Capítulo Dos

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Apreciaba su soledad cuando era necesario, algo que una noche de verano le entregaba favorablemente. Un libro sobre su regazo y la taza de té a su derecha, eran su descripción pura y honesta. Por lo tanto, era más fácil enfocarse en la lectura cuando los chicos se fueron a dormir y la dejaron meditar para recuperar la energía que agotó hoy, al pelear contra Plasmus otra vez. No necesito mucho más que usar su Alma Yo para deshacer la forma pegajosa de la criatura y sacar al hombre que mantenía cautivo dentro de esa viscosidad. Luego requirió un baño con urgencia que nadie evitó.

Entusiasmada, a su manera, de haber terminado el día con mayor tranquilidad, creyó que era hora de dormir al sentir como sus párpados caían de apoco. Era algo anormal que anduviera por estas horas despierta, mucho más cuando estaba consciente de que debía despertarse temprano como todos los días. Ese pensamiento fue suficiente para querer recostarse en su propia cama y descansar.

No obstante, un ruido extraño se halló debajo de sus pies, deteniendo cualquier deseo de avanzar más. Raven pensó que podría ser alguno de sus compañeros levantándose de un mal sueño, pero sus poderes empaticos le advertían que la presencia estaba bastante desorientada de si mismo como para ser normal de una persona a punto de despertarse. ¿Acaso se trataría de un intruso? Si fuera así, ¿por qué no sonarían las alarmas en la Torre?Necesitaba ser precavida con respecto al asunto.

Invocó un portal enfrente suyo, que la condujo hasta la planta baja de la Torre, es decir, su entrada principal. Escuchó un suave repiqueteo de las puertas corredizas, como si algo o alguien la estuviera empujando desde afuera, que la hicieron permanecer quieta en su lugar, estudiando que nadie la estuviera apuntando como un objetivo al final del pasillo. Las luces estaban apagadas por el sistema nocturno de la Torre, siendo las cámaras de vigilancia el único objeto despierto con ellos.

De pronto, escuchó un gimoteo, seguido de una carcajada grave al aire. Alguien se estaba sosteniendo sobre las paredes, y se le ocurrió que, esa carcajada la escuchó de algún lado. De alguien, en específico.

—¿Garfield? —preguntó hacia la silueta, observándolo mejor gracias a la iluminación que cruzaba un ventanal detrás suyo.

Estrechó sus ojos, estudiándolo con una mirada dura. Su cabello estaba desordenado, la ropa hecha jirones como si alguien lo hubiera empujado con él, y su rostro estaba húmedo por el calor que a veces se sentía en la noche. Presentaba una actitud bastante extraña de su parte, algo que el chico le respondió apenas lo escucho hablar.

—¿Rae?... ¡Rae Rae! No puede ser, pensé que te encontrabas dormida, ¿qué haces aquí? —cuestionó, su voz casi cantarín, y el aliento le apestaba a alcohol.

Genial, un Chico Bestia ebrio. Era lo último que me faltaba para arruinar la noche.

Ahora que lo pensaba, no le había informado a nadie que saldría a la ciudad solo para beber algo, ella misma pensaba que se encontraba dormido como todos los demás. Lo que significaba, que se había escapado de alguna manera.

Nuestro primer baile | BbraeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora