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Narrador Omnisciente

Amelia se encontraba llegando tarde a su clase de Runas Antiguas, aún así no le prestaba atención a su tardanza en esos momentos porque llevaba una amena plática con Sebastián, un compañero de Gryffindor. El chico aparte de ser lindo resultaba ser muy divertido e inteligente.

— Entraré primero en el aula.

— Está bien.

— Espero la charla se repita.

— Por supuesto que si. — Amelia le sonrió mientras lo observaba avanzar por los pasillos antes de entrar en el aula. — Merlin, ¡que lindo!

— ¿Lindo? Estás totalmente ciega. — se quejó Blaise llegando tras de ella.

— Habla por ti mismo, Pansy anda alardeando por los pasillos de que te tiene comiendo de la mano.

Esa chica resultaba ser un tanto bastante insoportable, su voz chillona y esa actitud de mierda. Le encantaba gritarle al mundo lo muy enamorada que se encontraba de Draco y aún así se tiraba sus trucos con algunos individuos bastante idiotas para aceptarlo, el individuo frente a ella era uno de ellos.

— ¿Celosa? — ella frunció el ceño ante el tono divertido que utilizó Blaise al hablarle.

¿Donde había quedado el enojo que le provocó la pelea desde hace unos días? ¿Lo había perdonado? El dolor seguía en el mismo lugar, aún se cuestionaba muchas cosas pero era casi imposible ignorar al moreno levitando a su alrededor para molestarla.

– ¿Celosa? ¿De tí? No eres la suficiente importante para mi para estar celosa.

– Pero si te importo. – ella negó con cierta molestia. – Es lo que acabas de decir.

– Yo no dije tal cosa.– frunció su ceño, Blaise divertido se fue acercando a ella mientras asentía.

– Dijiste que no era la suficiente importante no que no lo fuera. – ella retrocedió al tenerlo cerca pero el siguió avanzando hasta que la espalda de Amelia tocó la pared.

– Piensa lo que quieras, Blake. – ella se cruzó de brazos poniendo algo de espacio entre ambos.

Estaba entre Blake y la pared, lo peor es que no hacía nada por moverse. Su mente le gritaba que se fuera y que el moreno era un idiota, pero su cuerpo seguía estático mientras lo miraba de una manera amenazante.

– Es Blaise, no Blake. – bajo un poco su cabeza rozando su nariz con la de Amelia.

El moreno tampoco sabía que hacía a ciencia cierta, su subconsciente le estaba gritando de todo lo que se pudieran imaginar pero hacía y decía todo lo contrario. Había una fuerza más grande entres los dos que se encontraba en aumento. Eran como dos polos opuestos, lo cuales se atraían de una manera inexplicable. Una manera que no se terminaba de aclarar desde que comenzó el nuevo año.

Ella pensó en lo que había dicho Draco, la posibilidad de que pudiera gustarle al chico que estaba enfrente la hizo suspirar.

– Y pensaré que te importó, aunque sea un poco.– sonrió.

– Estás loco. – se quejó la chica e inexplicablemente igual sonrió.

– Mira quien lo dice la chica que en su primer año le envío un retrete a su hermana de cumpleaños.  – las mejillas de Amelia se fueron sonrojando y fue a decir algo pero cerró la boca. – ¿Y si te beso?

Es momento perfecto para irme.

Amelia se iba a mover porque tenía un presentimiento el cual no podía pasar, su torpeza la traicionó.

Una vez fue mover su pie derecho tropezó con el izquierdo de Blaise el cual la sujetó pasando uno de sus brazos por cintura evitando que ambos cayeran y aprovechando la acerco a el.

– ¿A dónde crees que ibas? – otro intento por alejarse hizo que Blaise la abrazara al completo. ¡Alerta roja! ¡Azul! ¡Morada! ¡ERROR!

– Tengo clase.

– Empezó hace treinta minutos no vale la pena que llegues ahora. – una de las manos de Blaise fue subiendo suavemente por su espalda provocando un escalofrío a Amelia.

– Esto está mal.

– ¿Y por que está mal? – le pregunto Blake con una sonrisa que ante los ojos de Amelia era simplemente perfecta y eso nunca lo diría.

– Porque nos llevamos mal.– las manos de Amelia se fueron relajando haciendo que el agarre de Blake fuera más cómodo.

– ¿Y por que nos llevamos mal?

– ¿Enserio lo estás preguntando? Lo que tienes de bruto lo tienes de bruto.

– Apresúrate y contesta.

– Nos llevamos mal porque eres un estúpido.

– Eso no es una razón válida para llevarnos mal. – el se estaba divirtiendo, el tono de su voz y el brillo en sus ojos lo demostraba. No estaba pensando, simplemente estaba dejando que las cosas fluyeran.

– Para mi lo es...– sus narices se rozaron y ella negó. – Te dije que esto está mal.

– Yo lo encuentro completamente normal.– sus ojos se volvieron a conectar y si Amelia estaba sonrojada ahora parecía un tomate de lo roja que estaba.

– Es que tú eres un regalado.

– Que sea algo fuera de lo normal no significa que está mal.

– Estás hablando como mi hermana.

– Pues tu hermana tiene razón en lo que dice.– Amelia bufó y Blaise río.

La respiración de Amelia se volvió pesada y un suspiro se escapó de su boca haciendo que Blaise sonriera. Eso para el fue como un pase gratis para lo que quería hacer en este momento aunque fuera una verdadera locura.

– Solo será un beso.– le aseguro el moreno.

– ¿Solo uno? – cuestionó Amelia. No sé qué demonios estoy haciendo.

– Solo uno y nadie lo sabrá.

– Más te vale Zabinni.

No es como si ambos hubieran esperando por mucho tiempo pero se besaron con todas las ganas que pudiera existir.

Amelia rodeo cuello de Blaise y el dejo una de sus manos en su cintura mientras que la otra la apoyo en su nuca profundizando el beso. Perdieron la noción del tiempo y de lo que estaba pasando simplemente las sensaciones que los abrumaban se apoderaron de ellos por completo.

Fue un beso, luego hubo un segundo, seguido de un tercero.

Protegida | Blaise ZabiniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora