Week 2021 KiriBaku

Día 2: Au Medieval

El sol le pegaba en la cara. Estaba en su cueva junto con sus padres; el resto de la manada estaba al rededor durmiendo. Era un día importante, iniciaba una nueva etapa de primavera y el sol resplandece aún más que otros días.  El bosque es grande y solitario, además de silencioso. 

Es un dragón de hermosas escamas color rojo y de mediano tamaño; para su edad, es lo promedio, poco más de 2.5 metros. Estiró las alas y camino por el sendero que sus padres y ancestros han marcado por más de 100 años; el cielo le hizo compañía, un cielo en el cual podía volar apenas anochecía. A palabras de sus padres y dragones ancianos, hay muchos cazadores por los alrededores, ya que ese bosque era visitado de vez en cuando por ellos.

-Ten cuidado con volar muy temprano, seguro te verían, sobre todo por tu color- Recordó a su padre cuidarlo como normalmente lo hacía. 

-Quizá tenga razón...-Pero eso no le impedía correr por el bosque de vez en cuando, justo antes de la cacería.

-A dónde vas? Escucho a su madre en su cabeza, estaba cuidando de su hijo más de lo normal.

 -Saldré a dar una vuelta. -Le respondió sin mirarla. Todos estaban dando vueltas al rededor pero no sé alejaban. Apenas eran 30 miembros de la manada y a su madre le preocupa que fueran menos cada vez.-Sabes que no me gusta estar metido todo el día aquí...

-Lo sé, pero no debes alejarte. Si tú padre te ve lejos te castigará. -Asintió mirándola a los ojos. Se alegro de ver a su madre tranquila. 

Corrió fuera del área destinada de la manada. Habían más dragones lejos de ellos, jamás los ha visto pero sabe que existen, lo que no sabe es si son como él y toda su pequeña manada : híbridos dragon-humano. Una subespecie que solo busca sobrevivir.

Camino hasta un gran tronco dónde escondía ropa humana que había encontrado en los alrededores, cosa que sus padres no sabían. Tenían prohibido transformarse en humanos al menos que buscarán esconderse o pasar desapercibidos, ya que el cuerpo de un humano es más débil que el de un dragón; por esa razón había decidido traer un par de dagas con él. Se transformó tomando la figura de un joven pelirrojo, su dentadura era igual a la de su forma de dragón. Se vistió y caminó por el bosque en busca de una distracción. Termino yendo al río, un lugar tranquilo para pensar y estar solo. Se quitó las botas y se sentó en la orilla remojando sus pies. Suspiró mirando nuevamente el cielo.

El rubio despertó muy temprano al día siguiente, antes de que el sol iniciara su recorrido por la tierra, si era sincero consigo mismo, no había dormido del todo bien, definitivamente extrañaba la seguridad de su casa, el calor y comodidad de sus pieles, en fin, puras vanidades. Terminó con la poca comida que le quedaba, necesitaba cazar algo durante el día o recolectar algo; enterró los restos de la fogata y se colocó la capa. Una de las ventajas de viajar ligero era que también recogidas rápido el campamento. Una vez todo listo, empezó a caminar. No tenía ningún rumbo en realidad, podía hacer lo que quisiera, solo debía sobrevivir hasta volverse un adulto, todo era absurdo ahora que lo pensaba ¿Cómo iba a saber que cuando ya fuera un adulto de todas formas? ¿Barba?¿Pelo en pecho?¿Ganas de una pareja? Eso último lo veía difícil, todos eran un montón de debiluchos, ninguno merecía estar a su lado. Empezó a trazar un plan para sobrevivir —quizás— toda su vida en aquel lugar. Lo primero era encontrar una fuente de agua, no sobreviviría ni tres días si no encontraba un cuerpo de agua. Caminó y caminó por lo que le pareció una eternidad, aunque según el sol no pasaba de medio día, cuando por fin encontró tierra húmeda, el agua no estaba lejos seguramente, continúo hasta llegar al río.

Decidió darse un baño cuando estuvo ante el río, era apenas un par de metros de ancho y no parecía llevar mucha corriente, no había peligro. Se desnudó y voló con cuidado su ropa sobre la rama de un árbol para no mojarla y de un salto, se zambulló en el agua.