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Me apoyé contra uno de los muros del pasillo, me cruce de brazos y observe el final de pasillo.  Hermione se encontraba abrazando sus libros y tenía una sonrisa encantadora en el rostro mientras Marcus, nuestro profesor, el bombón,  le hablaba. ¿Qué estará diciéndole? No lo se, debía ser algo muy bueno como para haberse acercando a su estudiante y para que Hermione tenga esa expresión en el rostro. ¿Por qué me quiero engañar? Hermione con tan solo verlo respirar colocaría esa cara de tonta. ¿Yo podría esa cara cuando veo a Blake?

Solté un largo suspiro, quería saber de que hablaban y no estar esperando como tonta escondida en una esquina del pasillo. Mañana nos iríamos de vacaciones de Navidad y estaba dispuesta a comer todo lo que me pusieran en mi camino. Estaba ansiosa por ver a mis padres, a Nymphadora y la familia Weasley, quería ver a mi tío, en fin. Serían unas hermosas vacaciones de Navidad, aunque, no vería a Blaise y eso era un punto negativo a todo esto.

Ver al moreno estas últimas semanas había sido complicado. Los parciales ocupan mi tiempo y mis amigos últimamente no me perdía el rastro, con amigos me refiero a Ron y Harry. ¿Habrán notado algo? Mmm, soy muy obvia, tal vez si, aún así... ¡No les importa!

– ¡Amelia! – me sobresalte y observé a Hermione, sus mejillas se encontraba sonrojadas y tenía un brillo en sus ojos fenomenal. – ¿En que estás pensando? – río y entrecerré los ojos.

– No. – negué. – Preguntarme lo que pienso no es lo que deberías hacer. – volví a negar y fruncí el ceño. – Lo que deberías estar haciendo es contarme todo lo que el profesor te dijo, ¡Eso es lo que deberías estar haciendo!

Sus ojos brillaron mucho más y solté un chillido emocionada, si, estaba emocionada antes de que me contara y si no fuera porque suelo tropezarme con mis propios pies estaría saltando a su alrededor.

– Me dijo. – susurró. – Que había hecho un buen trabajo durante todo el semestre y que... podría escribirle durante las vacaciones.

¡SI!

– ¿Enserio? ¿Escribirle? ¿Escribirle que? ¿Sobre la clase? ¡Habla Hermione Granger! ¡No vez que no tengo paciencia!

– ¡Déjame hablar! - me calle, ambas nos miramos y nos soltamos a reír de un momento a otro. Estábamos totalmente locas. – Me dijo que podría escribirle sobre cualquier cosa que no solo fuera de la clase.

Volví a gritar emocionada y ella se sonrojó mucho más, la abracé y nos tambaleamos un poco. Nos volvimos a reír y le apreté las mejillas.

– ¡Que hermoso! - exclamé en un suspiro y comenzamos a caminar.

– Aún no me lo creo.

Le sonreí y caminamos juntas para volver hacia la torre de Gryffindor, teníamos que terminar de empacar nuestras cosas antes de que llegara la cena.

La cena transcurrió como cualquier otra, con palabras de Dumbledore que no podías entender, copo de nieves cayendo sobre nosotros, miradas cruzadas entre Blaise y yo, miradas entre el Profesor Marcus y Hermione. Se despidió de los que se iban y les advirtió a los que se quedaban que sería una muy feliz navidad.

Cuando la cena llegó a su fin me perdí por los pasillos, esperando a que mis amigos no decidieran a buscarme y me escondí de los Prefectos mientras me escabullía en la oscuridad sin mucho excito de ser silenciosa, me encontraba tropezando y quejándome por todo.

– ¿Es enserio? – iba a pegar un grito por el susto pero una mano en mi boca me lo impidió. – ¿Qué parte de debemos tener cuidado no entendiste? – lo codee con fuerte y me soltó soltando una maldición, idiota.

– Tuve cuidado. – también me quejé en un susurro.

– Si, alertando a cada fantasma y cuadro de Hogwarts que escuchó tus tropiezos. – me dijo de vuelta, fruncí el ceño, ¿me alzó la voz?

– ¿Me estas gritando? – le pregunté y él me miró confundido.

– No te estoy gritando.

– Me estas gritando. – me volví a quejar y mis ojos se llenaron de lágrimas, me miró sin entender y sollocé más. Unos pasos se escucharon por el pasillo y abrió los ojos, me acercó a él y me volvió a tapar la boca adentrándome con él en la oscuridad, lo mordí y se trago cada palabrota que estoy segura que dirá.

Es la última vez que nos veamos y me estaba gritando. Unas lágrimas bajaron por mi mejilla y unos chicos pasaron, sin vernos y él me volvió a soltar. Se cruzó de brazos y alzó una ceja. ¿Por qué me mira así?

– ¿Estas en tus días? – ¿Cómo lo supo?

– Si. – me sonrió. ¿Se está burlando de mi?

Yo estaba bien esta mañana, estaba tranquila mientras hacía mis maletas con Hermione cuando de pronto sentí una incomodidad y pues resultaba que mi visita mensual había llegado. Mi suerte no podía ser peor, justo cuando me iba de vacaciones.

– Con razón. – me atrajo hacia él y me guio hacia la pared, ocultándonos de los demás. Una estatua nos oculta de la vista de los demás. – Estas sensible. – acarició mi mejilla y recosté mi frente en su pecho, lo escuché suspirar. – Parece increíble pero me harás falta. – sonreí. – ¿Me escribirás?

– Cada que pueda. – le contesté y entrelacé mis manos en su espalda y alce la cabeza para ver sus ojos. – ¿Me contestaras?

– Si tengo tiempo. – lo pellizco y se ríe. – Claro que si.

– No te busques a otra.

– Pensé que estábamos en una relación libre. – le pegue con más fuerza y me miro con diversión. – ¡Amelia!

– Shhh. – me miró mal. – Eso pasa cuando dices tonterías. – me quejé y beso mis labios, cerré los ojos y apreté mis manos alrededor de su capa. Sus labios eran jugosos y adictivos, era delicioso besarlo.

– ¿Cómo podría olvidarte? – sonreí como tonta. – Te quiero. – el corazón me latió con mucha fuerza y en ese momento lo supe.

– Yo también te quiero.

Estaba perdida.

Protegida | Blaise ZabiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora