~Ashton~
La hora de cierre del supermercado estaba próxima. En este pequeño pueblo australiano es el único sitio en el que puedes comprar cosas de buena calidad a un precio razonable.
Mis últimos auriculares se habían roto hace una semana y sinceramente no podía vivir sin ellos, eran como el aire para mí. No por el simple hecho de tener unos cascos, sino por lo que estos transmitían. La sensación de estar dando el concierto de tu vida mientras estas solo en tu casa, o cuando vas caminado por la calle y te crees que eres la mayor estrella grabando su último videoclip y sentirte el rey del mundo, por lo menos durante un segundo sentirte vivo.
Decidido, esos auriculares iban a ser míos, además hoy era el día indicado, el sol brillaba por alguna extraña razón, las nubes no quieren aparecer y el cielo esta de un precioso y luminoso azul.
Crucé las puertas del enorme supermercado y me dirigí a la sección de electrónica, no sin antes pasar por la sección de música, quería comprar todos los vinilos que pudiera y tener la colección más grande del país, incluso del mundo.
Emprendí mi camino otra vez hacía donde se encontraban mis preciados cascos. Una chica con el pelo de un color morado sostenía el último par entre sus blancas manos.
"Perdona" dije acercándome a ella. Un olor a chicle de sandía me envolvió en cuanto estuve cerca de ella. "¿Te importaría darme ese par? Llevo un buen rato esperando por ellos."
"No. Está claro que no llevas un buen rato esperando por ellos, sino los tendrías en tus manos." Ella, me contestó como si la hubiese ofendido, como si la hubiese insultado. Se fue andando hasta las cajas indignada y la cogí de la mano haciendo que se girará.
"En serio, ¿no puedo hacer nada por conseguir ese par? Quiero decir, eres una chica preciosa y creo que tu y yo podíamos hacer bunas migas a cambio de esos cascos. En mi cama." Puse la sonrisa más coqueta que pude, pero su cara comenzó a cambiar de la sonrisa que llevaba de suficiencia a una cara de asco hacia mí.
"Nunca, déjame en paz de una vez." Y se fue hacía la caja del supermercado sin dejarme tiempo a pedirle disculpas.