ᴩʀɪɴᴄíᴩᴇ ᴅᴇ ꜱᴀɴɢʀᴇ//𝓑𝓸𝓾𝓷𝓟𝓻𝓮𝓶 ♡ 4 ♡

CAPÍTULO 11

Prem estaba sentado en su silla, mientras miraba pasearse a Boun por toda la habitación. Se detenía aquí y allá para hablar con la gente, pero sobre todo mezclándose con todos. Le había preocupado que la gente de su aquelarre, no fuera capaz de aceptar a su pareja. A excepción de un pequeño grupo que se mantenía alejado, la mayoría parecía darle la bienvenida.

No había sido fácil. Boun había recibido un montón de basura de la gente en el aquelarre. Parecía que se lo tomaba con calma, pero Prem tenía sus dudas. Nadie querría vivir en un lugar donde todo el mundo lo hace a uno sentir no bienvenido.

Prem trataría de llenar los vacíos, asegurándose de que Boun supiera que le quería, pero un hombre necesita amigos además de su compañero. La amistad de Boun con Talay parecía ir bastante bien. Parecían tener mucho de qué hablar. Ahora que habían enviado a casa al hermano de Talay, Desmond, Prem esperaba que Boun hiciera amigos.

―Su vino, Príncipe Prem.

Prem se volvió y le sonrió a Alfred, tomando la copa de vino. Empezó a llevarla a sus labios cuando una mirada desde el otro lado de la habitación le llamó la atención. Prem soltó un suspiró y dejó la copa sobre la mesa junto a él.

Boun insistió en inspeccionar todo lo que comiera o bebiera antes de que pasara por sus labios. Era cierto que alguien había tratado de envenenarlo, pero Prem aún no había sido capaz de averiguar quién lo había hecho. Confiaba en la gente de su aquelarre.

Al menos, él quería hacerlo.

Estas personas eran su familia. Había crecido con ellos. Los había visto crecer. Celebró con ellos cuando un niño nacía, lloró con ellos cuando un ser querido se iba. Los protegió y fue protegido por ellos a cambio.

No quería pensar en la posibilidad de que uno de ellos pudiera querer matarlo. Simplemente no quería exponerse a ese crudo pensamiento. Hacía que su corazón le doliera, no porque alguien lo quisiera muerto. Eso sólo le molestaba. Sino porque alguien en el que él pensó como si fuera de la familia, lo quería muerto.

Ausente, Prem tomó su copa de vino de nuevo, saltando un poco cuando le fue arrebatada de su mano. Inclinó la cabeza hacia atrás para encontrar a Boun de pie detrás de él, tomando un pequeño sorbo de vino.

Boun hizo una mueca y se lo devolvió. Prem sonrió mientras tomaba un sorbo. Boun odiaba el vino, pero él insistió, en que cada vez que Prem bebiera un poco, lo saborearía él primero. Se sentía bastante seguro de que Boun lamentaba que él no prefiriera beber cerveza.

―¿Disfrutando, mi amor?― preguntó Prem mientras observaba a Boun moverse a su alrededor hasta sentarse en el brazo de su silla.

―¿Sabes que me rasco las bolas y bebo cerveza, verdad?

―Uh, sí ―respondió Prem, no muy seguro de hacia dónde lo iba a llevar esa pregunta.

Boun se rió y asintió con la cabeza hacia el público.

―Ellos también.

Prem dejó caer su cabeza en una mano. ―Oh, maldita sea, ¿qué hiciste?

―Nada, te lo juro.

Prem no estaba seguro de creerle a su compañero. Parecía haber demasiada diversión en su voz. Estaba a punto de profundizar en ese misterio cuando uno de los miembros del aquelarre se adelantó.

―Alteza ―dijo el hombre, asintiendo con la cabeza respetuosamente. Boun miró a Prem y rodó los ojos―. ¿Podría pedirle prestado a su consorte real por un momento?

―Creo que eso depende de él ―respondió Prem―. Tal vez deberías abordar la cuestión con Boun.

―Sí, por supuesto ―dijo el hombre rápidamente―. Pido disculpas.