~Ashton~
Tres semanas van a hacer desde que no tengo unos malditos auriculares y todo por la chica de estridentes colores en su cabello. Parecía que Dios, (si es que en realidad existe o hay algún Dios escondido), la hubiese colocado allí con sus camisetas de las mismas bandas que a mí me gustaban, el olor a frutas, en especial a sandía, su cabello, que cada mes cambiaba de color me volvía un completo idiota cada vez que me acercaba a ella. De todas las buenas palabras que pude decirle esas fueron las peores que elegí para las pocas frases intercambiadas. En conclusión, soy un completo idiota.
Había renegado de comprar los auriculares en una temporada, era demasiado frustrante ir semana tras semana y salir sin tu premio entre las manos por tan sacrificada semana. Pero bueno, al fin y al cabo solo son unos auriculares. Hasta el momento había podido vivir sin ellos, y total, acabas acostumbrandote a apreciar el silencio; cosa que poca gente hace.
El sol brillaba sobre mi cabeza rizada con toda la fuerza que podía calentando mis brazos descubiertos por mi camiseta de tirantes. El grupo que estaba impreso en la camiseta era Blink-182 y fijé mi vista en una chica que paseaba por el parque. Unos cables negros sobresalían de su cuello, dirección a sus oídos y a su teléfono móvil, pude vislumbrar el color de su cabello sobresaliente de su beanie. Morado. Era la chica del supermercado.
Con paso decidido me levanté del banco en el que estaba reposado y corrí hacía ella. Tenía pensado pedirla perdón por mi comportamiento. La verdad, me había estado comportando como un auténtico inútil.
"Oye, perdona."
"Otra vez tú no." Ella puso los ojos en blanco y suspiro como si estuviese cansada. Se giró para mirarme a los ojos, retándome y cruzó sus brazos por encima de su pecho. "Mira, si me vienes a molestar con alguna de tus gilipolleces puedes darte la vuelta y perderte con alguna de tus zorras."
Intenté por tierra, mar y aire auto controlarme y lo conseguí. "¿Podrías escuchar al menos lo que te voy a decir?"
"No me hace falta. Sé que te vas a disculpar, decirme que tú en realidad no eres así y volverás a cagarla pidiéndome mis auriculares. Pero vamos, que sí quieres intentarlo, adelante."
"Ahora que has descubierto mi plan no tiene sentido, pero ¿aceptas mis disculpas?"
"Supongamos que lo hago, ¿qué harías después?"
"Te propongo un trato." La chica puso una cara rara, se esperaba que iba a volver a soltar cualquier gilipollez. "No te asustes, no es nada raro. Creo. Ya que yo no voy a conseguir mis auriculares porque tu siempre vas a llegar antes; ¿por qué no los compartimos?"