tristeza.

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Quería a sus hermanos, de verdad, amaba a su familia, incluso le caía bien esa niña consentida de Zeus.

La verdad es que siempre intento ser un Dios justo, castigaba a los humanos solo cuando él lo creía conveniente, de lo contrario no intervenía.

Pero pese a ese sentimiento de cariño y amor por su familia...ahora...no sabía que sentir respecto a Hades.

Cuando fue a buscarlo de verdad deseaba arreglar las cosas e incluso tenía la esperanza de poder retomar esa amistad y amor fraternal de antaño, ese cariño especial que sentían uno por el otro,hasta que Perséfone llegó.

¡Tsk! Fue un verdadero idiota e iluso, ahora ya entendía porque Kanon lo engaño...¡Ahhh!

Jamás imagino que su hermano le guardara tanto odio y rencor, cuando le dijo su sentencia pensó que bromeaba, que tal vez solo lo molestaría unos días y ya...no fue así.

Al primer reclamo o queja...¡Destruiré tu santuario! No tienes a nadie que lo defienda salvó ese patético Sirena, así que me obedeces en todo o despídete de tu precioso templo submarino y te juro que en cada reencarnación al primero en atacar será a tí.

Bajo esa amenaza ya que podía hacer.

Pero estaba bien ¿No? Ya habían arreglado los mal entendidos ¿Cierto?

Las lágrimas volvieron a salir de sus ojos, su orgullo y fisico habían sido mansilladas por una persona en la cual confíaba y eso llenaba su corazón de tristeza y rabia.

A lo lejos Sorrento le miraba, se sentía tan impotente y culpable, no debió dejarlo ir solo.

el precio de tu perdón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora