Capítulo uno

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Parecía ser un día perfecto para planear un picnic, jugar béisbol o pasear con botellas repletas de agua en caso de saciar la sed por el calor. Los pájaros volaban y silbaban alegremente, anunciando la llegada en donde las flores emanaban su más dulce aroma para los insectos más pequeños, cacería perfecta. Los niños no perdieron esa oportunidad, pues estaban hartos de las tormentas eléctricas que atravesaron Jump City en sus tiempos más fríos. Con la ciudad prosperando a esa próxima estación primaveral, los civiles se dieron el tiempo para aprovechar el hermoso día.

Y porque no, los dos integrantes más jóvenes de los Titanes también aprovecharon la oportunidad. Aunque cierta empatica parecía más desconforme.

—¿Era necesario traernos aquí? La Torre es un lugar más... privado —inquirió Raven confundida, protegiéndose de los pequeños rayos del sol debajo de un árbol, junto a su capucha común.

En frente de ella, Garfield le lanzó una mirada despreocupada, reservando las botellas de agua para que se mantuvieran frías.

—Lo sé, pero es más genial practicar desde otra perspectiva, Rae. La Torre a veces puede llegar a ser aburrida, y esto es naturaleza! El aire libre nos hará bien —respondió, sin dejar de observar ansioso su panorama verde, podría camuflarse en el si quisiera—. No comprendo cual seria tu incomodidad.

—¿Incomodidad?, ¿lo dices en serio? No comprendo tu definición de "privacidad", cuando estamos en un parque público, y con civiles. Podrían vernos, y estamos vulnerables a los ataques de algún enemigo —señalo las razones obvias, una pizca de frustración amenazando su voz.

—No seas paranoica. Este es el lugar más privado del parque, nadie se atreve a pasar por aquí. Y sobre enemigos, no veo porque nos atacarían en un lugar público —respondió alzando sus hombros en un tono convencido. Era increíble cuan calmado podría ser este sujeto a veces.

—¿Y por qué en este lugar nadie se atrevería a pasar? —repitió, alzando su ceja.

Encogiéndose de hombros, apartó su mirada de ella. Percibió una expresión incómoda desde su visión periférica.

—Digamos que en este lugar ocurren ciertas... actividades. Pero no tiene importancia ahora! Empecemos a practicar.

Extendió su mano hacia ella, Raven arqueo una ceja en su lugar, al darse cuenta del mínimo pero muy importante detalle.

—¿Vamos a bailar a ciegas?, ¿O te has olvidado del reproductor? —cuestionó dudosa.

—Oh, no iremos con la música esta vez. Será puro instinto —aclaró él, recibiendo su mayor confusión—. No puedes guiarte solo de la música, también se basa en los movimientos de tu compañero. Quizás tu problema sea la sincronía. Si eres capaz de seguirme, será suficiente práctica para ti. Creo que es algo lógico, ¿verdad?

Nuestro primer baile | BbraeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora