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Las contracciones mañaneras se habían vuelto su peor enemigo.

El noveno mes era definitivamente el peor, lo había escuchado muchas veces, sin embargo no lo había creído hasta que entró en su último mes de embarazo, no dormir más que cuatro o cinco horas por noches, a menudo tenía que correr al baño para poder orinar, comía bastante, más de lo normal, la extraña sensación de que en cualquier momento el bebé llegaría era horrible.

La navidad se acercaba lentamente, lo que le hacía temer que su hijo llegara al mundo en plenas fiestas.

Con orgullo podía decir que había terminado la universidad, pudiendo por fin mudarse de aquel pequeño departamento a una gran casa que había sido comprada por sus padres para él y su pareja.

Acostado en el gran colchón de sábanas blancas pensaba en que no se quejaría si alguien le dijera que había helado de fresa y menta en el refrigerador.

Jeno había empezado a trabajar con su padre en su gran empresa, siendo su mano derecha trabajando así como administrador de empresas, de la misma manera que el alfa pelinegro que ahora se paseaba por su gran cocina en conjunto con el moreno.

El doctor le había dicho que no podía quedarse solo en la casa, no cuando estaba a nada de dar a luz, se turnaban para cuidarlo cuando el alfa debía ir hacia la empresa, de momentos venía su padre, cocinando todo tipo de cosas para él, en otros momentos venía la pareja que ahora estaba en su cocina, los fines de semana venía el beta de cabellos plateados, éste solía leerle algún libro interesante o contarle sobre su día.

Esos últimos días habían sido divertidos si pasaba por encima el hecho de que prácticamente no había dormido nada.

Con dolor e incomodidad hizo el esfuerzo por sentarse sobre la cama, deseando poder levantarse, a los pocos segundos la cabellera morada de Donghyuck se asomó por el umbral de la puerta, probablemente compartiendo pensamientos con el ahora omega rubio.

El rosa de su cabello se había lavado con el tiempo, dejando a la luz su color natural de cabello, volviendo a lucir ordinario para sus adentros.

Toma mi mano.–dijo Donghyuck, ayudándolo así a pararse, con un leve quejido se levantó en el suelo, soltando un suspiro por el cansancio.

–Quiero helado de fresa y menta.–habló aburrido, dirigiéndose hacia la escalera que bajaba hacia el primer piso, su amigo le seguía de cerca, procurando que bajara cada escalón con ciudado.

–Mark trajo helado.–Donghyuck habló casual, llamando así la atención del rubio, éste le miró incrédulo, sacándole así una risa divertida al otro.

–Vamos entonces.–al terminar de bajar las escaleras pudo visualizar al alfa pelinegro comiendo helado en tanto miraba algo en la gran tele delante suyo.–Pero vaya, que alfa tan productivo.–habló con sarcasmo, escuchando así la risa aguda del omega moreno, recibiendo una mirada aburrida del alfa.

Caminó con dificultad hacia la heladera, sacando de allí el pote blanco con helado, sentándose con el mismo en la pequeña mesada de la cocina, comiendo el helado con una cuchara sin esperar.

Su amigo se sentó delante suyo, mirándole con una leve sonrisa cariñosa, viendo como el helado se quedaba en su nariz y en su barbilla.–¿Sabes?, nadie te apura, puedes comer más lento.–habló con una sonrisa socarrona, no recibiendo la atención del omega.

Cuando no hubo más helado dentro del pote, saltó de la silla, tocando con sus pies el frío piso, un eructo salió de su garganta, obteniendo así una mirada indignada de parte de su amigo, entre risas camino nuevamente hacia la escalera.

𝒂 𝒃𝒂𝒃𝒚-[𝐧𝐨𝐦𝐢𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora