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Después de unas horas en el auto, llegamos a un acantilado apartado de la ciudad. No hemos hablado mucho desde que llegamos, estamos sentados, comiendo un poco de todo lo que compro. Mirando la hermosa vista y el reflejo del cielo en el agua, le pone un poco de brillo a la noche. Estar aquí alejada de todo, lejos del ruido, solo escuchando el sonido del agua, el viento moviendo algunos árboles, me hace sentir tan segura, quita mis miedos y vacía mi mente. Estoy aquí apreciando todo lo que me rodea, y sonriendo por que al menos por esta noche tendré un poco de paz.

—¿Tienes frío?—pregunta el chico a mi lado, niego con la cabeza—Gracias por la compañía de esta noche, pensé que iba a estar solo.

—Está bien—contesto sin mirarlo—gracias por todo—continuo después de un tiempo.

—Fue un placer—dice, volteo a verlo y está sonriendo.

Nuestras miradas se juntan y no puedo evitar apreciar sus lindos ojos verdes, una pequeña sonrisa también se dibuja en mis labios, se ve tan bueno. Desconecto nuestras miradas y me centro en comer todo lo que trajimos. No sé qué horas son, pero empiezo a ver que el sol está saliendo. Mi tiempo de trabajo ya acabo, me paro y el hace lo mismo.

—Em... ¿podrías llevarme a casa?—pido un poco apenada.

—Claro—responde con entusiasmo, se para y guardamos todo subimos al auto y salimos hacia la carretera.

Estoy tan cansada, que recuesto la cabeza en el asiento y cierro mis ojos. Inconscientemente me quedo dormida no sé por cuanto tiempo pero cuando el dolor de cuello me despierta veo que el carro ya no está en movimiento. Me encuentro sola en asiento del copiloto, y no se dónde carajos estoy. Miro a mi alrededor en busca de algo que me lo indique, pero solo veo verde, y la carretera a unos pocos metros. Bajo del auto y veo a Andrew sentado en el baúl del auto comiendo unas frituras. Me acerco poco a poco y nota mi presencia.

—Buenos días—saluda regalándome una sonrisa, que devuelvo para responder.

—¿Dónde estamos?—me animo a preguntar.

—Aún no hemos llegado, solo pare para descansar.

Entendía lo que decía lleva horas sin dormir, así que no dije nada. Aun seguía sin saber la hora, pero seguramente hoy no alcanzaría a entrar a clases -tampoco me quejaba-. Me hizo espacio para que me sentara a su lado y así fue. El aire que respirábamos era bastante limpio, y todo demasiado hermoso a mi alrededor.

Estaba inquieta y sabia la razón. No había consumido nada desde que salí de casa y la necesidad de hacerlo me ponían ansiosa. Intente disimular para no quedar mal con el chico que me acompañaba. Puse mis pensamientos en otro lado, y me dediqué a comer todo lo que podía. Vi como Andrew se llevaba las manos a sus ojos y los bostezos eran frecuentes.

—Yo puedo conducir, digo si quieres—hablo entre dientes.

—¿Tienes licencia?—inquiere con una sonrisa.

—No, pero se hacerlo.

—Es mejor no meternos en problemas, yo conduciré—responde muy amable, y yo solo asiento.

Tomo aire hasta llenar mis pulmones y lo suelto, aprovechando que estoy en medio de la nada y con aire fresco. Desde que me dormí he tenido ganas de ir al baño, pero no he ido, por pena. No sé cómo alejarme a hacer en algún árbol sin que él se dé cuenta. Tal vez él fue mientras dormía, así que porque no hacer lo mismo.

—Deberías dormir un rato—le sugiero, y él pone su mirada sobre mi—no me molesta esperar.

Asiente y responde con un ''Ok'', y sube de nuevo al auto. Veo como baja su silla y se acuesta en ella. Espero unos minutos y me asomo lo observo dormir, se nota que estaba cansado. Me alejo y me escondo detrás de unos arbustos no muy lejos de donde estaba y hago mis necesidades, mirando a los lados, con miedo de que alguien me vea. Acabo y me acomodo el vestido, junto con la chaqueta. Caigo en cuenta de que mi celular está en el bolsillo, no lo reviso desde que llegue a la casa del tío de Andrew.

LUMINISCENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora