Chat

Dos

Lírica se quedo viendo la pantalla de su celular, un instante. Después soltó una sonora carcajada y se sentó a lo jefe indio sobre la cama. Por supuesto jamás se le pasó por la cabeza el real motivo de aquella curiosa respuesta. Lírica asumió que aquel individuo, había contestado a su mensaje siguiendo el juego nada más.

-Merus- repitió en voz baja. Curioso nombre, pero asumió que era un seudónimo.

Dejo el teléfono a un lado sin darle importancia a la respuesta recibida. No tenía ganas de hablar con alguien en ese momento y casi hubiera preferido que no hubieran contestado. Volvió su atención a la revista. No pasaron ni cinco minutos cuando un nuevo mensaje llegó a su buzón, pero para desencanto de la muchacha, se trataba del mismo sujeto solicitándole su ubicación. Lírica se sonrío y fue a Google, para buscar lo que ese tal Merus le estaba solicitando, para continuar con la jugarreta.

Latitud: -31.5372, Longitud: -68.5253 31° 32′ 14″ Sur, 68° 31′ 31″ Oeste.

El mensaje fue recibido por el patrullero galáctico, de la misma forma que el primero: segmentado. La respuesta tardó ocho minutos en llegar y le resulto bastante extraño. Eran coordenadas, pero no de las que él empleaba y por supuesto no le señalaron ninguna ubicación. Aquello no lo tomo tan por sorpresa, pues cuando envío el mensaje pudo detectar una especie de pulso energético, en la distancia. Al parecer esa zona del universo no estaba vacía como todos creían. Se quedó quieto y alerta, esperando poder detectar el punto exacto, desde donde surgió el primer mensaje. No pudo hacerlo, hasta que el segundo penetró esa especie de barrera que parecía existir allá,
en el vacío. Ese pulso fue tan fugaz como el que su naturaleza le permitió captar, al responder a esa llamada de auxilio y surgió lejos del primer punto.

Lírica se quedo esperando un comentario, pero nada sucedió. Decepcionada dejó el asunto y fue a darse una ducha. Había sido un día bastante largo. Necesitaba conseguir un trabajo y gracias a las restricciones sanitarias, sus únicas posibilidades eran el denominado teletrabajo, del que sus amigos se quejaban por ser más que todo reuniones interminables. Suerte no había tenido en el aspecto laboral. Las únicas empresas que respondieron sus solicitudes fueron las que pedían un pago, para un curso de capacitación. Sus bien justificadas dudas respecto a esa modalidad, le impedían probar suerte ahí. Después de darse un baño caliente, fue por un tazón de yogurt con fruta y volvió a su cuarto, apagando las luces tras de sí.

Lírica se sentó en el borde de la cama para encender la televisión. Buscó una película que ver en el catálogo y después de descartar una veintena de nuevos largometrajes, se dispuso a ver algo que prácticamente se sabía de memoria. Tomó su celular para ver la hora y descubrió dos nuevos mensajes de ese usuario. Habían cuatro más, pero ella sólo prestó atención a esos. Como no tenía el auricular al alcance, acercó su móvil a su oido y escuchó. La primera nota de voz era sólo estática. Apenas logró identificar dos o tres palabras,
pero el segundo se oía mejor:

Las coordenadas que envía no corresponden a ninguna ubicación...

Lo demás era inaudible. Lírica inclino la cabeza a un lado y contempló la pantalla de su celular. La respuesta no le pareció tan graciosa como al principio y contestó:

Dejemos ese juego a un lado ¿Quieres? ¿De dónde eres? ¿Qué haces? ¿Cómo te ha ido con esto de la pandemia?

Después de eso dejó el teléfono y volvió su atención a la película.

Ocho minutos después, Merus recibió el mensaje. Pero él estaba pendiente de donde surgía el pulso de energía y tardó en oírlo. Cuando lo hizo lució un poco desconcertado. Con los ojos fijos en el vacío del espacio y todos sus sentidos puestos en ese fragmento de universo, recordo algo que entre los ángeles era un rumor casi olvidado. Se decía que existía otro cosmos. Uno más allá de todos los universos y que nadie podía cruzar allí. Que era como percibir fantasmas de forma esporádica, en ciertas regiones de la existencia ¿Seria posible que él hubiera entrado en contacto con ese cosmos? No había otra explicación. No existía un mundo del que surgiera esa señal que parecía perforar un muro, siempre en un punto diferente y tan breve que no parecía haber una medida para definirlo.

Escuchó el mensaje otra vez y casi le resulto una confirmación de lo que sospechaba, pero la palabra pandemia le llamó profundamente la atención. Por supuesto no era un termino que él desconociera, pasaba que perteneciendo a la Patrulla Galáctica, el protocolo a seguir ante esa catástrofe solía ser el exterminio. Por supuesto que considerando los factores pertinentes. Por lo que le resultaba un panorama muy preocupante y desalentador.

Considerando todo lo anterior,
que la persona con la que estaba hablando estuviera intentando pedir ayuda a raíz de esa pandemia, se le hizo bastante lógico a Merus, pero ese último mensaje no iba a lugar en ese contexto.

¿De dónde eres? ¿Qué haces? Eran preguntas destinadas a saber de él ¿Cómo te ha ido con la pandemia? Esa última le dio la idea más acertada. Esa mujer no sabía que hablaba con alguien que estaba fuera de su cosmos.
¿Qué hacer entonces? Por suerte no tuvo que llegar a una respuesta definitoria en ese momento. Lo estaban llamando desde el cuartel general y debía ir hacia allá.

Podía irse en silencio. Dar la vuelta y hacer de cuenta de que nada de eso sucedió, como posiblemente harían muchos,
pero...

Soy de muy lejos. Y tengo que irme ahora. Debo atender una emergencia...

El mensaje llegó bastante fragmentado y las últimas palabras apenas pudieron ser identificadas por Lírica, quien entendió algo como "me gustaría seguir hablando contigo" pero no estaba segura de si era así. Definitivamente ese tal Merus era de muy lejos. De un sitio donde la señal era pésima.

¿A que se refería con una emergencia? Se preguntó la muchacha y rascándose la cabeza, le envío una respuesta que Merus oiria mucho después.

Buena suerte, Merus. Esperó volvamos a hablar.