Jean Kirstein x tú || Historias y One Shots (+18)

- Capítulo 11

- Han marchado. - dijo Jean entrando a nuestra habitación. - Hay un par de personas abajo pero estamos prácticamente solos.

- Bien. - dije. Él se sacó el vendaje de nuevo.

- No podemos salir ni tu ni yo por motivos médicos. - dijo. - Habrá que aburrirse. - se tiró en su cama.

Me senté aguantándome con los codos y le miré. Moví las piernas levemente. - Quiero hacer el amor contigo. - susurré. - Ahora.

Mordió su labio inferior y se ladeó hacia mí mirandome a los ojos.

- Yo también quiero. Te prometo que esta vez no dolerá tanto. - se levantó de su cama y se acercó a mí. Me llevó a la suya sujetándome por la cintura.

- En la mía estábamos bien... - dije.

Me miró. Se acercó a mi cama y sujetó el cabezal, lo movió haciendo que chirriase. Fruncí el ceño. Se acercó a la suya y hizo lo mismo. Apenas se oyó un poco de ruido.

Sonreí. - ¿Planeas darme tan duro? - susurré llevando mis manos a mis muslos.

- No. Hoy no. Algún día. - dijo poniéndose sobre mí. - Algún día no tendré que contenerme.

Dejé mi boca semiabierta esperando sus labios. Me besó con intensidad y acarició mis mejillas.

Sujeté su cintura y el puso sus manos dentro de mis pantalones, masajeó mis muslos. - ¿Seguro que no te duelen los moratones? - susurró.

- No. Estoy bien. - dije.

Levantó mi camiseta con cuidado encontrándose con mi brasier. Lo desabrochó y lo subió rápidamente, se llevó mi pecho derecho a su v
boca. Me retorcí jadeando y entonces lo noté. El gran bulto entre sus piernas chocó contra mi vientre. Rió mientras seguía besando y chupando. Hasta que se separó. Quitó mi camisa dejándome desnuda de la parte de arriba. Se lanzó a besar mi cuello. Moví la cabeza hacia atrás notando como mordisqueaba mi clavícula y gemí.

Sus manos rozaron mis pantalones y los bajaron cuidadosamente. Lo mismo hizo con mis bragas. Me sonrojé avergonzada y junté mis muslos.

- Mm mm... - negó con la cabeza. Su mirada llena de lujuria se clavó en la mía. - Deja que te vea, preciosa. - susurró. Sonreí ante su atrevimiento. Separó mis piernas clavando las uñas en mis muslos. Puso dos dedos sobre mis pliegues para ver el terreno.

- Estás empapada. - susurró. - ¿Te has puesto así por mí? - dijo y asentí tímidamente.

- Es injusto. - dije suspirando mientras presionaba sus dedos. - Yo estoy sin ropa y tú vestido.

- Tienes razón. - dijo y se quitó la camiseta. Llevé mi mano entre mis piernas y empecé a tocarme. Me miró sonrojado. Gemí.

Desabrochó su cinturón mientras me miraba embobado.

- Jean... - gemí. Metí dos dedos en mi interior. Con la otra mano toqué uno de mis pezones endurecidos.

- Joder. - dijo bajándose los pantalones. Seguidamente los bóxers. Me detuve al instante dejando los dedos dentro de mí. Le miré cargada de lascivia. Su pelo estaba medio despeinado, su cara roja y su boca semiabierta, sus labios relucían ante la luz del atardecer que entraba por la ventana.

Su nuez de adán se movía levemente en su cuello debido al nerviosismo. Observé su clavícula, su pecho bien tonificado y sus marcados abdominales. Era tan atractivo que no podía evitar excitarme. Su miembro, duro, estaba casi pegado a su estómago, cubierto de líquido preseminal y con sus marcadas venas a mi vista. Me relamí los labios.