Todo era bastante aburrido, tenía mi cabeza recostada sobre la palma de mi mano mientras el profesor de literatura hablaba sin parar. Me iba a quedar dormida en cualquier momento y así fue, hasta que Susan tiro de mi brazo y mi cabeza cayo haciéndome despertar. La mire mal y me señalo el salón, me di cuenta de que ya todos se estaban parando para irse. Tome mis cosas y las guarde en mi mochila salí acompañada de Susan.
—¿Puedo decirte algo?—pregunto, estaba nerviosa y algo la preocupaba podía darme cuenta por las expresiones de su cara y desde que la conocía nunca la había visto de esa manera.
—Claro, ¿Cuándo no lo haces?—bromeé, para alegrarla un poco y mostro una pequeña sonrisa, pero no lo que esperaba.
—No te vas a enojar, promételo.
Antes que pudiéramos responder un grupo de chicos paso corriendo, empujándonos con ellos y haciendo caer los útiles que mi amiga tenía en sus manos. No sé por qué no me sorprendió ver a Jayden entre ellos. Los descerebrado de él y sus amigos al darse cuenta de lo que causaron ayudaron a recogerlo todo.
—A veces me pregunto dónde estarán sus inexistentes cerebros—insulto y se hacen los ofendidos.
—Esta junto al tuyo, hermanita—responde mi hermano haciendo que todos un <<uh>> al unísono.
Le saco el dedo corazón, y al parecer mi reacción le hace gracia. Tomo el brazo de mi amiga para irnos, pero una vez media vuelta choco con un hombre alto y barrigón. Ya veo por qué la burla de Jay en eso momentos. Ahora gracias a él estoy en problemas ¡Genial! era lo que faltaba.
—Director Hood, que bien se ve hoy—alaga mi hermano.
El director le da una mirada tierna y se borra cuando sus ojos se posan en mí. Pongo una cara inocente y le regalo mi mejor sonrisa. Aun con su cara de estrés, mueve la mano y me invita a seguirlo. Lo hago y llegamos a su despacho, un poco anticuado para mi gusto.
—Señorita Jones—pronuncia mi apellido y yo solo me dedico a asentir—No me gusta las actitudes que ésta tomando en mi escuela, me parece una falta de respeto y demasiado vulgar para una dama.
—¿Qué puedo decir? no me criaron como a una dama—respondí haciendo énfasis en la última palabra.
Niega con la cabeza, va a su escritorio. Lo veo buscar algo entre unos papeles y finalmente saca una hoja. Logro reconocerla, no es la primera vez que la veo. Lee el reporte en su mente, y levanta la mirada y se fija en mí.
—Un día completo de inasistencia, y no tengo ninguna excusa por tu madre—reclama, y se ve cansado tal vez de repetirme continuamente lo mismo.
—Se la traeré cuando pueda—prometo con una falsa sonrisa mientras me paro—ahora, si me disculpa tengo clases las cuales necesito adelantar.
Me paró e intento acercarme a la puerta, lo oigo soltar un suspiro pesado. La voz del director me detiene:
—¿Puedo saber la razón, por la cual falto ayer?
—Asuntos personales—concluí la conversación y antes de que siguiera preguntando salí del despacho.
...
La semana siguió sin nada interesante, estaba agotada por todo, definitivamente el colegio era una tortura. Lo único raro era no ver a Susan hablando sin parar y dándome dolores de cabeza. Ahora faltaba algunas clases, tampoco parecía un loro mojado -extrañaba eso de ella- un comportamiento extraño en ella. Salíamos a las tres de la tarde -faltaba poco- tenía viernes, sábado y domingo para hacer lo que se me viniera en gana.
Jayden también estaba un poco alejado, desaparecía y aparecía al día siguiente, aunque eso ya había pasado antes, por esa razón no me preocupaba. Llegaron las tres y por fin era libre. Fui solo hasta casa y tomé una larga siesta.

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LUMINISCENCIA
Roman pour AdolescentsEntre el caos, se escucha un frágil grito de paz. Entre los problemas, sentimos una floja mano de ayuda. Entre la oscuridad, una luz débil pero visible. Ese rayo de esperanza que se necesita para sobrevivir y eso es lo que le trae vida a una histori...