La pequeña de ojos verdes estaba en U.A, como hace meses, caminando detrás de Shota. Ya habían pasado dos días de lo sucedido y lo único que hacia era rogarle que le ayudara, pues sabia que la podía ver, le pillaba mirándole a veces. Sabia que seria raro todo esto, tenía razones para ignorarla. Ella sabia que nadie podía verla, que una persona le pudiera ver le era demasiado emocionante y aliviante. Pero claro, para esa persona no lo seria.
Shota entró a su habitación, escuchó como la chica dijo "Permiso" y entró rápido detrás de él. Soltó un suspiro y se sentó en su escritorio, para comenzar a trabajar.
—Por favor... Es desesperante, llevo ya un año así, de verdad... —Dijo, ya casi al borde de las lagrimas.
—Dios, desaparece. —Por fin, por fin hablo, y por mas que fue un "Desaparece", solo estaba emocionada porque por fin alguien podía verla.
—¡Ayudame, te lo ruego! —Exclamó la niña, se sentó en el sofá, mirando al hombre de cabello negro, que se había dado la vuelta en su silla para verla.
—¿Eres un fantasma o algo así? Esto es estresante... Y preocupante.
—Mmh... ¿Si? Se que morí, así que supongo que si ya que sigo aquí. Se que en mucho, ¿pero podrías ayudarme? Por favor, después no te molestare nunca mas.
—Bien, ¿qué necesitas?
—¡Que me cumplas un deseo!
—¿Y cuál seria ese deseo?
—No sé.
Todo quedó en silencio, Shota sonrió claramente tratando de ser amable, pero fue mas una mueca. Negó con la cabeza y se levantó, se tiro a su cama, ignorando a la chica para dormir unas horas, se tenia que levantar temprano. Prefería dejar el trabajo que tenia para mañana a que tener que hablar con fantasmas.
—Pero- ¿Deseo? Se que tengo que cumplir uno para irme, pero no se cual. ¿Podrías ser tan amable de ayudarme? Eres la única persona que me ve, no puedes hacer esto.
—Estoy demasiado ocupado, no tengo tiempo para esto, lo lamento. Tampoco te puedo ayudar si no saber que quieres.
—¡Me llamo ____! Tengo dieciséis años, fallecí hace ya unos cinco años... Umh, hace un año que estoy vagando por la ciudad, decidí venir acá para ver si alguien me veía, y si, usted me ve. Vivía en la otra ciudad, en la zona de campo, cerca del lago, recuerdo que fui en bote y me ahogue-
—Aizawa Shota.
—Si, lo sé... Gracias por escucharme, se que debe ser muy difícil asimilar todo. Pero es insoportable el hecho de ser ignorada.
—¿No tenias amigos? ¿O tu familia? Solo han pasado cinco años, muertos no estaran.
—Si, sobre eso, casi nunca veía a mi familia porque mis papás se pasaban trabajando, solo estaba con una sirvienta que no me hablaba. Y estudiaba en casa, no tenia amigos.
—Así que solo vivias en el campo, sola. Me imagino que el terreno era grande para que te tuvieran ahí.
—Lo era, pero ese no es el punto.
—¿Como no recordaras que quieres?
—No recuedo mucho, solo eso que seria lo básico de mi vida.
La pequeña miró con una mueca al mayor, Shota se dio la vuelta para poder mirarla. Pelo bien corto y negro, ojos achinados y verdes, estaba con un vestido que le llegaba a las rodillas y era blanco, ella era pálida y delgada, además de pequeña. No pareciera que tuviera dieciséis.
Solo sabia que ya tenia suficiente con los niños de su clase, esto complicaría aun mas toda su vida, su al rededor. Tendría que cuidar a la niña hasta que supiera ella que quiere y después tendría que ayudarla.
Seguía pensando, podrá haber muchos problemas y podrá creer que quizas se estaba volviendo loco. Pero por ahora se armaría de paciencia y ayudaría, seguía siendo una niña pequeña pidiendo ayuda, era empatico y no la dejaría sumergirse mas en la desesperación. Porque todos estos dos días que le siguió, sus ojos solo mostraban esperanza y a la vez desesperación. Loco o no, le estaban pidiendo ayuda.
Así que con un chasquido de lengua acepto, suspiro y en silencio observó como la niña saltaba de la felicidad.
—Bien, ahora no sé, ve a otra parte, voy a dormir. —Dijo, ya dando finalizada la conversación.
Al menos él, la pequeña se volvió a sentar y comenzó a hablar. Tendría unas largas anécdotas que escuchar.
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Deseo [ Aizawa Shota ]
FanfictionLas cosas estaban tranquilas en U.A. Estaban todos tranquilos menos Aizawa Shota, cómo siempre, ese hombre se mataba trabajando. Dejando de lado el estrés, el cansancio y soledad, estaba todo bien. Todo bien hasta que comenzó a ver a una niña. Apare...