Oikawa se movió tratando de liberarse, pero fue en vano.
El oso de peluche prendió el encendedor, comenzó a pasarlo por la cara del castaño, sin dejar que la flama tocara la piel. Este comenzó a llorar de desesperación, dolor y terror.
Sin embargo, el oso dejó de pasar el encendedor. Lo apagó, bajo de encima de Tooru y fue por algo al baño.
Ese periodo de tiempo, el castaño aprovechó para rasgar la tela con un pedazo de fierro que sobre salía del respaldo de su cama.
La primera atadura se rompió, siguió con la siguiente, que también se rompió. Con las manos temblorosas, se desató los pies.
Luego corrió por el pasillo.
Podía escuchar pasos detrás de él, lo más seguro es que era el oso. Llego a las escaleras, se dio la vuelta para ver si ya no lo seguía, pero lo único que pudo hacer fue gritar, cuando el oso lo empujó hacia las escaleras.
Oikawa rodó por todas las escaleras, en las cuales había pedazos de vidrio roto y se incrustó en la mayoría de su cuerpo. Una vez llego a la planta de abajo, comenzó a arrastrarse hacia la puerta mientras que escuchaba como el oso bajaba las escaleras.
Estaba a punto de abrir la puerta, cuando el oso le pasó una cuerda por el cuello y comenzó a asfixiarlo. Tooru intentó quitársela, pero el peluche tenía más fuerza.
Escucho que llego un auto a su casa, la puerta de ese auto abrirse y cerrarse con fuerza. Luego golpearon a la puerta.
— ¡Oikawa! ¡abre! — gritó desde afuera.
"Iwa-chan" pensó Oikawa.
El aire comenzaba a faltarle en los pulmones, no obstante, con su mínimo de fuerza, extendió su brazo hacia el picaporte de la puerta y lo giró, haciendo que la puerta se abriera.
El castaño cayó al suelo, mientras tosía.
— ¿Oikawa? — preguntó Iwaizumi. El castaño se reincorporó con rapidez y se aferró al pantalón a su amigo.
— Iwa-chan, ayúdame. Hay un oso que me quiere matar — chilló con lágrimas en los ojos y con la garganta lastimada. Iwaizumi arqueo la ceja.
— ¿Que oso? ¿De qué hablas? — preguntó preocupado por la desesperación que adornaba el rostro de su amigo.
— Ese oso...— dijo mientras señalaba el interior de su casa, pero dentro no había nada. Parpadeo un par de veces, confundido. El oso hace un minuto estaba ahí. Oikawa se tocó los antebrazos y las piernas en busca de alguna herida a causa de los vidrios rotos, pero no encontró nada, estaba bien.
Iwaizumi suspiró.
— No tengo tiempo para esto — dijo algo frustrado, — ¿dónde tienes a (Nombre)?
— ¿De qué hablas? — preguntó Oikawa aún más confundido.
— La última vez que la vieron ella vino a tu casa y de ahí no la han vuelto a ver — dijo Iwaizumi, con seriedad. Oikawa negó con la cabeza.
— No, nos peleamos y la eché de aquí, de ahí no he vuelto a verla — respondió el castaño.
— Tus vecinos dicen que no la vieron salir de tu casa
— ¡No he sabido de ella! ¡Justamente hoy iba a ir a su casa a verla! — exclamó con desesperación.
— Ella no está en su casa, ni en el trabajo, ni en ningún sitio. El único lugar en donde puede estar es aquí — anunció. Hajime sacó su celular, tecleo un par de cosas y se lo puso en la oreja.
— ¿Qué haces? — dijo Tooru.
— La estoy llamando. Si suena algo dentro de tu casa, juró que no sé qué voy a hacerte — habló, antes de que se escuchara dentro de casa de Oikawa unos ruidos, justo como los de un celular, — ¿En dónde está (Nombre), Oikawa?
El castaño lo ignoró por completo, miró el interior de su casa, se levantó del suelo y caminó hacia adentro. Iwaizumi miraba todas sus acciones en silencio, pero después comenzó a seguirlo a dentro.
Oikawa siguió el ruido, se hacía más fuerte por las escaleras, pero no era en la planta de arriba.
Camino en dirección a la parte de atrás de las escaleras, que era en donde se originaba el ruido. Miro entre la oscuridad y la suciedad, en el suelo estaba un celular con la pantalla encendida, y con una llamada entrante de Iwaizumi.
El castaño pensó que se estaba tratando de una trampa del oso, no obstante, se agachó para ir más adentro, aunque no fue necesario ir tan lejos por que, con la luz del sol, se podía ver claramente que había algo tirado.
Tooru estaba temblando. Se acercó más a la cosa que estaba tirada y miró con dolor lo que era. Comenzó a llorar, cuando los recuerdos le llegaron de golpe a su mente.
Iwaizumi miró con horror la escena frente a él.
Oikawa estaba llorando mientras abrazaba el cuerpo sin vida de (Nombre), que estaba cubierto de sangre y tenía clavado un pedazo de un jarrón a la altura del corazón.
— ¿Qué hiciste? — preguntó con horror Hajime.
— Ella destruyó mi corazón — dijo entre sollozos, — así que yo le destruí el suyo.
—...La culpa te estaba matando, Oikawa...— dijo Iwaizumi mientras llamaba a la policía.
Justo al lado del cadáver, estaba tirado el oso de peluche lleno de polvo y sangre que (Nombre) le dio a Tooru, porque desde el día que fue entregado hasta ese día, nunca se movió de ahí.
Bueno, espero que les haya buscado esta pequeña historia y que le hayan entendido al final (más que nada que me haya expresado bien) JAAJAJAJAJJAAJ. Les mandó un bomboncito cibernético♡