El dolor de cabeza es insoportable y los mareos cuando intento ponerme de pie amenazan con tirarme. No sé dónde me encuentro, solo logro captar unas pocas imágenes de lo que pasó la noche anterior. Masajeo mi cráneo, esperando que el dolor pare en un intento inútil. Ya de pie miro el lugar donde estaba, y me percató del celular que esta tirado bajo el sucio sofá. No soy la única, hay gente tirada en la alfombra, otros sobre las mesas y donde sea que haya espacio.
Recojo mis cosas mirando la hora -son casi las cuatro de la mañana- y los cincuenta mensajes y llamadas de mi hermano, no me molesto en contestarle ya que voy en camino. Tampoco tengo ganas de escuchar sus regaños y gritos de por qué no dormí en casa. Salgo de ese espacio procurando no molestar a nadie y camino abrazándome, gracias a la helada brisa que me recibe apenas me largó. El sol hasta ahora se está poniendo y las calles por donde ando están en pura soledad. La cabeza me sigue martillando y es insoportable.
Hoy es domingo, por lo tanto, puedo dormir todo el día. Mi mirada se centra en la puesta de sol y miro el cielo aun gris. Alguien llega por detrás y me tapa los ojos con las manos.
—¿Quién soy?—reconozco el tono de voz que me habla al oído.
Piso la punta de su pie y quita sus manos de mi cara, soltando un gruñido. Yo sigo caminando, ignorando sus quejas.
—¡Oye! ¿por qué siempre me terminas golpeando?—reclama Aaron a mis espaldas.
—¿Por qué siempre dices estupideces?—pone una mueca con mi comentario.
—Ja, ja, ja que graciosa—dice con ironía.
—No era un chiste—respondo encogiéndome de hombros.
Me percato de la hora otra vez, es de madrugada no es normal ver a nadie a esta hora y menos a Aaron. Su casa tampoco queda por el camino que voy.
—¿Qué haces aquí?—inquiero, mientras saca su móvil, marca y se lo lleva a la oreja ignorando mi pregunta.
—La encontré—contesta en el teléfono le dicen algo que no puedo escuchar y cuelgan—Tu hermano puso un radar de búsqueda por todo el mundo, y ¿adivina quién se ganó la recompensa?
Se acerca a darme un beso y lo aparto empujando su cara. Me molesta que Jayden me trate como si fuera una niña pequeña que no supiera cuidarse. ¡Soy mayor que él! al parecer no lo tiene claro. Yo no le reclamo cada vez que sale o no llega a casa. Yo puedo estar donde quiera y hacer lo que me plazca porque desde que nací la única figura de autoridad que tuve fui yo.
Aaron me acompaña hasta casa, pasando por alto cuando le dije que no era necesario. Al llegar veo a mi hermano parado en la puerta, con una mirada de desaprobación. Abre la boca para reprocharme, pero levanto mi mano, para que notara que no quería escucharlo. Paso a su a lado y lo ignoro totalmente. Voy a mi habitación y prendo el estéreo el lugar se llena con las notas de Lithium. Voy por un rollo de marihuana que esta entre una de mis chaquetas y lo prendo. La música y la droga me relajan hasta no saber ni donde estoy.
...
Abro los ojos, no se cuando me dormí o si en verdad lo hice, porque me siento más cansada y con dolor de cuello. Me levanto y me encamino al baño me lavo la cara y me mi reflejo no es muy alentador. Mi cabello negro desordenado y enredado, las ojeras bajo mis ojos eran muy notorias y había un tinte rojo que acompañaba el negro de mis ojos. Era pálida y muy pocas veces había visto color en mi cara. Mi estomago rugió aclamando comida, habían pasado siete horas desde que llegue. Lavo mi cara y bajo en busca de algo que comer. Veo cajas de comida en el sofá y eso me alarma, solo pedimos comida cuando es necesario o cuando viene...

ESTÁS LEYENDO
LUMINISCENCIA
Fiksi RemajaEntre el caos, se escucha un frágil grito de paz. Entre los problemas, sentimos una floja mano de ayuda. Entre la oscuridad, una luz débil pero visible. Ese rayo de esperanza que se necesita para sobrevivir y eso es lo que le trae vida a una histori...