Nada puede ir peor.

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Me levanté por el sonido del despertador. Ese horrible sonido, que parecía que me iban a estallar los oídos.

Me dirigí hacia el baño, a darme una ducha. Cuando termine me enrollé una toalla en mi cuerpo, y  salí del baño. Me senté en mi tocador a secarme el pelo. Cogí unos jeans oscuros, una camisa, una chaqueta y mis zapatos de mi closet y me vestí. Recogí mi cabello en una cola alta y salí de mi habitación ya con mi mochila.

Al entrar en la cocina no vi a Melany, y pensé que a lo mejor se había quedado dormida.

Como siempre.

Desayune una simple manzana.

Fui  hacia la habitación de mi amiga. Y no estaba.

¿No estaba? ¿Dónde se había metido a estas horas?

Miré mi reloj y se me hacía tarde para ir a clases. Cogí mis llaves y salí de casa. Ya en el auto, le envíe un mensaje a melany.

Yo 7:45

¿Perdón vale? ¿Tenías que desaparecer así?

 

Conduje hasta el estacionamiento de la universidad, bajé lo más rápido que pude.

Perfecto llego con retraso.

Toqué la puerta del salón y entré.

--¿Se puede entrar?—pregunte tímidamente.

El profesor de unos 50 años me miro frunciendo el ceño.

--Pasa, y que no se vuelva a repetir—dijo volviéndose hacia la gran pizarra.

Mire hacia todos lados a ver si veía  a Melany, y efectivamente, hay estaba, mirándome como si nada. Sé que me pasé ayer, ¿pero tenía que  evitarme?

Caminé para sentarme junto a ella.

--¿Dónde te metiste esta mañana?—pregunté.

--Por ahí—soltó

--Venga Melany, no me trates así—dije triste. —sé que me pase ayer pero...—

--No es por eso por lo que estoy así, me duele que no quieras superar lo que te paso hace 2 años, y tampoco te dejas ayudar. —dijo triste. – Te pasas todo el día en casa, no sales, no quieres nada, y sí,  soy tu amiga, pero eso ya me cansa, estar siempre detrás de ti. —dijo casi chillándome.

Me quedé de piedra, no pensé que pensara así, ni que se sintiera así, y ahora me doy cuenta, ella había estado todos los días insistiendo e insistiendo de salir, y siempre me negaba. No soy una buena amiga.

--No todo gira alrededor tuyo Kristina, supéralo. —Me dijo—Yo también tengo demasiados problemas, y no te has parado a ni siquiera  preguntarme como estoy o lo que pienso. —dijo casi llorando.

Lo que me duele de todo esto, es que ella tiene razón, había días que la veía en su mundo, y muy pensativa, pero luego la veía riendo como siempre. Y eso me confundía.

--Lo siento vale, Lo siento—dije levantándome de golpe de la silla. Y ella aparto la mirada.

Todos se quedaron mirando la escena. Es la primera vez que nos hablábamos así y sé que todo esto es mi culpa, yo me he ido apartando de todos y de todo.

--Señoritas, ¿Qué pasa aquí?—dijo el profesor llegando a nuestro lado.

--Nada-- contestamos a unísono.

Amor Accidentado.~PARADA~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora