera hecho las tres comidas pertinentes sin sustituir ninguna de ellas por un par de cigarros. Bueno, para hacer tres comidas había que tener un horario regulado, para comenzar. Ni si quiera tenía eso. Me acostaba cuando me daba la gana, a veces las fiestas acababan a las cinco de la mañana, otras a las once de la mañana, yo regresaba y dormía durante horas y horas sin mantener una noción del tiempo. Me despertaba con la llamada de alguno de los chicos, o porque la banda me necesitaba para algo, llegaba al escenario, comenzaba a beber alcohol para calentar la voz y para cuando salíamos del estadio ya tenía una buena cantidad de alcohol en mi sistema.
Mi rutina era igual de inestable que yo.Llené la bañera de agua caliente, cuando estaba lo suficientemente llena, entré en ella dejando que la sensación del agua cálida me invadiera por completo. Suspiré apoyando mi cabeza al borde de la bañera. Me sentía perdido, cada vez más débil, cada día mi mente se volvía un peor enemigo, no paraba de repetirme lo mucho que me odiaba. Había perdido no sólo mi orgullo, si no todo. No sabia cómo habia llegado a este punto, estaba cansado, agotado. Con ganas de gritar. Pronto, las lágrimas comenzaron a descender por mis mejillas.
¿En qué momento me había perdido tanto para llegar a esto? No sólo había logrado que miles de personas me consideraran un déspota, había logrado que las personas que me rodeaban dudasen acerca de lo que era capaz y dónde se encontraban mis límites.
Sumergí mi cuerpo en la bañera, mojando mi cabeza. Permanecí unos segundos bajo el agua, sintiendo cómo el aire comenzaba a faltarme, entonces saqué mi cabeza volviendo a mi postura de antes. Me sentía tan vacío. Había estado en la cima de mi propio mundo, pero me habían empujado hasta caer por un camino lleno de piedras que golpeaban mi cuerpo, hiriendome. Así me sentía, cada comentario negativo que había leído representaba una piedra para mí. La decepción de la gente que me apoyaba, amaba y admiraba me había supuesto el golpe más duro.
Su dios se había mostrado como humano y habían renunciado a su fé.
Puede que el vídeo fuera falso y yo nunca hubiese tratado mal a nadie que trabajase para mí, pero en cierto modo la mitad de las razones por las que me odiaban eran ciertas. Muchas mujeres contaron sus experiencias conmigo, y sí, las engañé. Prometí demasiadas llamadas y citas que nunca llegaron, prometí fidelidad para después romperla e hice mucho daño a varias personas por aquella actitud de estrella venida a más que tenía frente a la vida. La fama me había convertido en una basura.
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𝐍𝐨 𝐒𝐡𝐚𝐦𝐞 || 𝗟𝘂𝗸𝗲 𝗛𝗲𝗺𝗺𝗶𝗻𝗴𝘀
Fanfic"Pero perdí el control sobre aquello, sobre mí mismo"