Destinó

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Ya habían pasado los meses y a Unity le costó un poco acostumbrarse y ganar la simpatía de sus compañeros.

El primero con el que logró entablar una especie de amistad fue Io, el chileno era muy agradable y sociable, incluso él le comento lo que pasó con el antiguo Dragón Marino y su traición, ahora entendía por qué en principio no les cayó bien.

La verdad no se había dado cuenta de esa guerra, bueno en Bludegard siempre hacía frío y el agua que cayó durante la guerra contra el santuario ahí se congelaba en el acto, también era un región muy apartada de la civilización por lo que, no se enteró del todo de lo que pasó. Lo del eclipse de Hades (cosa que le comento después Sorrento) por gracias o desgracia ocurrió justo cuando el "invierno" llega a su tierra, ahí el sol desaparece por 30 días, por lo que no le pareció extraño. Es como si el destino no quisiera que tomara su cargo como general del Atlántico Norte.

¿Listos?

¡Si señor!

Bien ¡Ataquen!

No fue hasta casi un año cuando comenzó a tener sueños extraños, en ellos veía el templo submarino, el reino del Dios Poseidon,  era tan imponente y majestuoso que lo cautiva, pero siempre todo terminaba en guerra, unas sombras extrañas atacaban el lugar, arrasando con todo, en sus sueños veía a unos sujetos vistiendo armaduras, tan brillantes como el sol, luchaban contra esas cosas ya que saben que si pierden todo el océano y el mundo estará perdido.

Los sueños se repetían una y otra vez hasta que en una de estas logró ver a unos de esos caballeros...¡Era él! Portando las escamas de Dragón Marino, ese era su destino, luchar en esa guerra para salvar al mundo.

¡Jajaja, no exageras!

Esa mañana se la paso entrenando a las Marinas bajo su mandó, justo en ese momento los había hecho morder el polvo. Desde pequeño había entrenado para ser un guerrero en su tierra, por lo cual era muy bueno.

Hola Io, Kasa, tienen que estar preparados para todo, si no son fuertes no podrán defender al Emperador.

No te preocupes tanto, los dioses están en paz, pueden relajarse.

Aseguro el camaleón andante.

Unity intento sonreír, más había algo que le decía no sería así.

Tienen que estar listos.

Sentenció antes de seguir entrenando a sus soldados.

el precio de tu perdón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora