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Las náuseas mañaneras ya eran demasiado obvias para todos los que compartían un círculo cercano con el omega de cabellos rosas.

Una nueva arcada se produjo en su garganta, logrando así que los pocos alimentos que había ingerido salieran por su boca, con una expresión asqueada presionó el botón del retrete, levantándose así con dificultad, enjuagó su boca con el ceño fruncido, la realidad era que ya no había espacio para arrepentimientos, lo único que quedaba era la cruel realidad.

Tres meses habían pasado ya desde que el positivo en rojo se había presentado ante sus ojos, para la gran mayoría era obvio, menos para el alfa que vivía con él, aquel que había aportado para ese pequeño bulto que había estado escondiendo con ropas anchas.

No sabía cómo decirlo aún, eran jóvenes estudiantes de universidad, el último año de ambos, y la habían cagado de una manera muy vergonzosa, habían estado saliendo por cuatro años, cuatro años en donde la protección jamás había fallado, hasta el día del cumpleaños del hermano gemelo de su alfa, noche donde ambos tomaron hasta olvidarse de sus nombres, deducía que el acto que había conllevado a que estuviera así se había llevado esa noche, no había otra explicación.

Con molestia salió de baño, yendo hacia su gran armario, sacando de allí un pantalón fino blanco y un sweater color amarillo pastel lo suficientemente ancho como para disimular su ya barriga levemente abultada.

Mirándose en un espejo, acomodando sus cabellos rápidamente antes de sonreír hacia él mismo, obligándose a sí mismo a lucir alegre, pasó una mirada rápida por aquella marca que adornaba su cuello, paso sus dedos finamente por allí, instintivamente posó su otra mano en su barriga, sonrió genuinamente, agarró sus cosas antes de salir del departamento a paso rápido.

–Tu olor está más dulce de lo usual.–dijo el moreno, mirándose en el gran espejo de el baño de la universidad, retocando levemente la fina capa de maquillaje que adornaba su cara.

–Sorpresa, Hyuck, estoy en cinta.–habló con sarcasmo, escuchando un leve silbido de parte del otro, su mejor amigo lo sabía, se había percatado incluso antes de que él mismo lo supiera, sin embargo le resultaba gracioso el hecho de que ya habían pasado tres meses y ellos aún guardaban ese hecho como un secreto de estado.

–¿Aún no se lo has dicho?.–preguntó tranquilo, satisfecho con su propio reflejo, listo para irse, siendo seguido por el pelirrosa luego de unos segundos.

–No nos hemos visto mucho, Jeno ha estado muy ocupado con el tema de sus exámenes finales, y yo...lo he estado evitando bastante bien.–dijo lo último casi en un susurro, recibiendo una rápida mirada del omega moreno, este ya no sabia qué decirle lamentablemente, había tratado de convencerlo, diciéndole que el estúpido alfa de cabellos azules no le dejaría o algo parecido, al contrario, se pondría feliz, sin embargo su amigo se negaba rotundamente a aquellas palabras, alegando que no quería arruinar la perfecta vida que habían construido juntos.

–¿Y qué me dices de tus padres?.–habló un poco más bajo, sentándose en uno de los tantos asientos de la gran sala, viendo a lo lejos al profesor listo para empezar a dar su clase.

El pelirosa hizo una leve mueca antes de hablar.–He hablado con papá, él se sorprendió bastante, está feliz, dijo que pronto vendría a visitarnos, sin embargo me preocupa un poco que venga si aún no he tenido el coraje para contárselo a Jeno, y en cuanto a mi padre...–hizo una leve pausa, suspirando en el medio.–No tengo el coraje para decírselo aún.–finalizó, recibiendo un pequeño chasquido de parte de su amigo.

𝒂 𝒃𝒂𝒃𝒚-[𝐧𝐨𝐦𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora