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Por tercera vez en la noche corría hacia el baño gracias a las repentinas ganas de orinar.

Su quinto mes de embarazo era ya notorio y obvio, con un suspiro presionó el botón del urinario, escuchando así el ruido característico del mismo.

Frente al espejo pudo visualizar su barriga ya grande, la piel estirada le hacía pensar que algún día debería cargar con estrías que no le harían ninguna gracia, el dolor en las extremidades inferiores era algo que había empezado a odiar, no podía pasar mucho tiempo parado y se le dificultaba el caminar largos tramos.

El bebé dentro de su barriga se había empezado a mover al entrar en el quinto mes, le había apodado "revoltoso" dado que tenía una manía por acomodarse dentro suyo cuando estaba en exámenes importantes.

–Si no te quedas quieto no podré dormir, revoltoso.–habló en voz baja, acariciando suavemente la piel de su barriga, una patada leve se sintió en uno de sus costados, sacándole así una queja ahogada.

Con dolor se recostó sobre la cama, viendo como el alfa a su lado se removía probablemente ya despierto.

–He estado pensando que aún no tenemos un nombre para el revoltoso.–la voz ronca del alfa llamó su atención, el mismo pasó un brazo por encima suyo, colocándolo encima de su barriga, recibiendo así los movimientos del bebé en primera plana.

–Lo he pensado también, sin embargo debes recordar que aún no sabemos su sexo, recién esta semana tenemos cita con el doctor para hacerme la siguiente ecografía, allí debería ya poderse distinguir bien su sexo.–habló bajo, no queriendo interrumpir aquella extraña burbuja tranquila que los rodeaba.

–Cierto.–concordó el alfa, sonando adormilado, era cuestión de minutos para que se durmiera nuevamente.

Con movimientos lentos se acomodó cerca del otro, sintiendo su respiración por encima de su cabeza, no tardó mucho en dormirse también, fue cuestión de que el bebé se quedara quieto para que el sueño le golpeara con fuerza.

Pasadas las horas, los rayos de luz del amanecer empezaban a entrar por las grandes ventanas del apartamento, con movimientos adormilados se giró sobre su lugar, dándole la espalda ahora al alfa, sintiendo su calor corporal.

Era un día sábado como cualquier otro, ninguno tenía clases de apoyo o extracurriculares, solían dormir hasta que el sol estuviera en lo más alto, específicamente hasta el medio día, luego comían alguna comida chatarra, para luego volver a dormir.

Sin embargo esos no eran los planes para ese día, no podía ser así lamentable.

Con suavidad quitó el brazo que le acorralaba para así dirigirse al baño dado a las repentinas ganas de orinar que le habían entrado, al salir del baño abrió completamente las cortinas, dejando que la fuerte luz golpeara todo el lugar, instintivamente escuchó un sonido ahogado de parte del peli azul, específicamente una queja, pasó sus manos por debajo de su ropa hasta llegar a su abultada barriga, posó sus manos allí en tanto miraba por la ventana.

El vacío campus de la universidad se veía mucho más interesante que tener que salir temprano un sábado.

–Cariño, tenemos cita con el doctor dentro de exactamente una hora.–habló alto luego de un rato.

El alfa se removió entre las sábanas, empezando a levantarse, dejando salir leves gruñidos al sentir el frío que hacía fuera de la cama.–¿Podemos desayunar hamburguesas?.–preguntó somnoliento, sacándole una leve risa al pelirrosa.

𝒂 𝒃𝒂𝒃𝒚-[𝐧𝐨𝐦𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora